¿Bebes más ahora por ver tanto las noticias? No estás solo

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¿Bebes más ahora por ver tanto las noticias? No estás solo

El 'trastorno de estrés por titulares' es real y nos está volviendo a muchos de nosotros adictos al alcohol.

Este artículo pertenece a nuestra serie especial dedica al estrés, Stress Week.

Un fin de semana de agosto, la escritora Danielle Guercio estaba por enfrentarse a un día lleno de trabajo, cuando de pronto un carro arremetió contra un grupo de protestantes en una manifestación en Charlottesville, Virginia. La mujer de treinta años, radicada en Nueva York, no podía concentrarse, así que, en vez de seguir esforzándose en una tarea inútil, decidió tomarse un trago para enfrentar la realidad.

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"Pensé: 'OK, voy a empezar a tomar a las dos de la tarde aunque no haya comido nada'", cuenta Guercio. "No comer nada, sino tomar una botella".

Este comportamiento no es típico de ella. Guercio dice que ha hecho esfuerzos para frenar su consumo de alcohol después de haber abandonado el estilo de vida de la industria de bares, que la dominó a sus veintitantos. Ahora se limita a tomar uno o dos tragos algunas veces a la semana. Pero a finales de 2015, ella comenzó a recaer. Las fiestas familiares se pusieron tensas cuando algunos de sus seres queridos expresaron su apoyo al entonces candidato presidencial Donald Trump. Entonces comenzó a beber más durante las reuniones familiares.

"Estando con mi familia, tomaba como si hubiera salido con mis amigos " me dijo.

Después de las elecciones, las cosas empeoraron. La autopercepción de "ansiedad e inutilidad" comenzó a afectarla en sus patrones diarios de pensamiento, y tomar varias copas por la noche se convirtió en el nuevo hábito para contrarrestar el estrés de los acontecimientos de ese momento y las dificultades que estaba teniendo con el trabajo.


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"Desde enero, estuve tomando de dos a tres copas de vino por noche durante tres meses seguidos; normalmente no opero así", dijo Guercio. "Eso comenzó a hacer que no me sintiera bien físicamente".

La política y los acontecimientos actuales son fuentes importantes de ansiedad para muchos en Occidente: el 57 por ciento de los estadounidenses, independientemente de su afiliación política, afirman que el clima político actual es un factor estresante importante, según una encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología este enero. El 49 por ciento de los encuestados atribuyen su ansiedad a la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016.

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Nuestra conexión constante con las noticias y la forma rápida en que se comparten, aumentan los niveles de estrés al inundarnos de historias que provocan enojo, miedo y frustración. "Los titulares causarían ansiedad a cualquiera", dice.

Y de acuerdo a una encuesta hecha por el portal en linea CareDash, los estadounidenses están convirtiendo esa ansiedad en malos hábitos: 41 por ciento de las personas entre 18 y 44 años dicen haber convertido los resultados de las elecciones en comportamientos no saludables como tomar alcohol, fumar o comer mal.

El doctor Steven Stosny, terapeuta de parejas en el área de Washington DC que se asoció con CareDash para la encuesta, lo llamó “election stress disorder,” [algo así como: trastorno de estrés por las elecciones], un fenómeno donde el cerebro emocional del "niño pequeño" toma el control del cerebro "adulto" (el que controla los impulsos), reflejando un resentimiento hacia aquellos cercanos a nosotros. Él acuñó el término para un fenómeno que consideró como temporal, asumiendo que estos sentimientos disminuirían poco a poco después de las elecciones.

"Predije que beberían hasta Navidad y luego desaparecería" dijo Stosny, "pero mi predicción resultó muy errónea".

Ahora él lo llama "headline stress disorder", producto del ciclo de veinticuatro horas de noticias y redes sociales. Nuestra constante conexión a las noticias y la forma rápida en la que se comparten, incrementa los niveles de estrés inundándonos con historias que provocan enojo, miedo y frustración. "Los titulares podrían causarle ansiedad a cualquiera", dijo.

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Los smartphones permiten a las noticias seguirnos a cualquier lugar que vayamos. Foto vía: Getty Images

Los métodos de todo el mundo para lidiar con esas emociones tan fuertes, claramente, varían, desde el ejercicio hasta la meditación. Pero una forma fácil de no engancharse con el drama de las noticias falsas es tomarse un trago o dos… o cuatro.

Las campañas de consumo de alcohol han alcanzado picos en momentos notables a lo largo de la campaña presidencial y los meses siguientes. Drizly, un servicio domiciliario online de cerveza, vino y licor, incrementó un 86 por ciento en volumen de venta la noche de las elecciones de 2015 comparado a un martes típico. Similarmente, Minibar, otra app de domicilios de licor, le dijo a MUNCHIES que vendieron un sesenta y cuatro por ciento más del promedio el martes del día de las elecciones en noviembre (con las ordenes más grandes provenientes de Manhattan, Brooklyn, Dallas, Houston y Washington DC). En promedio, las compras fueron de 72.55 dólares.

Los estadounidenses también buscaron alcohol en los momentos políticos importantes antes de que se emitieran los votos. Las ventas del 19 de octubre de 2016 —fecha del debate presidencial final— fueron un 29 por ciento más altos que en un martes típico de octubre.

"Las bebidas alcohólicas son una forma de calmar la ansiedad…Claro, tomar mucho puede ser un depresor. [Pero] ese primer trago te calma. El aumento de consumo de alcohol va de la mano con cualquier tensión popular"

En cuanto a la industria de bares y restaurantes, según cifras del US Census Bureau (la Oficina del Censo de los Estados Unidos) recolectadas por la Asociación Nacional de Restaurantes, julio de 2017 fue el tercer mes consecutivo en que las ventas de los restaurantes aumentaron después de un lento comienzo del año. En agosto de 2017, comer y tomar sumó en las ventas un total de 56,6 mil millones de dólares, más o menos mil millones más que en septiembre.

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Adicionalmente, la Asociación Nacional de Restaurantes calcula que sólo los bares y tabernas traerán 19,8 mil millones de dólares en 2017, un aumento del 2,5 por ciento de 19,3 mil millones de dólares en 2016 (Un total de 19,9 mil millones de dólares de ventas en bares y tabernas fueron proyectadas el año pasado).

"Las bebidas alcohólicas son una forma de calmar la ansiedad", dijo Stosny. "Claro, tomar mucho puede ser un depresor. [Pero] ese primer trago te calma. El aumento de consumo de alcohol va de la mano con cualquier tensión popular".

Karen Borgesi, 48 años, estaba molesta por los resultados de las elecciones y por eso incrementó su consumo tanto de noticias como de alcohol. La residente de Washington Township, Nueva Jersey, siempre estuvo atenta a los acontecimientos políticos, pero los eventos extraordinarios que siguieron a las elecciones han convertido la vida en un reality show del que no se puede desconectar.


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Borgesi dijo que se encontró a sí misma trasnochando más de lo normal viendo MSNBC, y ella está utilizando ahora esos minutos extra estando despierta para beber otra copa de vino. "¿Será que esto me causará eventualmente un problema?", Borgesi, oficial de cumplimiento bancario, preguntó. "Supongo que debería mantenerlo bajo control. No lo hago todas las noches tampoco, pero es la mayoría de las noches".

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Desde las elecciones y la administración de Trump, Curt Fox también se ha dedicado a estar más pendiente de la cobertura de noticias con una cerveza en la mano. El hombre de 55 años es activo en redes sociales y afirma "molestar a la gente" en estas plataformas. El aumento de confianza que viene de esa cerveza extra combinado con el contenido de los programas que ve, le da al ingeniero técnico de Marlton radicado en Nueva Jersey bastantes municiones para redactar algunos estados provocativos en Facebook.

"Si es viernes por la noche, me siento a ver a Bill Maher —que me pone los nervios de punta— y probablemente me pongo más conmovedor y audaz cuando publico cosas que cuando no tomo uno o dos tragos", dijo Fox.

Presidente Trump sale de la Casa Blanca en diciembre 4 de 2017. Foto vía: Getty Images / Alex Wong

En promedio, Borgesi dice que ha estado entre dos a cuatro tragos por día —y en lo concerniente a los hábitos estadounidenses de consumo de alcohol, ella no está sola. El Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo, El Instituto de Psiquiatría del Estado de Nueva York y la Universidad de Columbia hicieron un estudio publicado este verano por JAMA Psychiatry que rastreó los hábitos de bebida de los estadounidenses de 2001 a 2002 y otra vez, de 2012 a 2013. El porcentaje de las mujeres que consumen por lo menos cuatro tragos al día (y de hombres que toman por lo menos cinco) incrementó un 30 por ciento en este periodo.

Para la artista radicada en la ciudad de Nueva York, AnnaLiisa, quien se negó a dar su apellido, el aumento de alcohol después de las elecciones ha sido gracias a una mayor afluencia en el circuito de fiestas. Ella cree que los antros son vigilados activamente para asegurar que sean espacios seguros dentro de su comunidad de personas queer y de color (como el Bossa Nova Civic Club de Bushwick), como una forma de mantener un control aparente. Gracias a una elección que resultó ser más la pérdida de seguridad para muchos, ella dice que estas reuniones inclusivas son una forma de recuperar el sentido de la humanidad.

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"En su mayoría, las personas necesitaban fiestas" dijo AnnaLiisa, de 30 años. "Ellos necesitaban lugares para ir y dejar salir frustraciones, sentir como que tenían algo que les pertenecía. Necesitábamos reclamar algo".

Aunque parecería que muchos beben alcohol para renunciar a una cierta sensación de control, el clima político ha inspirado a muchos a buscar autoridad sobre algo en sus vidas: el poder de sentirse seguros en un club o la confianza para publicar un estado en Facebook que antes hubieran eliminado.

Fox dice que incluso se ha vuelto más empático, especialmente hacia quienes se han visto afectados por las decisiones de la actual administración, con otro trago en su sistema. Tal vez eso es lo que el mundo necesita ahora un poco más.

"Yo no le huyo a eso. Me gusta ser capaz de decir que puedo ver la situación desde el punto de vista del otro", dijo Fox. "Para mí, llorar por algo va después de tomar un par de tragos … incluso una cerveza o dos es suficiente para desgarrarme por algo. Me siento más emocionalmente en sintonía de esa manera ".