La Ciudad de México es una sitio garnachero. Hacia dónde uno voltee encontrara el puesto de gorditas, pambazos y quesadillas. No es para menos. Entre pobladores y la gente que viene de entrada por salida de otros estados a trabajar a la capital, sumamos casi 21 millones de personas. Por eso las opciones de comida callejera son incontables.Recordemos que, como explicamos en una publicación anterior, la garnacha es toda comida callejera guisada generalmente con maíz, en comal y frita en aceite o manteca. Por esta razón es muy rápida su preparación y muy fácil de comer, sobre todo en las noches después de beber unos alcoholes y si uno quiere algo diferente a los tacos.
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Por eso salimos a buscar puestos ambulantes y changarros dónde comer buenas garnachas nocturnas en esta ciudad, que siempre tiene pretexto para trasnochar.
Garnachas en el mercado de San Camilito
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Cuando me da la orden de cuatro me advierte: "Se come con los dedos. No le vayas a hacer como otra persona que vino el otro día y quería un tenedor". Para nada puedo ofender a una garnacha así. Es básico comer con la manos y chupar los dedos si en verdad gustó.La salsa absorbida por la tortilla en el proceso de freído deja un gusto picoso en el paladar, de esos que estimulan las papilas y provocan comer más. La manteca potencia el sabor del maíz y la papa con cebolla ya mezclada con la carne de res. Es inevitable chupar los dedos y sonreír de gusto. Es uno de los secreto mejor guardados de Garibaldi.
Sopes de la Güera en Héroes del 57
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Luego que Isela cuece la tortilla en el comal, la pasa a la Güera que la sumerge en la manteca caliente hasta que queda frita. Agrega una cucharada de frijoles molidos, después un poco de salsa verde, lechuga y cebolla: el sope está listo. Doy la primer mordida y los sabores del maíz y la manteca juegan en mi paladar al igual que los frijoles. Aún así le falta algo. Sirvo un poco de salsa roja preparada con chile de árbol y cacahuate. El picante complementa al maíz y al frijol. Es la triada perfecta. Aunque quema la lengua, no es suficiente como para dejar de comer la garnacha.
Flautas ahogadas en El rey de la ahogadas
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Y pensar que el local nació en 1963 como una rosticería. Al paso del tiempo introdujo antojitos mexicanos para compensar el bajo consumo de pollo rostizado que registraron cuando en los 90, tras la firma del Tratado de Libre Comercio, llegaron a la capital del país los establecimientos gringos de fast food. Si en ese momento alguien le hubiera dicho Laura, la dueña, que las flautas, la última garnacha que incluyó en su menú, sería lo que mantendría a flote su negoció, no lo hubiera creído.Hoy hasta experimentan con el relleno. Hay de pollo, de carne, de pastor, de jamón con queso, de frijol. Combinarlas en un plato es redescubrir las posibilidades de esta garnacha.
Quesadillas fritas en Antojitos Mexicanos Angie
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Hace 20 años un matrimonio decidió paliar las consecuencias de la crisis económica instalando de jueves a domingo un puesto para vender quesadillas, tacos dorados, pambazos y gorditas en la acera norte del Eje Central, a un costado del Salón Tropicana, en Garibaldi. Y tan bien les ha ido que hace un año decidieron emplear a Maribel, su hija Cecilia y a su esposo David para que se hicieran cargo del negocio por completo. Así que David prepara los guisados —qué talento tiene para sazonar la tinga de pollo y los champiñones—, Cecilia las salsas —la roja es su especialidad— y Maribel las quesadillas, desde el amasado con masa de tortillería, harina de maíz y sal, hasta el freído en su pequeño estanque de aceite donde las garnachas burbujean como si estuvieran en plena fiesta de jacuzzi."¿Y por qué sus quesadillas parecen empanadas?", le pregunto al ver que su antojito no va en una tortilla doblada, sino que la masa cruda envuelve el guisado antes de entrar a la grasa hirviente. Para agregar los complementos debe abrirla con un cuchillo. "Porque son quesadillas fritas y no son de Veracruz donde sí les llaman empanadas", me responde con mirada de desconcierto. "Además no llevan harina de trigo". Otro tema que discutirán aquellos que no aceptan a la quesadilla sin queso.
Pambazos en El Pambazo loco
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"Mi mamá siempre los vendió así, diferentes", me cuenta Paty. "Empezó con los de chicharrón, picadillo, papa, cochinita, que fue hace más de 37 años. Cuando quisimos experimentar, para no estar igual que todos, probamos los de arrachera, T-Bone, Rib-eye, salmón, pierna, lomo, cochinita. Lo nuevo es el vegetariano, un pambazo con un hongo portobello relleno con queso o con atún. Exquisito".Para el pambazo de chicharrón prensado, primero la mujer sazona en la plancha la carne. Para que tenga un mejor sabor le agrega en la cocción un cucharón de su pozole que, cabe decir, ha ganado varios concursos. Una vez que rellena el pan y le baña en salsa, lo introduce en el aceite para que se fría. Después lo completa con lechuga y crema. Desde la primera mordida, este antojito llena a la boca de una fiesta de sabores.
Tostadas de guisado en Bucareli y Artículo 123
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Hoy los comensales que buscan sus tostadas y tacos son los empleados de hoteles y casinos cercanos, algunos periodistas de guardia, mariachis perdidos, borrachos de fin de semana y de ocasión y, en general, empleados nocturnos de las colonia Juárez y la avenida Reforma.A simple vista las tostadas no causan ninguna expectativa, por eso son una gran sorpresa para cualquier devorador de garnachas. El queso que desmorona sobre las de tinga de pollo les dan un toque cremoso, pero nada se compara con la tostada de chile relleno. Como si de un taco se tratara sirve una base de arroz y luego corta en varios pedazos el chile capeado que guarda en su interior queso panela. Para nada es picoso y eso es una gran ventaja porque así uno puede probar la variedad de salsas con las que cuenta, sobre todo la macha con ajo. Para completar el munchies, un café de banqueta. Queda uno listo para la siguiente borrachera.
Gorditas de Sevilla
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Sin embargo, las especiales son la verdadera innovación, un aporte a la garnachería mexicana. La combinación de carnes y otros ingredientes hacen que este antojito fusione dos comidas de calle: el taco y la gordita. La azteca por ejemplo, es de chicharrón prensado que luego de ser abierta le agregan carne al pastor con queso y piña. Por supuesto va su jardincito de cilantro y cebolla. O la chilanga, que también es de chicharrón y se le añade suadero y pastor. Hasta hay una hawaiana con jamón, queso y piña.Lo que completa el sabor de las gorditas son las salsas, presentadas en enormes molcajetes. Sobre todo la de chile morita, que es tan buena que a muchos nos revive durante la cruda. Otra es de habanero y no falta la clásica verde.Nada como comenzar temprano la fiesta y comer algo mantecosa y sustancioso para llegar a casa con la sensación de no estar tan borracho.
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