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Hay células cerebrales que te avisan cuándo dejar de beber

La mayoría de los bebedores batallan con la decisión de irse a dormir o seguir de fiesta. La ciencia empieza a comprender por qué el cerebro susurra siempre “una más”.
Photo via Flickr user Slava

"Una más, solo una más", dice una vocecita en tu cabeza. Saliste para beber y has llegado justo a ese punto donde tienes una buena borrachera y sabes que el daño será mínimo al día siguiente; es momento de parar.

Aún así la voz persiste. Te dice a tí, y a millones de jóvenes bebedores, que continúen, insistiendo que viene mejor. Pero no. Lo siguiente que sabrás es que has llegado al punto de no retorno conocido como ebriedad, y cualquier oportunidad de ser productivo mañana se evapora más rápido que el licor en tu aliento.

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Mientras que la mayoría de los bebedores han experimentado esta desafortunada batalla interna, la ciencia finalmente empieza a comprender por qué el cerebro humano, diseñado para protegernos de tomar decisiones estúpidas, continúa susurrando "una más", cuando ya estamos a punto de embriagarnos.

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Investigaciones previas han ayudado a los psicólogos a comprender qué partes del cerebro son responsables de este aparente fallo del comportamiento humano, y ahora, un artículo publicado en el diario Biological Psychiatry arroja luz sobre las células cerebrales específicas que se relacionan con el estado de embriaguez.

Investigadores del Texas A&M Health Science Center College of Medicine han descubierto que la activación de un receptor de la dopamina llamado D1 "determina si una bebida conduce a otra". Con base en esa investigación, lograron construir una mejor idea acerca de cómo las células D1 interactúan con las neuronas D2 "buenas", cuyo trabajo es decir "¡Detente ahora mismo, muchas gracias!".

"Las neuronas D1 son llamadas de manera informal parte de una vía "dispuesta" en el cerebro, mientras las neuronas D2 son parte de una vía "indispuesta", los autores del estudio afirmaron en un comunicado de prensa. "En otras palabras, cuando las neuronas D2 se activan, disuaden la acción, diciéndote que esperes, que pares, que no hagas nada".

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Lo que descubrieron es que el alcohol no sólo acelera las células "dispuestas", también apaga las vías "indispuestas", o sea, incluso en personas que no padecen de alcoholismo, las neuronas D2 se desactivan y nada nos limita beber. Por eso quedamos atrapados en un "círculo vicioso".

"Piensa en el comportamiento de embriaguez que tienen tantos jóvenes adultos", comenta la autora Jun Wang. "En esencia, probablemente están haciendo lo mismo que hemos demostrado que inhibe las neuronas llamadas "dispuestas" y que contribuye a un mayor consumo de alcohol".

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Sin embargo, Jun y su equipo fueron más allá con su estudio al manipular la actividad de D2 en animales, y de hecho fueron capaces de disminuir la ingesta de alcohol, añadiendo que "entre más neuronas D2 estén activas, es probable que el efecto sea mejor".

Si bien estos resultados están limitados a los ratones, Wang y su equipo evidentemente trabajaron con el comportamiento humano en mente y buscando posibles tratamientos para el alcoholismo y el consumo desmedido de alcohol en el futuro. "Esa es la meta final", dijo Wang. "Ojalá estos descubrimientos eventualmente puedan ser usados para tratar la adicción al alcohol".

Ya veremos… Tal vez un día serás capaz de silenciar esa vocecita molesta simplemente presionando un botón conectado directamente a tus células D2. Pero hasta entonces, sólo puedes confiar en tí.

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