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Ya existe el auto que funciona con whisky

Al menos sabremos a quien agradecer cuando podamos decir: "No oficial, no estoy bebiendo, pero mi auto sí".

Si tuvieras que adivinar el país que fabricaría el primer coche que funciona con whisky, dirías Escocia, ¿verdad? Claro que sí y por supuesto que lo hicieron. Un viernes por la mañana —a principios de este mes— un Ford Focus impulsado con residuos de whisky realizó su primera prueba de manejo exitosa en Edinburgh. El nuevo combustible desarrollado, biobutanol, está elaborado a partir de la combinación de draff, residuos de cebada cuando el whisky se fermenta, y pot ale, el mosto fermentado que queda tras el proceso de destilación.

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"Confieso que tenía los dedos cruzados", dijo el profesor Martin Tangney, fundador y presidente de Celtic Renewables, a Telegraph. "Físicamente vertimos una botella [de alcohol] butanol en el auto, pero la magnitud de este evento podría ser enorme".

El biocombustible de residuos de whisky fue desarrollado por Celtic Renewables, una empresa emergente fundada en la Universidad Edinburgh Napier; y la Destilería Tullibardine proporcionó los materiales sobrantes de su destilería de malta. Según Celtic Renewables, solo el 10 por ciento de "lo que brota en las destilerías" —cualquier destilería— eventualmente se convierte en whisky. Este combustible pretende convertir el draff y el pot ale en biocombustible, el cual no solo reduciría las emisiones de CO2 de los vehículos (algunos cálculos dicen que reduce las emisiones de gases efecto invernadero un 85 por ciento en relación con la gasolina), sino que también podría convertirse en una fuente de energía en áreas apartadas que carecen de gasolineras y abundan en destilerías.

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Celtic Renewables calcula que, cada año, la industria del whisky escocés produce 2 mil millones de litros de pot ale y 500.000 toneladas de draff. Además del biocombustible, la compañía utiliza algunos residuos para hacer alimento animal.

"Lo que desarrollamos fue un proceso para mezclar los residuos líquidos y sólidos, utilizando un tipo de fermentación completamente diferente llamado ABE, gracias al cual conseguimos el químico llamado biobutanol", explicó Tangney a la BBC. "Es un reemplazo directo del petróleo, aquí y ahora". Y vaya que sí, ese Focus no requirió ninguna modificación del motor o sistema de combustible para funcionar con biobutanol.

A pesar de que el proceso suena muy moderno, adecuado para el siglo XXI, en realidad fue desarrollado en 1900 y solía reemplazar la acetona para explosivos durante la Primera Guerra Mundial. Pese a sus beneficios —y similitudes con la gasolina— la producción se detuvo en la década de los 60 debido a los costos de fabricación. Celtic Renewables ha intentado revivir el biobutanol desde hace dos años y cambió un poco la receta utilizando los restos de whisky. La compañía recibió ya £9 millones de libras ($11.6 millones de dólares) por parte del gobierno escocés y espera usarlos junto con recaudaciones adicionales para construir una planta de demostración, así como expandir las capacidades del combustible.

Al menos sabremos a quién agradecer cuando podamos decir: "No, oficial, no estoy bebiendo, pero mi auto sí".