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Comida

Explorando la cocina cannábica medicinal en México

Durante Cannabis Hub, foro mexicano de cultura cannábica, expertos en el tema nos enseñaron todo sobre comida con marihuana y sus efectos a la salud.

La primera vez que comí algo cocinado con marihuana fue en la universidad, con una compañera que vendía galletas cannábicas para ayudarse en sus gastos escolares. Y no le iba nada mal. A 15 pesos la pieza y por lo menos vendía 20 al día.

Los que comprábamos las galletitas era porque queríamos variar la forma de consumir la yerba y no siempre fumarla. En ese entonces no me pasaba por la mente que esos postres podían usarse con fines medicinales.

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Y eso fue lo que me llevó el fin de semana pasado a Cannabis Hub, el foro organizado en la Ciudad de México dedicado a la cultura cannábica y al intercambio de ideas en torno a la regulación de la marihuana.

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Ahí, en una conferencia sobre cocina cannábica conocí a Hugo Aranza y Rosalba González, un par de cocineros miembros de Cannabitón, una organización ciudadana que apoya el uso medicinal del cannabis. Pero ellos lo hacen de una forma sabrosa: con comida.

Rosalba

Rosalba González en Cannabis Hub. Fotos del autor.

"Hay tres formas de cocina cannábica", dice Hugo sobre el escenario, mientras la pantalla capta el estampado de su playera con una hoja de marihuana encerrada en un círculo que dice: Sin sacarse de onda, hay peores cosas en la vida. "Una, principalmente la que yo conocí, es la medicinal; la cocina que no es medicinal, y la psicoactiva que es la que a la mayoría nos gusta, también".

Hugo le entró a la cocina cannábica medicinal cuando conoció a Rosalba, quien padece celiaquía, una enfermedad que hace a ciertas personas intolerantes al gluten y les provoca inflamación en la mucosa del intestino delgado. En el caso de Rosalba, es frecuente que tampoco pueda consumir grasas ni lácteos. O sea, no puede ir a tu cumpleaños a comer pastel con leche, ni un simple jocho, porque sufriría una crisis. Además, sufre falta de apetito y por lo mismo pérdida de peso.

"Yo tengo cinco años cocinando con cannabis por razones médicas, desde jugos, cereal", explica ella al micrófono. Su figura es delgada, tanto que parece frágil al lado de Hugo, quien es más corpulento. "Estomacalmente eso a mí me ha ayudado mucho y es la razón por la que he ido aprendiendo un poquito. Hugo también tiene experiencia cocinando y él es el que me ayuda a controlar mis síntomas consumiendo el cannabis, comiéndolo, tomándolo, en vaporizador, de todas maneras posibles. Pero una de las más importantes ha sido comestible. Eso a mí me ayuda mucho con la condición que tengo".

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Mientras hablan van preparando lo que utilizarán: la pequeña parrilla de campo que hoy hará las veces de una estufa, una olla de peltre, un tazón de vidrio y algunos otros elementos que colocan en una mesa. Entonces comienza la clase, más teórica que práctica pues no pueden mostrar la planta en el escenario. Sería ilegal.

"Uno. Las medidas", indica Hugo. "En la investigación que hemos hecho y en la experiencia, si es de extracto, si es la planta, el puro bud, dependiendo la fuerza del THC o el CBD, más o menos medio gramo por persona, por dosis. Y ya si viene mezclado con un poco de ramas y tallos y el bud, más o menos unos dos gramos. Nosotros recomendamos la receta básica, que es medicinal: 28 gramos de cannabis por una libra, medio kilo, de lo que quieran hacer". Es decir, de aceite, mantequilla, leche, etcétera.

Hugo

Hugo Aranza de Cannabitón en Cannabis Hub.

Y viene la primera revelación para este inexperto en la cocina cannábica: hay que descarboxilar la marihuana, o sea, quitar el dióxido de carbono para convertir el THCA en THC, el cannabinoide psicoactivo de la planta. Y al parecer es más difícil pronunciarlo que hacerlo porque el calor se encarga de ello. Cada vez que alguien se fuma un churro, de forma natural, por así decirlo, descarboxila el cannabis. Para la comida cannábica medicinal Hugo recomienda no preparar el alimento a más de 119 grados Celsius porque a esa temperatura se conserva el beta-cariofileno, un compuesto que ayuda al tratamiento de convulsiones, vómito, náusea y dolor. De hecho la planta se puede utilizar así, sin exponerla al calor. Se muele y se pone en smoothies o en aguas de frutas para darles un toque, un gusto a la yerba. Incluso con la semilla del cáñamo se hace una proteína que, a decir de Hugo, tiene muchos minerales, Omega 6 y Omega 3; mientras que las hojas ya secas y bien molidas pueden ser utilizadas como sustituto del harina.

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"Si quieren darse un buen colocón, yo les recomiendo una temperatura a más de 190 grados para que (el efecto) sea corporal", advierte con una sonrisa el cocinero. "Recuerden: cerebral, menos de 190 grados; corporal más de 190 hasta 220, porque si no se evaporan todos los cannabinoides. Medicinal 110. Recreativo de 140 hasta 150, porque si no el THC se evapora. Les recomiendo que si va a hacer aceite o mantequillas, primero hagan las descarboxilación, para que no vayan a elevar mucho la temperatura de los aceites porque se pueden quemar".

Ahora Rosalba vierte agua en la olla, llena unas tres cuartas partes y encima coloca el tazón de vidrio. Va a preparar aceite de coco cannábico a baño maría.

Rosalba 2

Rosalba.

Es increíble ver a esta chica tan animada. Probablemente en la mañana, cuando despertó, tenía mareos, náuseas, estaba pálida y no enfocaba bien. Lo más seguro es que Hugo haya corrido a la cocina por una galleta preparada con cannabis, con muy bajo THC, y se la haya dado para que superara esa crisis. Media hora es lo que necesita Rosalba para que el CBC, CBN y CBD entren en su torrente sanguíneo y sienta alivio desinflamatorio en el cuerpo y no pesadez en la cabeza.

Cuando el agua está hirviendo, Rosalba vierte el aceite en el contenedor de vidrio. El proceso es el mismo para la mantequilla. Una vez que el aceite empieza a calentar o que la mantequilla está derretida es hora de agregar la marihuana. Hugo hace un envoltorio con un manta de cielo y lo amarra con hilo cáñamo, por supuesto. El paquete simula que en el interior está el cannabis. De esta forma no quedan sedimentos o residuos de la yerba en el aceite y no es necesario colarlo porque la preparación sale limpia.

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"El aceite de coco con el cannabis hacen un enlace perfecto", comenta Hugo. "El aceite de coco agarra los nutrientes de la planta, enseguida. Es el aceite más saludable. Si alguien quiere hacer dieta, con dos cucharaditas de aceite de coco es más que suficiente todos los días. Son grasas buenas que elimina a las malas".

"El aceite de oliva también se puede preparar de la misma manera", dice Rosalba mientras mira a Hugo que coloca el envoltorio en el tazón. "Puede ser ya para cocinar, para preparar alimentos, si te quieres comer unos huevos verdes con jamón en la mañana lo puedes hacer; si quieres ponerle encima a tu pan tostado, también puedes, un poquito de aceite o mantequilla".

Quitando paquete del aceite

Quitando el paquete del aceite.

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Enseguida Hugo da sus consejos: "Yo lo que hago, lo ocupo [el aceite] para las ensaladas, para activar las sustancias de los vegetales. Ya te los comes y el efecto [llega] de unos 40 minutos a una hora. Yo recomiendo siempre que tengan mucha precaución porque luego se va a dar un volón, que no se van a querer despertar un buen tiempo. Conocí a una persona que se comió cinco panquecitos y no despertó en tres días. El chiste es saborearlo. Nosotros lo hacemos de una forma medicinal".

Lo que queda claro es que el secreto de la cocina cannábica es la elaboración de bases, como el aceite, la mantequilla, la harina y la leche, la cual Rosalba prepara con el mismo método, sólo que en lugar del aceite usa leche de soya o de arroz. Incluso se puede hacer con leche de vaca y con la semilla del cáñamo, que no es psicoactiva. La cosa es encontrar un ingrediente graso, pues la marihuana es liposoluble. Aunque esta cocinera ha podido hacer té. Sólo que el efecto que consigue es relajante.

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Paquete Mata de cielo

La yerba se envuelve en manta de cielo.

"También se puede extraer con alcohol", dice Hugo mientras saca con unas pinzas el rollo de manta de cielo. "He visto varias técnicas. Esta se la dieron a la reina Victoria, de hecho, está estipulado. Fue una tintura donde guardaron unos pocos buds, les pusieron alcohol, lo agitaron tres veces por día, lo guardaron por cinco semanas y le dieron su tintura. Para cocinar con alcohol, para hacerlo flamear, puede ser el mismo proceso. Yo recomiendo más de una semana en el alcohol para que pueda absorber sus nutrientes".

A final la elaboración del aceite quedó inconclusa: primero porque en una hora a baño maría no se pueden extraer las bondades de la yerba —por lo menos se necesitan cuatro—, y después, como lo señalaron, no había marihuana.

Pero eso no importó. La exposición de estos dos cocineros abrió el panorama para todos aquellos que sólo hacíamos pastelitos para pasarlo bien y ya.

"El poder preparar el cannabis me ha cambiado la vida por completo. Y no es una exageración", dice Rosalba con un tono de voz que hace pensar en satisfacción. No, más bien en agradecimiento. "Me da mucho gusto estar aquí hoy. Antes de empezar a preparar mis alimentos y medicarme no podía ni salir de la casa, tuve que renunciar a mi trabajo. Me ha cambiado la vida por completo y el poder sanarme es algo que me deja sin palabras".