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Comida

En Estados Unidos la nueva cultura de la comida tiene un problema de razas

Natasha Bowens— granjera, activista y autora del libro The Color of Food— ve algo perdido en la cultura de la comida y en la idea de la granja a la mesa.

Cuando se piensa en el creciente movimiento de los alimentos, ¿qué es lo que viene a la mente? ¿Un patio trasero con entusiastas de pollo en Portland? ¿Chefs de la granja en la mesa de desplume con tiernos racimos de perifollo de sus restaurantes en el jardín de Berkeley? O tal vez se piensa en un agricultor en el Medio Oeste, hundiendo sus manos en el suelo para cosechar las papas que cr¿de qué color son esas manos? Si son blancas (aunque estén manchadas de tierra), entonces tu proceso de pensamiento es probablemente un reflejo de cómo la agricultura y –hasta cierto punto– todo el sistema de alimentos, tienden a ser retratados: como un campo que carece casi completamente de diversidad, que margina constantemente a innumerables agricultores, chefs y empresarios afroamericanos, latinos y asiáticos del país.

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Esa es la tesis, al menos como la presenta Natasha Bowens, una defensora de los agricultores y de la justicia alimentaria con sede en las afueras de Washington, D.C. Ex organizadora de base cuyo trabajo se enfoca en las cuestiones ambientales, la salud, y la justicia social, Bowens finalmente se centró en los sistemas alimentarios y se estableció en el oeste de Maryland, donde comenzó a cultivar su propia comida. Al cruzar su camino con cada vez más agricultores y activistas, Bowens dice, se dio cuenta de que una gran demografía estaba ausente de la conversación: la gente de color.

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Daniel Whitaker, granjero en Tillery, North Carolina.

"De la semilla a la mesa, la industria de alimentos controlada por las corporaciones de este país está llena de discriminación, opresión y negación de derechos", escribe en su página web, The Color of Food. "El derecho a una alimentación saludable, el derecho a la tierra, el derecho a un medio ambiente limpio, y el derecho a la igualdad de oportunidades para el éxito y el sustento de los agricultores no son lo suficientemente alcanzables".

En respuesta al lavado de color que vio repetidamente en su campo de estudio, Bowens desarrolló un proyecto multimedia en 2010, la pieza central de su nuevo libro The Color of Food, que busca mostrar el movimiento de los alimentos con toda su diversidad. Viajando por todo el país y reuniéndose con grupos como la Black Farmers and Agriculturists Association y la Traditional Native American Farmers Association, fue como Bowens encontró a los agricultores que presenta en su libro en retratos de color que abarcan una página completa acompañados por ensayos. MUNCHIES habló con Bowens acerca de la tergiversación del movimiento de alimentos.

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MUNCHIES: Hola, Natasha. Dinos, ¿cómo se convirtió esto en el trabajo de tu vida? Natasha Bowens: Estaba organizando en las comunidades, en los campus universitarios, estaba cortejando a las organizaciones estudiantiles, para realmente conseguir una perspectiva amplia de todas estas cuestiones que le preocupan a la gente en todo el país. Pensé que había un tema en particular, que estaba vinculado con nuestra salud, con temas de justicia social y con el medio ambiente, y ese era la comida.

Empecé a sumergirme en el movimiento de los alimentos, trabajando en las granjas urbanas y en los jardines comunitarios. Empecé a trabajar en el mercado de los agricultores locales. Empecé a cultivar mi propia comida, a asistir a conferencias, a leer toneladas de libros. Fue ahí que me sumergí en el movimiento de la agricultura, y empecé a notar las desigualdades. Me di cuenta de que se trataba de un movimiento muy exclusivo: todo esto de los alimentos integrales, lo orgánico, los alimentos frescos, la comida local. Y pensé, ¿dónde están representadas las personas de color?

Empecé a conectar las desigualdades con lo que la gente llama el movimiento de justicia alimenticia en cuanto a tener acceso a alimentos frescos, también a los altos índices de diabetes y otras enfermedades que tienen mayor impacto en las comunidades de color. Empecé a notar que estas desigualdades en la representación del movimiento de alimentos tenían sus raíces en las desigualdades y la discriminación dentro del sistema. Sin embargo, en todos los libros, en todas las conferencias a las que estaba asistiendo, las personas de color no estaban siendo representadas. Sus voces no eran escuchadas, a pesar de que estaban siendo mayormente afectadas por el sistema alimentario fallido.

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A un nivel muy personal, empecé a sentirme poco identificada por ser una mujer de color, cultivando, cuando la imagen típica de un agricultor es un hombre blanco. Tenía muchas ganas de encontrar solidaridad y argumentar que también pertenecemos. Ese fue el impulso para echar a andar The Color of Food.

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Sulina o Sulina & Bay's Farm en Portland, Oregon.

¿Puedes ahondar un poco en cómo crees que el movimiento de alimentos es retratado en la actualidad? Las pocas veces que se representa a la gente de color, cuando hablamos de comida o de agricultura, se trata de los trabajadores agrícolas, los trabajadores migrantes, el acceso a los alimentos, la inseguridad alimenticia –muestran a las comunidades de color en fila en el mercado de los agricultores con sus cupones de alimentos. Pensé que en verdad es una injusticia porque nuestra narrativa de comida es mucho más rica que eso.

Además de crear conciencia sobre los problemas de las desigualdades y la injusticia, también quería celebrar y honrar a los agricultores que están ahí fuera, justo al lado de los agricultores mainstream exclusivos, y hay comunidades en todo el país: comunidades nativas americanas, comunidades asiáticas, comunidades hispanas y comunidades negras que están, y han estado, cultivando. Entrevisté a muchos agricultores que han estado en su tierra durante cientos de años, que cultivan orgánicamente desde antes de que existiera la palabra. Sus fincas se heredan a sus familias, al igual que nuestra típica granja familiar americana. Un agricultor, el Sr. Gary Grant en Tillery, Carolina del Norte, dijo: "También somos agricultores familiares ¿por qué no nos llaman agricultores familiares? Somos agricultores negros. Ese es nuestro sello. Pero también somos agricultores familiares".

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Dices que tu trabajo es político. Al ser una persona de color, el cultivar y tener soberanía sobre mi comida y de donde proviene es un acto político. Un acto revolucionario –estar aquí cultivando, sirviendo a la tierra de una manera respetuosa con el medio ambiente, administrar nuestros propios negocios, tener nuestra independencia propia, tener soberanía sobre nuestras propias semillas, sobre nuestros alimentos.

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Natasha Bowens.

Dices que nuestro sistema alimentario es fallido. ¿Por qué? Los agricultores están perdiendo sus tierras y quedan fuera del negocio debido a las corporaciones que están patentando semillas. Luego tenemos a los nuevos agricultores que no pueden obtener tierras, y tenemos agricultores existentes y veteranos que están perdiendo sus tierras debido a la discriminación, y debido a las barreras en el sistema USDA. Existe injusticia con las personas que están cosechando alimentos –a los trabajadores agrícolas de alimentos, así como a los agricultores, no se les paga un salario digno y justo. Luego tenemos cosas que le rocían a nuestra comida, la comida se distribuye injustamente: vemos que la comida genial y sana se va a las comunidades de altos ingresos, y no a las comunidades de color. De la semilla a la mesa, tenemos tantos problemas con nuestro sistema. No es sólo fallido. Creo que si cavas lo suficientemente profundo, se puede encontrar la injusticia. Ni siquiera tienes que cavar tan profundo.

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Luis Castañada de la granja SOLAR enf Chaparral, New Mexico.

Con tu libro, buscas demostrar que nuestro sistema de alimentos es mucho más diverso de lo que se reconoce comúnmente. ¿De qué otra manera crees que algunas de estas injusticias se puedan corregir? Creo que el primer paso es empezar a tener conversaciones realmente difíciles. Hay reuniones intencionales en todo el país llamadas: "Desmontando el racismo del sistema alimenticio" y ahí se reúnen una gran cantidad de activistas y agricultores del movimiento de alimentos. Realmente ayuda que todos estén en una habitación y empiecen a armar planes para abordar estas cuestiones a nivel de todo el sistema.

También tenemos que empezar a poner gente en posiciones de poder. Hay un granjero al que entrevisté, Renard Turner, de Virginia. Él se quejaba de cuánto tiempo tarda el ganar liderazgo como granjero negro en el estado de Virginia, y ahora, este año, acaba de ser electo como presidente de la Virginia Biological Farming Association. Ejemplos como el suyo son los pasos en la dirección correcta.

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¿De qué manera esperas que los lectores se beneficien con este libro? Hay mucho que espero que salga de este libro, y va a depender de la persona. Alguien que tal vez no estaba al tanto de los agricultores de color, o de cuánto los agricultores de color contribuyen a la agricultura –me encantaría que lo tomara y que el libro le haga entender. Me encantaría que un joven de color que puede estar pensando en la agricultura, o puede estar pensando en unirse al movimiento de alimentos de alguna manera, tomara el libro y realmente pensara: Oh, este es un lugar para mí. No había visto mi cara aquí, no había sentido que este era un espacio para mí, y ahora sé que lo es. Espero que otros agricultores de color que están por ahí en busca de solidaridad y en busca de poder en grandes cantidades se puedan encontrar aquí, porque generalmente es muy difícil dar un paso adelante cuando tienes tantos aros encima que saltar, sólo para estar de pie al lado del agricultor hombre blanco. Espero que el libro realmente haga avanzar todas estas conversaciones.

Gracias por hablar conmigo, Natasha.