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la vida después de salvar la vida

Salvador Cabañas y el disparo que le cambió la vida

El exfutbolista sobrevive hoy como panadero tras un atentado que casi le quita la vida. Cabañas alcanzó la cima con el América y ahora lleva una vida sencilla y tiene una panadería. Hablamos con "Chava".
Fotos por los autores

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El 25 de enero de 2010, Salvador Cabañas estaba en el top de su carrera. Goles, capitanía de Paraguay y un precontrato con el Manchester United. Esa noche lo perdió todo, excepto la vida. Dijo adiós a su carrera futbolística cuando, tras una discusión en un bar de la Ciudad de México, una bala atravesó su cerebro. José Jorge Balderas Garza, conocido como el "JJ", fue señalado como el agresor. Era narcotraficante del cartel de los hermanos Beltrán Leyva.

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La vida ostentosa, de grandes lujos y abundantes amigos, quedó muy lejos en el tiempo para Cabañas. El que fuera un temible goleador en sus mejores años de futbolista profesional vive hoy en el mismo recóndito lugar en el que se crió. Don Dionisio y doña Basilia, sus padres, atienden con esmero sus necesidades y le acompañan a los esporádicos partidos benéficos a los que acude como invitado.

Para encontrarse con Salvador hay que viajar a Itauguá, una ciudad que se encuentra a 30 kilómetros de la capital del Paraguay. Se trata de una localidad medianamente urbanizada, con muchos barrios, a los que todavía no llega, por ejemplo, el transporte público.

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Su casa está situada a unos tres kilómetros de la Ruta 2, una de las vías principales del país. Se accede por un camino de tierra hasta el final del trayecto. Allí nació y creció Salvador Cabañas.

Nos desplazamos hasta la 'Ciudad del Ñanduti' -denominación que recibe Itauguá por la fabricación de una delicada tela tradicional- para conocer la vida actual del Chava. Aunque inicialmente responde con brevedad por su evidente complicación para expresarse, poco a poco se suelta. Esto es lo que pasó cuando nos ganamos su confianza.

Lo que más le interesa

"Hoy paso mucho tiempo con mi familia. Ellos siempre me apoyaron en todo y yo les veo felices. Eso es lo que más me interesa ahora. Estar con los padres es lo máximo que hay. Cuando jugaba a fútbol casi ni los veía", dice Salvador al analizar su estilo de vida en los últimos cinco años.

Hasta hace poco, los viajes eran constantes en su agenda, pero cuenta que dejó eso porque desea aprovechar el tiempo con sus seres queridos. Después de recibir el disparo en la cabeza, tuvo que soportar el alejamiento de su esposa y sus hijos, a quienes dice que ve en escasas ocasiones.

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El fútbol y el inicio de una nueva faceta

Como futbolista, fue un indiscutible goleador. Años después de su incidente, no se entregó a los rigores que le exigían alejarse de la actividad profesional. Se desempeñó en el club 12 de Octubre, que por entonces militaba en la segunda división del fútbol paraguayo. Incluso, fichó por el Tanabi, de la cuarta categoría de Brasil, en donde fue sensación por poco tiempo.

Su amor por la pelota nunca se vio afectado. Sobre la manera en que seguirá ligado al fútbol, dice: "Quiero seguir, pero ya no como jugador, sino como director técnico. Ahora me ofrecieron dirigir a la Selección de la Liga de Yaguarón. Es una opción para analizar. Si se presenta una buena propuesta, bienvenida sea".

Yaguarón es una ciudad que se encuentra a 48 kilómetros de Asunción. Anteriormente, Cabañas dirigió, en dicha localidad, al club Patria Guaraní, que juega en la división de honor de la liga local.

Amigos

"Tengo pocos amigos. Muy pocos. Antes, cuando jugaba, tenía muchos amigos. Después de lo que pasó, muchos se alejaron. Los vecinos me tratan muy bien. Solemos jugar a vóley en frente de la casa y son felices cuando estoy con ellos", cuenta Salvador.

Pasa las tardes jugando al vóley o al fútbol en el barrio. El escenario ya no es un gran estadio, sino una pequeña cancha de arena, rodeada por pastizal y la atención de numerosas vacas y gallinas.

Sobre el cariño de parte de excompañeros y dirigentes, expresa: "No siento tanto el cariño de parte de ellos. Nadie se acerca ni me llama. Pero, de todos modos, estoy contento y feliz porque tengo a mi familia".

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Lleva a México en el corazón

"Estuve casi nueve años allí. Es mi segundo país. En un momento ellos querían hacerme mexicano y todo. Tengo mucho cariño hacia ellos. Me identifiqué mucho con el mexicano", comparte.

Refiriéndose directamente a sus seguidores en el país azteca, manifestó: "Lo que les puedo decir es que siempre les voy a estar agradecido porque me dieron la oportunidad de jugar en un equipo. Se lo voy a agradecer siempre".

La panadería y su sustento

El alejamiento de su esposa y los problemas judiciales con su representante hicieron que perdiera mucho dinero. Actualmente, tiene montada una panadería en su casa y eso le permite un colchón económico para mantener a su familia.

Sobre el negocio casero, dice: "Yo pocas veces hago algo porque no entiendo nada de panadería. Monté el negocio para que mi hermano tenga un trabajo seguro. Además, mi papá, desde joven, se dedicó a la panadería y conoce el oficio".

Además de la panadería, Cabañas mantiene aún un complejo deportivo denominado "SC10". Allí los chicos acuden para realizar tareas de acondicionamiento físico y hacen, a veces, trabajos de escuela de fútbol. Sin embargo, el mantenimiento del lugar es cada vez más costoso.

Las instalaciones de la panadería de Salvador Cabañas

Salvador mantiene su idea de seguir ligado al fútbol, y es probable que pronto lo veamos en el banquillo de un club pequeño, ganándose poco a poco un lugar en este competido mundo donde un día fue rey indiscutible.