Engordar en nombre del amor
Ilustración de Jazbeck Gámez.

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Comida

Engordar en nombre del amor

Hablamos con dos parejas en la Ciudad de México. Ellos decidieron comenzar a cuidarse; dejar la pizza por las verduras, sin abandonar los besos empalagosos.

Estás enamorado y feliz, pocas cosas importan.

— ¿Una película? — Sí, voy a preparar unas papitas con chile. — ¿Y si pedimos pizza y refrescos? — Va, también unas malteadas…

Esta charla ficticia entre enamorados puede ser interminable y repetirse por días.

Pues en ocasiones, subir o bajar de peso es más sencillo en conjunto. Y aunque amamos una curvita por allá y carnita por acá (sobre todo cuando estamos abrazándonos), los kilos en la báscula, muchas veces son cuestión de salud.

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Hablamos con dos parejas en la Ciudad de México. Ellos decidieron comenzar a cuidarse en conjunto y dejar la pizza por las verduras, sin abandonar los besos empalagosos.

Quizá la mejor fórmula para disfrutar la vida en pareja sea no saltarse las comidas, ingerir menos grasas y más verduras y hacer ejercicio moderado. No se trata de renunciar a las cosas que causan placer, pero sí de aprender nuevos hábitos donde la cerveza y las quesadillas no sean nuestra única opción para la cena.

Andrea & Isaac

Ilustración de Jazbeck Gámez.

Todas las ilustraciones son de Perro Prieto.Son novios hace 10 años.

Pérdida de peso: Él: 9 kilos Ella: 4 kilos

MUNCHIES: ¿En qué consiste su dieta? Andrea: Es muy sencilla. Lo que nos quitó fue el arroz, el azúcar en exceso y el pan. Sumó colaciones de verduras. El primer consejo es no saltarse comidas ni mezclar alimentos. Si comes pollo no le agregues frijoles, sino verduras, además de bajar la cantidad de tortillas.

¿Cómo les cambió la vida tras acudir con la nutrióloga? Isaac: Nos volvimos más conscientes de lo que comemos. Antes, tenía hambre y me comía unos cacahuates o papas. Ahora me doy cuenta de que eso puedo sustituirlo por verduras. Comemos menos arroz, refresco y jugos. Y es verdad: eres lo que comes. Los beneficios son absolutos, por ejemplo, la ansiedad se me fue.

Andrea: Te das cuenta que no necesitas tu concha en la noche. Y los beneficios son tantos que no me importa llegar a mi casa con unas copas los viernes a picar chayote para nuestras clases de inglés el sábado temprano. El efecto que sientes lo vale. Te cambia la rutina. Dejas de necesitar ir a los tacos de canasta.

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Ilustración de Jazbeck Gámez.

¿Han roto la dieta? Andrea: Sí. Un día tenía antojo de una hamburguesa y un capuchino. Salí de trabajar y literal me atasqué, pero al siguiente día regresé a retomar mis hábitos. Uno aprende a superar esa barrera que te hace pensar que no podrás.

Isaac: Sí, pero lo haces de manera consciente y sabes que al día siguiente volverás a tu estilo de alimentación

¿Qué productos eliminaron del refrigerador? Isaac: Dejamos de comprar cerveza, jugos y pan. Ya no compramos tanto huevo, sino claras. Hicimos una redistribución, comprar sólo lo que necesitamos comer. Ahora el chayote, la calabaza, el apio, el aguacate y el brócoli jamás puede faltar en nuestra despensa.

Andrea: Más que quitar del refrigerador, es qué sumamos. Antes era un refri vacío con cinco chelas, queso Oaxaca, agua mineral, jugo y tortillas de harina, pero ahora es un refri de familia.

¿Qué alimento les dio más resultados? Isaac: Las calabazas y el apio.

Andrea: El nopal. Lo puedo desayunar, comer y cenar y lo sigo disfrutando igual.

Beatriz & Jonathan

Ilustración de Jazbeck Gámez.

Se casaron en 2015. Él pesa: 103 kilos; su meta es 90 kilos Ella pesa: 70 kilos; su meta es 60 kilos

MUNCHIES: ¿Qué los hizo buscar una nutrióloga? Jonathan: En mi caso fue por salud. Tengo una hernia discal. Mi columna no soporta tanto peso. Me preocupa que con la llegada de los 30 años salga el ácido úrico, una diabetes o un infarto, porque, además, mi trabajo es de mucho estrés.

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¿Hacen ejercicio? Jonathan: Sí. Empezamos a ir al gimnasio desde hace seis meses, pero un día el médico me lo prohibió porque tuve una recaída. De momento no puedo hacer ejercicio, pero sí tengo que bajar de peso.

Beatriz: Voy al gimnasio tres veces por semana, pero no veo resultados. Mido 1.63 y peso 70 kilos. Necesito llegar a los 63 kilos.

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¿Cómo se busca a la nutrióloga ideal? Jonathan: Le preguntamos a varios amigos y uno de ellos me dio el contacto. Nos dio confianza porque vimos que sí logró bajar de peso. Además, de que es una nutrióloga que entiende lo inflexible que puede ser tu horario laboral. Queríamos bajar de peso de una manera sana. Por ejemplo, tengo una amiga que sí bajó de peso, pero se ve demacrada y se le cae el cabello.

Beatriz: Nos dio confianza porque en nuestra primera consulta nos recomendó alimentos que se pueden comprar hasta en la tienda de la esquina, como jugos v8, clamato o yogurt.

¿Qué necesitan modificar en su rutina urgentemente? Beatriz: No dejar de comer. Nos dimos cuenta que pasamos mucho tiempo sin comer. Hay veces que comemos a las dos de la tarde y cenamos hasta las once de la noche.

¿Qué eliminó de su dieta? Jonathan: Los tacos. Sólo una vez al mes. No sé si lo logré. Quizá ahí falle porque siempre hago un esfuerzo por comerlos una vez a la semana.

Beatriz: En mi caso los elotes y los esquites que los comía hasta cuatro veces por semana. Fuera de eso, la dieta es muy flexible. Podemos tomar dos cervezas, dos copas de whisky o dos refrescos, pero todo light.

Ilustración de Jazbeck Gámez.

¿Toman mucho refresco? Jonathan: Sí. Podría tomarme una coca diaria, aunque sé que me hace mucho daño. Es un hábito que los dos traemos desde la familia. Cuando vamos a comer a casa de mis papás o de mis suegros podemos tomarnos medio litro de refresco. Ahí también será un reto al sustituirlo por agua natural en los encuentros familiares.

¿Cuánto invertirán con la nutrióloga? Beatriz: Cobra $200 pesos por persona. Me imagino que de momento será una vez al mes. La idea es aprender a comer, tampoco se trata de vivir a dieta toda la vida.

Todas las ilustraciones son de Perro Prieto.