Medio Ambiente

Ocho meses después de la explosión en Beirut, el Líbano sigue siendo un basurero tóxico

Hay cerca de 1.000 depósitos de basura a cielo abierto en el país. Además, debido a su mala administración, la capacidad programada de los rellenos sanitarios ha sido rebasada por mucho.
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Un hombre mira los daños en el puerto de Beirut en agosto de 2020. Foto: IBRAHIM AMRO/AFP a través de Getty Images

BEIRUT - Los libaneses están acostumbrados a un nivel de incompetencia gubernamental tan elevado que raya en lo distópico. Han pasado ocho meses desde que la explosión de miles de toneladas de nitrato de amonio almacenado incorrectamente mató a más de 200 personas y arrasó con el puerto de Beirut. Aún no se ha responsabilizado a nadie por el desastre, aunque hay evidencia de que los líderes políticos estaban al tanto del peligro. Sin embargo, sorprendentemente incluso para los libaneses, se dio a conocer en febrero que miles de toneladas de sustancias químicas aún más peligrosas permanecen en el puerto: una segunda bomba. Estas sustancias tampoco estaban almacenadas correctamente y, por supuesto, solo fue cuestión de suerte que no explotaran también el agosto pasado.

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Nadie ha reclamado la propiedad de los productos químicos, que aún se encuentran en el puerto, y entre los que hay ácido clorhídrico, acetona, peróxido de hidrógeno y ácido fluorhídrico. El gobierno libanés contrató a la empresa alemana Combi Lift para enviar los desechos a Alemania y que sean procesados de manera segura allí, pero aún no paga por el servicio.

"El Líbano y su insensatez me sorprenden una y otra vez con aún más malas noticias de las esperadas", dice Fouad Hamdan, quien trabajó como activista ambiental para Greenpeace en el Líbano en las décadas de 1980 y 1990. La verdad es que cuando se trata de químicos tóxicos, el Líbano ha sido un completo desastre durante décadas, con el vertido de residuos provenientes de toda Europa, los numerosos contaminantes y residuos que produce el propio país y la basura que generan en la vida diaria sus ciudadanos.

Durante y después de la guerra civil de 15 años del Líbano, Hamdan estuvo al frente de los esfuerzos para poner fin al vertido ilegal de desechos en el país. Durante la guerra, la milicia de las Fuerzas Libanesas controlaba el puerto de Beirut y buscaba ganar dinero importando desechos tóxicos del exterior para depositarlos en vertederos y minas libaneses.

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MAR CONTAMINADO CON PETRÓLEO EN EL ANTIGUO PUERTO DE BYBLOS, DESPUÉS DE QUE UN BARCO EGIPCIO SE INCENDIARA. FOTO: NICOLAS ASFOURI/AFP VÍA GETTY IMAGES

"La mafia italiana ganó miles de millones de dólares transportando desechos tóxicos de toda Europa para verterlos en el Mediterráneo y el resto del mundo", explica Hamdan. En la década de 1980, Samir Geagea [un caudillo cristiano libanés] importó esos desechos y nunca se disculpó por los estragos que causó, como suele suceder con los partidarios de las guerras".

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Geagea sigue siendo una figura importante en la política libanesa y tiene la ambición de convertirse en presidente.

“Para cuando los italianos volvieron para llevarse los desechos que había a la vista, las Fuerzas Libanesas ya habían vendido parte de ellos a la gente —los vendieron a la gente en general, los quemaron en ciertas áreas y también arrojaron parte de ellos en la ciudad de Bourj Hammoud. Son materiales inimaginablemente cancerígenos, no sabemos cuánto, ellos tampoco lo saben”, dice Hamdan, refiriéndose al centro de la comunidad armenia del país, en los suburbios del norte de Beirut, que alberga una serie de vertederos junto al mar con décadas de antigüedad.

El escándalo resultante obligó al gobierno italiano a retirar parte de los desechos que aún quedaban ahí, pero nunca llegaron a Italia, dice Hamdan, haciendo referencia a un informe de Greenpeace de mediados de los 90 sobre el Mediterráneo. “Vinieron los italianos, retiraron los residuos y los tiraron en el mar", continúa Hamdan.

Mientras continuaba la reconstrucción de la posguerra, los líderes libaneses no construyeron ni dieron mantenimiento a la infraestructura para el tratamiento de aguas residuales y tampoco implementaron una gestión eficaz de las aguas residuales y los desechos sólidos. La mayoría de los desechos libaneses no se clasifican antes de llegar a un vertedero o un relleno sanitario, y las leyes contra las descargas ilegales de basura rara vez se aplican.

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A helicopter puts out a fire at the scene of last year's explosion. Photo: STR/AFP via Getty Images

UN HELICÓPTERO APAGANDO UN INCENDIO EN EL LUGAR DE LA EXPLOSIÓN DEL AÑO PASADO. FOTO: STR/AFP A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

Hay cerca de 1.000 depósitos de basura a cielo abierto en el país. Además, debido a su mala administración, la capacidad programada de los rellenos sanitarios ha sido rebasada por mucho. En Trípoli, la segunda ciudad más grande del país, la estructura más alta hecha por el hombre es el vertedero municipal ubicado en el Mediterráneo.

“De hecho, no hay manejo de residuos peligrosos en el Líbano. La mayoría se mezclan con los residuos municipales y terminan en vertederos superficiales. Sólo una pequeña cantidad se exporta para su procesamiento en el extranjero”, explica Samar Khalil, experto en gestión de desechos de la Waste Management Coalition, un grupo de organizaciones civiles que abordan problemas de gestión de residuos.

Más de 90% de las aguas residuales del Líbano se vierten sin tratar a los ríos, la tierra o el mar. Esta agua, junto con los desechos municipales, se mezcla con las aguas residuales de fábricas, hospitales y granjas. Algunas de las tuberías del sistema de alcantarillado que desembocan en el Mediterráneo son tan grandes que se pueden ver en Google Maps.

Ahora, a la población libanesa de seis millones de personas se han sumado casi un millón de refugiados de la guerra civil siria. Estos refugiados suelen vivir en campamentos en los que a menudo utilizan los canales locales como vertederos a cielo abierto. Este problema condujo a la contaminación masiva del río más largo del país, el Litani.

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UNA MUJER PASA AL LADO DE MONTONES DE BASURA ROCIADOS CON VENENO PARA RATAS EN BEIRUT, 2015. FOTO: JOSEPH EID / AFP A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

“La mayoría de ciudades, campos de refugiados sirios, fábricas y mataderos vierten sus aguas residuales sin tratar directamente al río”, dice Abbas Baalbaki, investigador medioambiental especializado en gestión de aguas residuales y miembro de Green Southerners, una ONG medioambiental que opera en el sur del Líbano. “Incluso puedes ver que el agua en algunas partes del río es completamente negra. Y si tiras algo en ella, verás que se libera gas metano, lo que indica condiciones anaeróbicas graves que no son adecuadas para la vida acuática y terrestre".

Si alguna vez le pagan, Combi Lift eliminará desechos peligrosos en todo el Líbano. En marzo, la compañía anunció que había encontrado material radiactivo almacenado de manera inapropiada en una plataforma petrolera en alta mar, al sur de Beirut. El director de la instalación se defendió en la televisión local diciendo que eran apenas 16 kilogramos de uranio empobrecido lo que había estado allí desde la década de 1950, pero no dio más detalles. La Agencia Libanesa de Energía Atómica, que tomó posesión del material, se negó a responder a nuestra solicitud de comentarios.

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KARINA SUKKAR, ARQUITECTA Y DISEÑADORA LIBANESA, PARADA EN EL BALCÓN DE SU DEPARTAMENTO DAÑADO CON VISTA AL PUERTO DE BEIRUT, LA CAPITAL DEL LÍBANO. FOTO: PATRICK BAZ/AFP A TRAVÉS DE GETTY IMAGES


Este no es un caso aislado. Hace unos años, un contenedor marcado como "material radiactivo" apareció en una playa de Beirut, junto con el resto de basura que el mar arroja a las playas después de casi cada tormenta.

El año pasado, el Líbano se vio afectado por una crisis económica que provocó una hiperinflación y una devaluación del 90% de la moneda local. Es poco probable que se recaude pronto el dinero necesario para resolver estos problemas. "Mientras los sistemas y las políticas no sean sometidos a revisión, y mientras la economía esté en este estado, la mala gestión y los derrames continuarán", se lamenta Baalbaki.