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Comida

Un enólogo está poniendo en ridículo a los hipsters

Un viticultor australiano lanzó al mercado The Hipster, un vino para "todos esos narcisistas y hermosos jóvenes que siempre están en busca de algo 'nuevo'"

Ni siquiera la tradición milenaria de beber uvas fermentadas está segura bajo la mirada irónica de los hipsters.

Cada año se producen casi 27,421,931 toneladas de vino, existen bastantes que son extravagantes, difíciles de encontrar, "sustentables" o con una identidad de marca muy original. No hay necesidad de decir que estas características hablan al corazón y alma de los hipsters.

Pero los millennials no son los únicos que usan la ironía en este nuevo y salvaje mundo de consumo de vino. Un viticultor australiano decidió lanzar una línea llamada The Hipster –usando la misma ironía que define a los hipsters en contra ellos– al percibir que los "vinos hipster", o como se les conoce, han obtenido demasiada poca atención por parte de jóvenes sommeliers.

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The Hipster está hecho con una mezcla absurda de uvas —42 por ciento de garnacha, 31 por ciento de monastrell y 27 por ciento de tempranillo— usando sus nombres españoles, en lugar de los nombres convencionales en francés. Para añadir otra capa de burla, la etiqueta de The Hipster es rigurosamente tradicional; una puntada no tan sutil contra la imaginería extraña, minimalista y sexualmente explícita encontrada en muchas etiquetas de vino hipster.

El enólogo establecido en Barossa Valley, Rick Burge, es director de Burge Family Winemakers, y él insiste que The Hipster es solo sana diversión. "Básicamente 'The Hipster' fue una pequeña broma a todas las cosas hip y para quitarle amablemente la importancia a esa categoría de profesionales del vino: los sommeliers", le dijo a MUNCHIES.

La familia de Burge ha estado elaborando vino desde hace casi 100 años, y para él, cualquier lealtad a la elaboración de vinos orgánica está arraigada firmemente en el pasado y no en el presente. "Cultivo mis uvas de forma orgánica, sólo utilizo un poco de ácido tartárico si es necesario, uso fermentos naturales, dióxido de azufre antes de ponerlo en la barrica y una delicada clarificación con clara de huevo antes de embotellarlo, sin filtrar. Todos mis vinos son puros y huelen a uvas fermentadas cuidadas tanto en el viñedo como en la bodega".

Burge no es el primer enólogo que se burla de los gustos en cuanto a vinos de los Millennials con una botella de vino, pero para él, la idea de The Hipster se le ocurrió gracias a un artículo particularmente sarcástico que se burlaba de los jóvenes sommeliers. "Me inspiró The Hosemaster, con sus contemplaciones irreverentes acerca de todas las cosas relacionadas al vino, especialmente su artículo gracioso llamado 'The Great Sommelier Eradication", relata Burge. "[The Hipster] es para todos esos jóvenes narcisistas y hermosos que siempre están buscando la próxima 'novedad'".

Así como es dolorosamente precisa su caricatura sobre el consumo de vino de los Millennials, el viñedo de Burge definitivamente no tiene una crisis de identidad. "Mi mercado es la gente de mi edad con conocimiento sobre vinos y que no se toma la vida muy en serio".

Y tampoco prevé pronto un cambio de perspectiva —él tiene bigote, pero definitivamente no es irónico—. "Como una pista para saber mi edad: me dejé el bigote desde 1976 y no tengo ningún tatuaje, barba o piercings".

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