‘Cafe X’ es el hogar del primer robot barista del mundo

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‘Cafe X’ es el hogar del primer robot barista del mundo

Una invención de Henry Hu, un desertor universitario de 23 años proveniente de Hong Kong, cuyo amor por el café está entrelazado con su espíritu empresarial.
Hilary Pollack
Los Angeles, US

Una nueva revolución de café ha comenzado en Cafe X ubicado dentro del centro comercial Metreon en San Francisco, donde un robot barista puede servirte un latte en segundos.

Cafe X —aunque es un kiosko, no un café tradicional— abrió sus puertas imaginarias el pasado lunes, con una sucursal hermana en Hong Kong. El robot, Gordon (como es llamado entre los desarrolladores), es un brazo industrial Mitsubishi modificado que sirvió más de 400 tazas de café en su primer día.

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El concepto es invención de Henry Hu, un desertor universitario de 23 años proveniente de Hong Kong, cuyo amor por el café está entrelazado con su espíritu empresarial. Durante su segundo año en la Universidada Babson, se fue, vendió su auto y comenzó a perseguir el proyecto a tiempo completo. Dice que inicialmente consiguió entre $100,000 y $150,000 dólares para un prototipo. Adicionalmente, se ha convertido en el beneficiario de un subsidio de la Peter Thiel Foundation de $100,000 dólares, el cual se otorga a jóvenes empresarios.

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Hu señala que aunque la eficiencia es la base de Cafe X, la calidad del café no se verá comprometida. "Si se supone que un espresso debe pasar una extracción de 25 segundos y lo haces en ocho segundos para ser más rápido, entonces solo obtienes un espresso terrible. No es eso lo que hacemos", dice.

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El compromiso de la empresa por servir infusiones de buena calidad está claro gracias a sus colaboradores, los cuales incluyen a Verve Coffee con sede en Santa Cruz, AKA Coffee de Oakland y Peet's Coffee de Berkeley, quienes han estado tostando granos de café desde hace 50 años. El menú actual de Cafe X refleja una simplicidad novedosa y un guiño a los viejos tiempos, antes de que los lattes pumpkin-spice y los Frappuccinos con caramelo comenzasen a comercializarse cafés.

Los espresso o americanos cuestan $2.25 dólares; un cappuccino por $2.75; y una selección mínima de otras opciones.

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Justo ahora, las opciones para personalizar son limitadas. Hay tres jarabes de sabor (vainilla, avellana y caramelo), así como también un jarabe sencillo de azúcar que puede añadirse a las bebidas. Las cantidades de jarabe pueden cambiar: bajo, medio o "demente". Si bien esto permite un poco de personalización, no es nada comparado con la libertad que ofrecen otros cafés para hacer casi lo que quieras, pero Hu se siente bien al respecto.

"Estamos completamente enfocados en entregar las recetas que han creado los tostadores y hacer lo mejor posible por el sabor del café", comenta. "Desde ese punto de vista, quizá tengamos menos personalización que puede haber en otros cafés, o Starbucks, por ejemplo. Pero, lo que obtienes en Cafe X es realmente el sabor del café que el tostador pretendía".

La preparación en Cafe X es simple: utiliza la aplicación especial, u ordena en persona usando la pantalla táctil en el kiosko. Recibirás una notificación en tu teléfono con un tiempo de espera estimado para la orden y finalmente una segunda notificación avisándote que la orden está lista. Gordon puede hacer dos bebidas a la vez, cada una requiere entre 25 y 55 segundos. Obviamente, esperar en la fila afectará la experiencia. Sin embargo, Hu cree que el usuario inteligente, habituado, que ordena a través de la aplicación pasará 10 o 12 segundos en el lugar para recoger su bebida y continuar su día.

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Si todo esto parece un poco estéril —quizá añores ser recibido por un veinteañero valiente a las 7 AM mientras te arrastras por tu café matutino— no temas; hay un componente humano. Se pretende que Cafe X esté atendido por al menos uno o dos "especialistas del producto" en todo momento, empleados que Hu describe como una mezcla de sommelier y genio de la Apple Store.

Los especialistas del producto informarán a los clientes sobre las ofertas de café en el local, ordenarán pruebas gratis de espresso para los clientes curiosos y básicamente "hacer muchas de las cosas que haría un barista, menos la parte de 'mover las tazas'", explica Hu.

Mover las tazas resulta ser una actividad que los robots pueden hacer extremadamente bien, es por eso que Hu piensa que el servicio de café es una gran plataforma para la sociedad entre la automatización y la hostelería humana.

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Mientras los robots trabajadores se vuelven cada vez más frecuentes en ciertas partes del servicio de alimentos y las industrias hosteleras, la cuestión sigue siendo la misma: ¿habrá necesidad de interacción humana, y de ser así, qué ofrecerá? A veces enfatizando una eficiencia fría, la incursión de Silicon Valley en las tecnologías alimentarias han sido intermitentes; Cafe X podría cambiar esa impresión.

"La compañía no existe para inventar tantos robots como sea posible, reemplazar tantos trabajos como se pueda; la compañía existe para tener una experiencia con el café realmente buena".

En todo caso, un robot no escribirá mal tu nombre y tampoco te dirá que vas a contraer diabetes por tu taza de café, pero quizá ésa sea parte del encanto de la interacción humana.