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Partido de Día de Acción de Gracias termina en locura cuando aficionados del equipo irrumpen en el campo

Nadie lo vio venir, hasta la abuela mandó el pavo y los panecillos al carajo.

La historia la escriben los vencedores. Todos lo saben. Pero por un segundo pongámonos en los zapatos del equipo perdedor de Lynn English High School.

Ayer, en el día de Acción de Gracias, este equipo de los suburbios del norte de Boston, llegó a su juego 103 contra sus rivales de Lynn Classical con un poco de peso sobre sus hombros. Después de una larga ida y vuelta, con 14 segundos en la yarda 20 de los Classicals y con tres puntos abajo, el quarterback del English lanzó un hermoso pase que golpeó al receptor en los números de la zona de anotación. Sumemos dos puntos por la conversión (por alguna razón) y nos dan 20-15 y 8 segundos en el reloj. Es comprensible que los aficionados del English hicieran un gran revuelo, el suficiente para irrumpir en el campo.

Una gran victoria ¿no? Tú, un joven jugador victorioso del English podrías irte a dar un baño y prepararte para aparecer en casa de tu abuela y festejar el Día de Acción de gracias comiendo pavo y panecillos. Sin embargo, ocho segundos aún significaban ocho segundos, y ciertamente el juego no había terminado para el English.

Después de que el English arruinara su primer gol de campo con un offside, su segundo intento terminó en las manos cobardes de Marcus Rivera del Classical, que corriendo como rayo por la banda y después de golpear a un jugador, consiguió un milagroso touchdown de 75 yardas y con cero segundos en el reloj, rompiendo los corazones de jugadores y aficionados del English. Nadie lo vio venir. Todo el mundo estuvo devastado. Hasta la abuela decidió mandar al carajo los panecillos y el pavo.

[h/t WCVB Boston]