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Cómo fue que 'Jurassic Park' casi provoca que se extinga el róbalo chileno

Las películas pueden tener un impacto negativo en el mundo animal de maneras inesperadas. Aunque es poco probable que el róbalo chileno haga otra aparición en Jurassic World, tal vez todos deberíamos estar tranquilos por el hecho de que los dinosaurios...
Hilary Pollack
Los Angeles, US

Deja que te lleve de vuelta a Jurassic Park en 1993 –la primera película en una serie que rinde homenaje a todas las cosas prehistóricas (así como al genio surrealista Wayne Knight) justo a tiempo para el lanzamiento actual tan esperado de Jurassic World.

Cierra los ojos, saca tu Doc Martens, y huele el polvo de la cinta VHS mientras recuerdas esta nostálgica escena: Resonaron los frenéticos y escandalosos mugidos de la vaca mientras la levanta una grúa y la deja caer detrás de un dosel de palmeras que se sacuden violentamente, solo para ser alimentada a los depredadores invisibles y antiguos que esperan su bocadillo de media mañana. Mientras esto sucede, el Dr. John Hammond, director ejecutivo y creador de Jurassic Park, al parecer la ve tan deliciosa que se descubre pensando en el almuerzo. "Alejandro nos preparó una deliciosa comida. Róbalo chileno, creo", declara Hammond. Basto con esta línea para alterar las despensas de los comensales de todo el mundo. En una noche, la atención mundial se desplazó hacia el habitante desconocido que vive bajo el agua, el róbalo chileno.

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El cameo minúsculo atrajo de manera evidente a los comensales, algunos afirman que la breve mención en la película exitosa en taquilla fue un contribuyente principal a la sobrepesca tempestuosa e insostenible del róbalo chileno hace dos décadas. Bueno, incluso hay una cuenta de Twitter para el ficticio Chef Alejandro. Con el lanzamiento de la cuarta entrega de la franquicia, decidimos echar un vistazo hacia atrás y averiguar si una película puede realmente conducir a la puesta en peligro de una de las grandes criaturas de Dios. En primer lugar, vamos a responder a esta pregunta urgente: ¿qué es exactamente el róbalo chileno? Bueno, al parecer las personas de comerciales que le hacen el marketing a Crystal Pepsi no le llegan a los talones a los tipos que comercializan róbalo chileno. Hilarante, el pez en cuestión no es una especie de róbalo y tampoco es necesariamente chileno.

De acuerdo con el Departamento de Comercio de Estados Unidos, es "una especie de aguas profundas, también conocida como merluza negra, capturada en aguas oceánicas sureñas cerca y alrededor de la Antártida". Cada pez puede vivir hasta 50 años y puede llegar a pesar más de 90 kilos. Tiene carne blanca y dulce, y se ha convertido en un manjar acogido por chefs de todo el mundo –particularmente los japoneses como Nobu Matsuhisa, quien es famoso por su variedad de fusiones de pescado. A finales de los años noventa y a principios de los años dos mil, el róbalo chileno pasó de ser prácticamente desconocido a ser el más elegante de los peces, y se sirve en los restaurantes de lujo en todo el país.

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Como resultado, se acabaron los róbalos chilenos. Por ello, grupos ambientalistas se unieron a los chefs para una campaña titulada "Take a Pass on Chilean Sea Bass" ("No consumas róbalo chileno"), que animaba a que los chefs excluyeran a estos peces de sus menús hasta que las poblaciones se recuperaran. Hoy en día, el róbalo chileno no está en peligro, pero es vulnerable. En palabras de los expertos, "la gran cantidad de pesca no declarada, producto de la pesca ilegal de este valioso pez, ha vuelto difícil ejercer una gestión eficaz". El cultivo legal en el área de gestión de la Antártida es supervisado por la Comisión para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos, la que ha descubierto que algunas pesquerías actúan de manera legal y responsable, pero muchas otras no. Soy un poco reacio a mezclar metáforas entre varias franquicias de Hollywood, pero digamos que un sinnúmero de pescadores sin escrúpulos han sido atrapados al conseguir su Captain Jack Sparrow.

Photo via Flickr user Richard Lee

Chilean sea bass. Photo via Flickr user Richard Lee.

Ahora bien ¿por qué las cosas se pusieron tan locas durante el cambio de siglo? ¿la merma del róbalo chileno en verdad se debe a Jurassic Park? No hay manera de saberlo a ciencia cierta, pero tampoco hay que descartarlo. Las películas pueden causar grandes problemas para la vida animal. ¿Crees que estamos locos? Vamos a llamar tu atención al Anexo A, el dálmata. No es ningún secreto que nuestro compañero con manchas, el dálmata, puede ser una gran responsabilidad una vez que llega a la edad adulta, pero eso no impidió que los hogares no informados en todo el país salieran en manada ansiosos a adoptar un número incontable de ellos después del estreno de 101 Dalmatians en 1996. De hecho, los refugios de animales en todo el país reportaron un aumento del 300 por ciento en sus poblaciones dálmatas un año después del lanzamiento de la película.

Cuando se le preguntó sobre el asombroso aumento, el vocero de control de animales, John Zobler, dijo que los funcionarios habían intentado, sin éxito, disuadir a los hogares del impulso de comprarlos y añadió lo siguiente: "Tengo que atribuir algo de eso a la película". ¿Necesitas otro ejemplo? ¿Qué tal si llamo tu atención a lo que podría muy bien ser considerado el abuelo cinematográfico del maltrato animal y de puesta en peligro de extinción, Jaws. El thriller de 1975 –que celebró su 40 aniversario este año– cautivó a todo el mundo y, con gran eficacia, creó el éxito del verano con su interpretación violenta del gran tiburón blanco.

La película también convirtió en villanos de manera efectiva a los tiburones de todo el mundo y dio lugar a una disminución de la población de las especies de tiburones en la costa este de Estados Unidos en un 50 por ciento, con algunas especies disminuyendo hasta en un 90 por ciento. Decenas de torneos de pesca de tiburones aparecieron a raíz de la película, y los pescadores de todo el mundo estaban ansiosos por mostrar su valentía con los trofeos de aleta de tiburón. Estaba muy lejos de la mentalidad que había prevalecido antes del lanzamiento de la película, cuando "existía la percepción de que los tiburones nunca habían atacado a un ser humano", dijo el director del Programa de Florida para la Investigación de Tiburones, George Burgess. Luego está el pez payaso.

Cuando se estrenó Finding Nemo en 2003, las ventas de pez payaso se dispararon. Los peces payaso ya eran populares, pero la película incrementó el deseo de los niños de tener su propio Nemo. Después del lanzamiento de la película, la población salvaje de pez payaso se redujo en 75 por ciento, lo que tuvo como consecuencia que un científico de la University of Cumbria en Australia pidiera su adición a la lista de especies en peligro de extinción. Los arrecifes que albergaban al pez payaso también estaban siendo destruidos cuando los cazadores furtivos trataban de sacar al pez. El científico dijo: "Mi mensaje a los niños a los que les encantó la película es simple: díganle a sus padres que dejen a Nemo en el mar donde pertenece".

Ni siquiera voy a hablar de los búhos y Harry Potter. En resumen, las películas pueden tener un impacto negativo en el mundo animal de maneras inesperadas. Aunque es poco probable que el róbalo chileno haga otra aparición en Jurassic World, tal vez todos deberíamos estar tranquilos por el hecho de que los dinosaurios ya están extintos. Por lo menos, nuestras idas al cine no causaron su desaparición. Somos libres para fantasear sobre su posible sabor sin importar las consecuencias.