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diez preguntas

Diez preguntas que siempre has querido hacer a una persona con anorexia

"Me gustaba verme los huesos pero pensaba 'mañana se verán más'".
María. Imagen vía @estherfornosfotografia

María tenía 12 años cuando empezó a padecer anorexia nerviosa restrictiva y 18 cuando consiguió superarla definitivamente. Diez años y un libro después de aquello (La meva anorèxia), acaba de tener una hija y colabora en la Fundación ACAB, una de las decenas de asociaciones contra los trastornos de la alimentación que se reparten por nuestra geografía.

Cuando le pido que defina la enfermedad que la acompañó durante la adolescencia me dice que es una tristeza enorme, algo que nace del alma. "Es como si te pesara la vida". Porque la anorexia va más allá de la alimentación, más allá de las restricciones, las purgas y la delgadez, aunque a veces lo pasemos por alto. Y le pido que me lo explique, para entender la enfermedad más allá de la comida, en diez respuestas.

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VICE: Hola, María. ¿Cómo es empezar a padecer anorexia? ¿Un día de repente dejas de comer o es un algo paulatino?
María: En mi caso no fue repentino, fue algo que pasó progresivamente. Empecé a restringir las comidas que no eran principales, la merienda sobre todo, después el desayuno y luego empecé a dejar de tomar los alimentos más calóricos.

No comía hidratos de carbono a no ser que fuera muy imprescindible, si escogía yo la comida elegía siempre alimentos ligeros… poco a poco fui cayendo en la obsesión y fue entonces cuando empecé a restringir mucho más. Me empecé a dar cuenta de que algo no iba bien, de que la obsesión era cada vez más evidente.

Me notaba mal físicamente y me sentía muy triste, apagada y falta de energía. También, al restringir la alimentación se restringen las relaciones sociales, porque muchas veces llevan implícitas comida: tomarse algo, quedar a cenar…y yo veía que se complicaba.

"Al no tener una relación sana con la alimentación, no tienes una relación sana con el mundo en general"

¿Cómo es la vida de una persona con un trastorno de alimentación (TCA)? ¿En que se diferencia de la de alguien que no lo padece?
En muchas cosas. Cuando estás sana no te das cuenta, pero la comida está en todas partes: desde cuando recibes una visita y le ofreces un café hasta cuando sales a dar una vuelta y picas algo o quedas a cenar. La socialización tiene mucho que ver con la comida.

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Al no tener una relación sana con la alimentación, no tienes una relación sana con el mundo en general. Desarrollas una tendencia al aislamiento porque quieres alejarte de todo lo que guarde alguna relación con el hecho de comer. Te conviertes en una máquina contadora de calorías. Es curioso porque yo todavía recuerdo cuántas calorías tienen muchos alimentos, aunque haga años que no me importe.

Pero un trastorno de la alimentación va mucho más allá de la relación de la persona que lo padece con la comida. Hay una implicación emocional muy grande, un deseo de control y de perfeccionismo enormes. Pero la manera más plausible y manifiesta de verla es en cómo se relaciona el enfermo con la comida.

"Puedes controlar tu peso, pero llega un momento en el que los huesos son los que son. No puedes empequeñecerlos, así que es una frustración constante"

¿Qué hay detrás de los problemas con la comida entonces? ¿Qué hay más allá?
En mi caso particular lo que había detrás era un perfeccionismo muy grande, una autoexigencia muy grande y una baja autoestima. Siempre he entendido mi anorexia como un deseo de controlar algo. Soy una persona más bien controladora, perfeccionista, con un punto obsesivo a veces. Y en el paso de niña a adolescente, que es cuando desarrollé la enfermedad, me pasaba que me daba cuenta que había cosas que no podía controlar.

De pronto te das cuenta de que hay cosas que se te escapan y el mundo te viene un poco grande. Entonces "decides", voluntariamente —pero de hecho involuntariamente porque es la enfermedad la que se apodera de ese deseo—, empezar a controlar algo: tu propio cuerpo. Por supuesto esto es una confusión fruto de la enfermedad, porque el cuerpo tampoco lo podemos controlar a estos niveles. Venimos dados con un peso, una altura, una constitución…

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Puedes controlar tu peso, pero llega un momento en el que los huesos son los que son. No puedes empequeñecerlos, así que es una frustración constante.

¿Qué sentías cuando te mirabas al espejo?
Me sentía constantemente insatisfecha. Realmente nunca hay una pérdida suficiente de peso, así que nunca te sientes a gusto con tu cuerpo, da igual si estás en un peso normal o en uno mínimo. La sensación de ver que eres cada vez más delgada es gratificante, pero nunca basta. A mí verme los huesos me gustaba, pero pensaba "mañana se verán un poco más".

Y cuando estuve en tratamiento y tuve que recuperar peso la sensación era de angustia, de no querer verme así. Uno de los síntomas de la anorexia es la distorsión de la imagen corporal. Además, en mi caso incluso se pudo cuantificar porque cuando estaba ingresada hicimos talleres de percepción de imagen corporal. Uno de los ejercicios consistía en dibujar a tamaño real tu figura en un papel enorme y después que alguien trazara tu silueta real y compararlas. Yo me dibujé dos veces y media más grande de lo que era.

Existe la imagen de que los enfermos de anorexia mienten para que no descubran su enfermedad. ¿Tú cómo lo hacías?
Una de las características de la enfermedad es que se camufla muy bien, y los enfermos son los primeros interesados en que no se note. En que no les tilden de enfermos, porque entonces les van a querer curar y se acaba el control que ellos creen tener sobre su cuerpo. Por eso la anorexia te hace manipular las cosas y volverte mentiroso.

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Son mentiras inocentes, pero mentiras al final. Dices que ya has comido, que no comes porque te duele la tripa, que no te gustan ciertos alimentos… He conocido incluso a gente que ha camuflado durante años su enfermedad en el veganismo, que decía que no tomaba productos animales porque los respetaban pero en realidad lo que querían era adelgazar, lo que les ocurría era que tenían anorexia.

Diez años después de superar su anorexia nerviosa restrictiva, María acaba de tener a su primera hija. Imagen vía Esther Fornos

¿Qué te decía la gente cuando les hablabas o se enteraban de tu enfermedad?
De la gente que más conocía lo que recibía eran mensajes de preocupación. Pero alguna de la que no conocía tanto, aunque a lo mejor no me lo decían directamente, me llegaba una sensación de "eso son tonterías", "hace tonterías con la comida". Eso me molestaba mucho, en primer lugar porque llevaba implícita una cuestión de voluntad, y yo no lo hacía voluntariamente sino porque estaba enferma.

Y por otro lado porque no son tonterías; la anorexia es una enfermedad muy grave. También me pasaba que al principio, cuando empecé a adelgazar pero aún no era demasiado evidente que estaba enferma, recibía comentarios positivos. Yo era una niña más grande que la media, pero no tenía un problema de peso y cuando empecé a bajar me decían "qué guapa estás", "qué bien te ves"…

Más allá de mi familia, nadie me preguntó en ningún momento que por qué estaba adelgazando, que si me pasaba algo. Eran comentarios positivos, cuando en realidad detrás de esa delgadez había un sufrimiento enorme. Pero también es verdad que yo estaba muy sometida a las opiniones del resto, y las valoraba mucho por mi baja autoestima, así que decirme eso era como darme alas para seguir haciéndolo.

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"Más allá de mi familia, nadie me preguntó en ningún momento que por qué estaba adelgazando, que si me pasaba algo. Eran comentarios positivos, cuando en realidad detrás de esa delgadez había un sufrimiento enorme"

¿Qué es lo peor de la anorexia?
Es un poco duro reconocerlo, pero creo que lo peor es asumir que has hecho sufrir muchísimo a la gente que te quiere y a la que quieres. Cuando tienes la enfermedad te vuelves muy egoísta, yo lo era. No podía ser de otra manera, porque estaba enferma, pero en ese momento no me daba cuenta de cómo afectaba eso a mis padres, a mi hermana, a mi entorno. La anorexia te vuelve muy egocéntrica.

No puedes ver más allá de lo que te está pasando a ti y superar esto es complicado, porque cuando sales y te das cuenta de lo que ha ocurrido, de lo que has hecho, sientes una culpa enorme. Pero esa culpa tampoco lleva a ninguna parte. Hay que asumir que, durante un tiempo, tu cuerpo y tu persona han actuado siguiendo unas directrices que no eran las tuyas, que eran las de algo como diabólico.

También es duro lo que pierdes durante el tiempo que la padeces, porque tu vida se reduce a la enfermedad. No le puedes prestar atención a nada más que a planear cuántas calorías comerás ese día y cómo las quemarás para no engordar.

"Es un poco duro reconocerlo, pero creo que lo peor es asumir que has hecho sufrir muchísimo a la gente que te quiere y a la que quieres"

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¿Te ha quedado alguna secuela física?
Sí. Durante un tiempo tuve mucha osteoporosis porque como sufrí amenorrea (ausencia de períodos menstruales) los huesos sufrieron un montón y tuve que tomar suplementos. Sin embargo a nivel menstrual me recuperé bien y he tenido una hija, tuve un parto estupendo y no he tenido ningún problema. Pero no siempre es así, este es mi caso. Al recuperar el peso las cosas se pusieron en su sitio. Sí que es verdad que tengo molestias digestivas, nunca tengo muy buenas digestiones, pero nadie me sabe decir si es una secuela de la enfermedad o no.

¿La industria de la moda y la ficción hacen que los casos de anorexia aumenten?
Creo que hay una influencia, y negarlo es un error. Pero me da mucha rabia que a la anorexia se le atribuya únicamente la influencia de la moda. Que se piense que es simplemente algo estético. A mí por ejemplo nunca me han interesado ni la moda ni la estética. No me considero una persona para nada superficial y, sin embargo, cogí una anorexia de caballo. No podemos negar que vivimos en una sociedad que valora mucho la delgadez, especialmente la de la mujer, pero para mí la anorexia es algo que nace del alma.

Es una tristeza enorme. Yo lo resumo a veces como que "te pesa la vida". Te das cuenta de que no puedes lidiar con ella, o al menos con algunos aspectos, y no soportas el hecho de no tener control, de no poder decidir nada sobre lo que va a pasar. Suena muy dramático, pero en ese momento es así. Lo que pasa es que la enfermedad lo va a aprovechar para adueñarse de ti con una falsa ilusión de control. Entonces pierdes autonomía, independencia y cualquier voluntad que puedas tener y te obliga a obedecer. Si no obedeces te castiga con ansiedad, con angustia, con dolor, con tristeza y con culpa.

¿Se cura?
Yo creo que sí. A día de hoy tengo una relación normal con la comida. Puedo disfrutar, comer lo que me gusta… lo que no cambia es el motivo que causa la anorexia si no lo trabajas. Es decir, si no hubiera hecho un trabajo con mi autoestima, si no hubiera dedicado tiempo a identificarme, a entender cómo y quién soy, a echarle horas con especialistas, a lo mejor podía haber caído de nuevo o no habría salido de ella.

Las causas de mi anorexia, mi baja autoestima, mi perfeccionismo o mi afán de control siguen estando en mí y afloran en momentos bajos, pero he madurado y he trabajado respecto a ello y por eso conseguí salir y ya no estoy enferma. Para eso está el tratamiento con especialistas. Pero es cierto que, aunque esté curada, no significa que sea inmune a ella. Nadie o está. Puedo volver a tener anorexia igual que puede tenerla cualquier persona que no la haya sufrido antes.

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