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Comida

Por qué los cárteles mexicanos quieren entrar al negocio de la comida

El cártel de los Caballeros Templarios de Michoacán fue ampliamente responsable por el incremento del precio de este cítrico básico.

Sin lugar a duda, los bartenders recordarán el día que el precio de una caja de limones se disparó abruptamente. Para mantener los ingresos, los bares cortaban las limones en trozos finos como hojas de papel o las cambiaban por limas.

En una de las retenciones de las cadenas de abastecimiento más extrañas y recientes, el cártel de los Caballeros Templarios de Michoacán fue ampliamente responsable por el incremento del precio de este cítrico básico. El abastecimiento ya era, de por sí, bajo para el año –una plaga llamada Huanglongbing causó estragos en Colima y lluvias atemporales y torrenciales rompieron los brotes de los árboles de lima en Michoacán, Guerrero y Veracruz. Reconociendo una situación explotable cuando la ven, los Caballeros Templarios empezaron a secuestrar camiones de carga dirigidos a Estados Unidos, donde cerca del 98% de las limas son importadas desde México. Las empresas de limones contrataron guardias para acompañar su cultivo comercial, y el costo fue remitido a los consumidores estadounidenses.

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El secuestro del mercado alimenticio durante la escasez de lima en 2014 ha sido el de más alto perfil entre los cárteles, pero la práctica ha ocurrido durante años. Desde el whiskey marca Zeta en el Norte de México hasta los "aguacates de sangre" de los Caballeros Templarios y el Cártel de los Quesos en El Salvador, los cárteles miran los cultivos y los bienes empaquetados como una fuente de ingresos que se parece a la suya: productos consumidos en masa dirigiéndose a mercados de consumidores.

Desde 2010 a 2013 —en el punto más alto de la violencia en México por las drogas— Tom Wainwright siguió el mundo peculiar y brutal de los cárteles como el corresponsal de negocios en México de The Economist. En su nuevo libro Narconomics, el reportero explora cómo las políticas de los cárteles usualmente imitan a las empresas legales. Los cárteles que compran la coca en Bolivia se parecen notablemente a Wal-Mart, creando monopsonios y forzando a sus abastecedores a absorber las pérdidas para mantener los precios bajos para el consumidor. El cártel de los Zetas elige a empresarios prometedores para que abran franquicias locales de su marca. Si no fuera por la violencia nauseabunda, sería fácil confundir un modelo de negocio de los cárteles con una compañía de la lista 500 Fortune.

Recientemente contacté a Wainwright para discutir sobre Narconomics, los comestibles, Tony Soprano y por qué los cárteles continuarán metiendo las manos en la comida.

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MUNCHIES: Hola, Tom. ¿Por qué los cárteles ven alimentos como el aguacate y la lima como opciones fuertes para diversificarse? Tom Wainwright: Quieren difundir su riesgo, como cualquier otro gran negocio… Entrar en industrias totalmente diferentes significa que expanden su riesgo aún más. Los aguacates, limón y alcohol adulterado juegan este papel. Así como otras líneas de mercado como DVD pirata e incluso el petróleo. (Pemex, la gigante compañía estatal de petróleos de México dice que pierde alrededor de $1 mil millones en petróleo al año en robos.) La contraparte de la diversificación, como con compañías regulares, es que los cárteles se involucran en industrias donde no tienen conocimientos. Eso no necesariamente representa mayor problema en el negocio del aguacate, pero con el petróleo sí, según el número de personas que explotan cada año tratando de robar pipas de Pemex.

Los Templarios cobrarían impuestos o extorsionarían con gusto cualquier cosa que se mueva. Solamente que los dos grandes negocios en su estado local, Michoacán, son el aguacate y el limón.

¿Cómo y cuándo se involucraron en el cobro de impuestos y el cultivo de los aguacates? Los Caballeros Templarios se formó en 2010, luego de la supuesta muerte de Nazario Moreno González, el líder de La Familia Michoacana, otro cártel del mismo estado. Me imagino que La Familia ya se había involucrado al cobrar impuestos por los aguacates durante muchos años. En la mayoría de los casos, no se trata de que los cárteles de hecho cultiven o vendan los productos ellos mismos –más bien es que ellos miran los aguacates como un negocio local exitoso que está listo para la extorsión–. Una tendencia que hemos visto en años recientes, con cárteles como los Zetas y también los Caballeros Templarios, es que se están alejando del negocio tradicional del transporte de drogas y se acercan más hacia un modelo comercial, que trata de controlar territorio y manejar todos los fraudes criminales de la región, desde drogas hasta extorsión y secuestro. Los Templarios cobrarían impuestos o extorsionarían con gusto cualquier cosa que se mueva. Solamente que los dos grandes negocios en su estado local, Michoacán, son el aguacate y la lima.

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En Fresh Air, mencionaste que los Zetas tienen una denominación de whiskey "Marca Z" en el Norte de México. Temo que no lo he probado. Esto me lo dijo un oficial de seguridad pública de Monterrey, una ciudad donde los Zetas han librado una larga y sangrienta guerra de posiciones con el cártel rival. Los bares de la zona habían sido advertidos de surtir su producto o enfrentar las consecuencias. Esto fue en 2010; no sé durante cuánto tiempo llevaban ya haciendo esto, pero no creo que mucho, porque los Zetas se graduaron como cártel alrededor de ese tiempo. Sus razones para entrar son las mismas razones para entrar a muchos otros negocios ilegales: tan pronto como el gobierno prohíbe o le agrega un impuesto a algo, un mercado negro surge para surtir ese producto. Las drogas son el ejemplo más obvio. Pero los productos con impuestos altos, como los cigarros o el alcohol, generan mercado negro también, ya que se puede hacer dinero vendiendo la mercancía por debajo del agua, sin pagar impuestos. La Organización Mundial de la Salud estima que, globalmente, quizá una décima parte de los cigarros y un cuarto del alcohol son ilícitos. Entre más alto es el impuesto de algo, más grandes son los incentivos para proveerlo de manera ilegal. Sospecho que el whiskey Z está elaborado en una fábrica legítima y luego es robado o comprado al por mayor por los Zetas, antes de ser reetiquetado y vendido sin pagar impuestos.

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Si alguna vez has comprado coca, me temo que se tiene la certeza de que has contribuído a que alguien haya tenido una muerte lenta en algún sótano de México.

¿Podrías explicar un poco más acerca del Cártel de los Quesos? No suena especialmente aterrador, ¿verdad? Existe por la misma razón que la gente contrabandea alcohol y cigarros. En El Salvador, el queso de la vecina Honduras fue prohibido, supuestamente por motivos de salud (se dijo que los hondureños no pasteurizaban su leche), pero quizá fuera realmente para proteger a los granjeros de lácteos salvadoreños. De cualquier manera, significaba que había una laguna en el mercado para que los criminales importaran la mercancía. Tiene sentido económico: comparado con muchos productos alimenticios, el queso tiene una larga vida en los anaqueles y alto valor con respecto a su peso, haciéndolo más apto para el contrabando que muchas otras cosas. Hoy en día, creo que los dos países son parte de una zona de libre comercio, así que el cártel del queso ha quedado fuera del negocio (o al menos tiene que buscar otras líneas de contrabando).

Creo que una de las razones por las que las personas son atraídas por las historias sobre los cárteles es lo absurdo de todo –los túneles del Chapo, cárteles de limas, etc. Al escribir sobre las operaciones como las del Cártel de los Quesos, ¿es difícil recordar que se trata de criminales brutales y despiadados? Sí, uno de los puntos que trato de enfatizar en los libros es que tendemos a hablar de estos sujetos casi bromeando, cuando de hecho son escoria absoluta. Todo eso acerca de las metralletas doradas y plateadas y los tigres como mascotas es gracioso, por supuesto. Pero también son personas que llevan a cabo asesinatos masivos y torturas como parte de su modelo de negocio. No quiero que tus lectores aborrezcan la comida, pero los cárteles en México descabezan a sus víctimas, les quitan la piel, los queman vivos, secuestran a sus hijos y los envían de regreso descuartizados… es indignante. La gente en Estados Unidos y Europa que compra sus sustancias deben saber que cuando gastan $100 en un gramo de cocaína eso es por lo que están pagando. Estoy del lado que cree que la legalización es la menos mala de las opciones. Pero mientras la droga permanezca siendo ilegal, y por tanto en manos del crimen organizado, comprar cocaína no es mejor que mandar donaciones a ISIS. Y no creas que hay alguna posibilidad de que tu material sea del tipo "comercio justo." Toda la cocaína del mundo es manejada por los cárteles que se dedican a esto. Si alguna vez has comprado coca, me temo que se tiene la certeza de que has contribuido a que alguien haya tenido una muerte lenta en algún sótano de México.

¿Cuál es la relación del cártel con el mercado de alimentos en Estados Unidos? Creo que el mercado de comestibles con marihuana representa un gran problema para los cárteles. De hecho, todo el fenómeno de la legalización de la marihuana lo es. La evidencia en lugares como Colorado es que los cárteles no pueden competir con el mercado legal. En Colorado, las autoridades reconocen que el negocio legal satisface alrededor del 70% de la demanda estimada (y gran parte del 30% restante es el mercado "gris" de gente que cultiva legalmente en casa y lo venden de manera encubierta). El mercado de los comestibles es relativamente complicado y sofisticado, y hasta ahora no hay señales de ningún cártel siquiera intentándolo. Ellos se especializan en contrabandos baratos, material de poca calidad. En Colorado, las áreas de cultivo grandes son los comestibles (y bebibles) y los concentrados. De nuevo, la producción de los concentrados es algo en lo que el mercado ilegal nunca ha tenido suerte, en parte porque requiere tecnología relativamente sofisticada para producirlos de manera segura. En términos de la marihuana en Estados Unidos, los cárteles están siendo desplazados por las compañías legales en cuanto a precio, calidad y variedad. Es la única gran amenaza que enfrentan.

Dices que los cárteles actúan como monopsonios, forzando agricultores de hojas de coca a absorber los costos en lugar de subir el precio para los consumidores. ¿Cómo han alterado las iniciativas gubernamentales sobre el impulso hacia los cultivos comerciales de alimentos el suministro de coca en bruto? No mucho. Hay proyectos en camino para mover a agricultores de coca hacia otras industrias, como café o jitomates o pollos o cualquier clase de cosa. (Algo similar ocurre en Afganistán, tratando de que los agricultores de flores de amapola cultiven otra cosa, aunque confieso que no sé mucho acerca de eso.) Algunos de ellos han tenido éxito –se despoja a los cárteles de algo de su poder si los granjeros tienen otras opciones además de la coca. Pero el problema es que las ganancias de la cocaína son tan grandes que incluso si los cárteles tienen que aumentar el precio que piden, no varía casi nada el precio final de la cocaína. La coca necesitaba lograr un precio por un kilo de cocaína de alrededor de $500 dólares en Colombia. Ese kilo puro se vende en Estados Unidos por más de $150,000 dólares. Así que incluso si duplicas el costo de la coca, e incluso si el costo extra llega al consumidor, sólo aumenta el valor de la coca a $150,500. (O de un gramo puro de $150 a $150.50). No es un gran aumento.

Si ocurre otra escasez de limas, ¿podríamos esperar que un cártel secuestre la industria y aumente los precios? No necesariamente. Supongo que si la escasez es localizada, dejando pocos lugares con una ganancia mayor de la usual, eso podría incrementar los incentivos para que un cártel tome el control de las granjas en esas áreas y recojan las retribuciones del monopolio.

Gracias por hablar conmigo.