Cómo tomar Vodka en un Bar al fin del mundo

En una pequeña isla en la Península de la Antártica llamada Galindez, a 1000 millas náuticas de la ciudad más cercana, habitada por más pingüinos que por humanos, encontrarás a 12 hombres Ucranianos en el último bar de la tierra.

Llamado Faraday Bar, y es la luz en medio de la obscuridad del invierno de la Antártica, el centro de toda celebración, liberación y el murmullo de nostalgia de los residentes en rotación de la Base de Investigación de Vernadsky.

Faraday, se construyó hace 30 años por un carpintero llamado Keith "Cat" Larratt, llamado así por la base de investigación inglesa que precedió Vernadsky. En 1996, Inglaterra vendió la deteriorada Faraday Station a Ucrania por una simbólica libra inglesa, mientras que una gran parte cambió durante los siguientes 19 años, la barra mantuvo el nombre. Una mezcla de adornos kitsch Birtánicos y Ucranianos adornaban las paredes.

En una carta enviada a la base en 2009 por Larratt, después de mucho tiempo después en el que pensó que Faraday Bar había sido cerrado, escribió "El bar estaba hecho para traer risa y buenos sentimientos de calidez a la base más miserable y poco amorosa de la Antártica".

Pero sin duda este lugar ha sido amado por sus residentes de Ucrania, de hecho la barra es más grande que la iglesia católica ortodoxa de la base. Hoy en día el bartender puede ser cualquiera de los biólogos, meteorólogos, geofísicos, mecánicos, administradores del sistema, médicos o cocineros.

Los hombres se quedan durante diez o más meses en una época en la que las temperaturas pico alcanzan aproximadamente de cero a dos grados Celsius en el verano, y descienden hasta 25ºC en invierno. A esto además se le agrega un porcentaje de 280 días de nieve al año. Los investigadores pasan sus días estudiando el efecto de los rayos ultravioleta en la atmósfera y el hoyo en la capa de ozono sobre la Antártica, descubierta en 1985. Todo esto lo hacen cuando no están destilando vodka para los pasajeros que pasan en los cruceros por la Antártica.

Durante mis visita, el administrador del sistema hace las botellas de vodka casero, destilando el agua de los glaciares, para luego hacer una infusión con miel y almendras.

"Nuestra barco con provisiones y comida llega una vez al año con el cambio del equipo" Un biólogo me contó que eso había sido ocho meses antes.

Los aperitivos del bar son un plato de peras y piñas enlatadas y una mesa de billar representa la suma total de opciones de recreación de Faraday. Es un lugar acogedor, con un stereo y una buena colección de vinilos, que incluye Billie Holiday's Greatest Hits y Led Zeppelin III, puesto cerca de la venta que da a las lisas de hielo. La Antártida se bañaba casi 24 horas de sol al día en verano: Si el vodka no te hace sentir invencible, los días interminables te harán sentirlo.

"Durante la semana, el bar cierra usualmente a media noche" me cuenta el bartender, así que algunas veces me tomo una botella, a veces seis, pero seguro al día siguiente siempre estoy en el trabajo".

El vodka que se comparte con los visitantes es suave y ligero, con un gusto fuerte a almendra y a vainilla. "Será el vodka en la Antárctica," menciona el bartender. Es el único vodka en la Antárctica, y el 40 por ciento del alcohol se sirve en un shot generoso por $3 dólares: definitivamente la manera más económica de ponerte borracho en un continente helado. Atrás del bar hay sostenes de mujeres, de acuerdo a la etiqueta del bar, a una mujer se le da un shot gratis si dona su ropa interior.

Cuando se le pide cuentos salvajes sobre estas donaciones, o sobre los visitantes un poco ansioso por los espíritus de Ucrania, el camarero sacude estoicamente la cabeza y menciona "Ninguna historia será divulgada".

Pero un operador turístico experimentado, me contó a lo largo de la jornada, "He visto a mujeres desnudarse con el sostén en la mano en medio de la barra". Otra historia era reciente, sobre una joven mujer alemana que tuvo que ser ayudada por los médicos después de que pusiera un poco alegre o más bien demasiado borracha.

Después de que los pasajeros de los cruceros se van, algunos residentes del lugar, beben un poco de vodka hecho a mano con una infusión de pimienta. El día está por terminar y levantan sus copas y gritan "¡Budmo!", la expresión ucraniana para decir "¡salud!"Se traduce como "¡Viviremos para siempre!"

"¿Aquí?" Le pregunté al Biólogo.

"Probablemente no aquí," contestó.