Un hombre preparó la piña colada más grande del mundo

¿Recuerdas esa canción sobre la piña colada? Si te gustan las piñas coladas y… bueno, hasta ahí llegó Georgi Radev, gerente de barra en Mahiki. Sin necesidad de seguir los versos al pie de la letra. Ni siquiera la parte de hacer el amor a media noche. Porque a Radev no le gustan las piñas coladas, él las ama, ama, AMA.

"¡Es un cóctel celestial!", exclama, vestido con una camisa hawaiiana con patrones discretos en la Semana del Cóctel en Londres celebrada en el Hotel Langham. "¡Ron! ¡Piña! ¡Coco! Simplemente no puedes equivocarte".

Me siento un poco opacada, estoy vestida con lo que pensé era una selección apropiada para la temporada: jeans negros, botas cafés otoñales y una blusa negra. Todos los demás llevan puestas camisas exóticas y guirnaldas multicolor. Están mucho más preparados para una fiesta que yo y vaya que será una fiesta, porque estoy aquí para hablar con Radev justo antes de que intente romper el récord mundial de preparar la piña colada más grande del mundo.

"Se nos ocurrió la locura al final de una noche de tragos", Radev se encoge de hombros. Por supuesto. Todas las ideas locas se conciben así. "Solo pensaba en cómo siempre que hay algún evento, necesitas una cereza en el pastel. Y uno se pregunta si alguien habrá intentado hacer algo así. ¡Una piña colada gigante!".

En medio de una habitación llena de botellas de ron se encuentra una piña gigante; básicamente es una cisterna para jardín, pero cubierta de poliestireno y pintada para parecerse a la fruta tropical. Puede contener 150 litros y será el recipiente para el cóctel favorito de Radev.

No solo es su favorito, insiste. Es el favorito de TODOS.

"Realicé investigaciones", me cuenta. "Es el cóctel más consumido en el mundo, incluso más que los mojitos".

¿Más que los martinis?, le pregunto. Más que los martinis, insiste.

"No a todos les gusta el martini, no es para todos; sin embargo, no conozco a nadie que no le guste la piña colada. Puede que sea un placer culposo. Habrá personas que digan que no les gusta, porque no quieren admitirlo. Pero secretamente les gusta".

No quisiera contradecir a alguien acerca de sus gustos, pero el estatus icónico de la piña colada es indiscutible.

"¡Es el cóctel más inspirador del mundo!", exclama Radev. "¡Hay canciones sobre ella! ¡Puedes conseguir champú con sabor a piña colada!".

Afortunadamente para intentar conseguir un nuevo récord esta tarde, Radev está actuando más serio. Alrededor de la enorme cisterna disfrazada de piña hay cajas de botellas de ron, botes de jugo de piña y crema de coco, pilas de amargo de Angostura y limas; todo listo para el cóctel.

"Calculé las cantidades y las ajusté para que supiera bien", dice Radev. Teniendo en cuenta que son 140 botellas de ron como base espirituosa, espero que tenga las cantidades correctas, de otra forma ésta será una tarde alcohólica para las 1.000 personas que deben servirse de este intento de cóctel.

Radev desaparece y aprovecho para conversar brevemente con el creador de la piña, otro compañero con camisa brillante que responde al nombre de Trader Sam.

"Fue bastante fácil de hacer", se enconge de hombros. "Antes fabriqué un perro San Bernardo del cual la gente podía beber, cabras, una vaca, un ciervo rojo… "

De hecho, parece no haber figura que Sam no haya podido transformar en dispensadores de bebida. Hacer una piña fue como hacer un garabato, me cuenta, tomó un parasol que serviría como la sombrilla del cóctel.

Gradualmente, se reúne una multitud y el momento de preparar el cóctel llega.Varios bartenders se reúnen alrededor de la piña enorme, botellas en la mano y esperan la orden de Radev. Al instante hay un montón de tapas girando, botellas inclinadas y finalmente vertiendo su contenido. Ron, jugo de piña, crema de coco y hielo, todo se vuelca en grandes cantidades dentro de la piña artificial de Sam. En el fondo de la habitación, el DJ comienza a tocar una canción familiar.

I was tired of my lady, we'd been together too long, like a worn-out recording, of a favourite song. So while she lay there sleeping, I read the paper in bed, and in the personal columns, there was this letter I read …

Con una sonrisa colectiva, todos nos unimos a la canción: "If you like piña coladas, and getting caught in the rain …"

Radev está en lo cierto, la piña colada es la bebida definitiva para sentirse a gusto. Y cuando la bebes, es casi imposible que esta canción no te venga a la cabeza. Por supuesto, en esta ocasión el DJ la reprodujo.

Pero mi mente ha empezado a vagar entre asuntos más prácticos. ¿Cómo, me pregunto, van a mezclar todo? No hay forma de levantarlo para agitarlo, revolverlo requeriría mucho esfuerzo.

Parece que Radev va unas cuantas revoluciones por delante de mí en cuanto a inventiva creativa, ya que se aproxima con una mezcladora de cemento manual.

"Nunca he usado una de estas en mi vida", confiesa. "Así que esto será interesante".

Se coloca encima de la piña, sosteniendo la mezcladora con ambas manos, la sumerge en el alcohol y empieza a batir el contenido, mientras la muchedumbre alrededor ruge.

"¡SÍ!", grita. "¡Funiona!".

El cóctel gira como agua en la regadera por el desagüe, ¡pero vaya desagüe dulce!

"Funcionó mucho mejor de lo que pensé", dice Radev, con un poco de alivio. "¡Y sabe maravilloso también!".

La gente con vasos de unicel se agolpa para probar el fruto de esta labor. Si hubiese una persona en este lugar que no le gustasen las piñas coladas, no podrías adivinar quién es.

"¡Sabe increíble!", dice Radev, vaso en mano. "Estoy tan contento y orgulloso".

Alguien arranca un ritmo con tambores de conga, las chicas con escotes profundos y faldas hawaiianas se contonean al frente y todos comienzan a bailar. Incluyendo a Trader Sam, quien realiza movimientos sinuosos, siempre con el vaso desechable en la mano.

A nadie le importa, ¿por qué habría de importarles? Hay una piña colada gigante que acaba de romper un récord mundial y hacer una fiesta es la única reacción justificada.