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Comida

Qué comer cuando quieres salir de fiesta y emborracharte MUCHO

Hablamos con una experta en nutrición para que nos aclare qué tipo de manjares debemos degustar antes de pillarnos una buena taja.
tipo bebiendo Jameson
Foto vía Flickr | CC BY 2.0

La idea es esta: mañana un amigo se larga a vivir a Pamplona y hoy es el último sábado que está en la ciudad, por lo que es casi obligado hacer una despedida por todo lo alto, hay ganas de petarse bien FUERTE. Litros y litros de cerveza deben amontonarse dentro de nuestros humanos cuerpos, bañando nuestras entrañas y nuestras ideas. Es un día de celebración y no existe excusa posible, hay que emborracharse como esos adolescente que acaban de descubrir que el ron con Coca-Cola les va a solucionar el resto de sus vidas, facilitando cualquier relación social y sexual gracias a la desinhibición que genera el simple hecho de estar bebido.

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Bien. El plan es este. Cenar algo y luego salir a beber hasta que salga el sol. Es sencillo pero a veces se nos puede olvidar, por lo que hay que tenerlo muy claro. No hay vuelta atrás, cuando el carruaje empiece a avanzar no hay posibilidad de evasión. Como la noche será intensa, hay que estar muy bien preparado, pues al día siguiente nadie quiere estar hecho mierda y resacoso y con las piernas temblorosas en el aeropuerto despidiendo a Juan que se va a Pamplona y Juan tampoco tiene que estar hecho polvo porque, joder, empieza una nueva vida y las nuevas vidas no se empiezan borracho.

Por lo que hay que prepararse bien y cenar algo decente, generar un buen contrafuerte en el estómago para que este pueda aguantar el incesante peso del alcohol.


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La nutricionista y dietista Julia Farré me asesoró para saber qué diablos debía ingerir antes de disfrutar de una buena sesión de litros, no sin antes advertirme de que, así en general, beber mucho no es muy recomendable para nadie. “Hay que tener en cuenta que no todo el mundo tiene la misma tolerancia al alcohol y habrá personas que, sí o sí, se encontrarán fatal el día siguiente y otras que podrán beber mucho y se encontrarán más o menos bien. También depende de lo que se beba y de si tiramos de cervezas o ya vamos con cubatas. Tampoco es lo mismo alguien que pese 55 kilos que una persona que pese 80; o la que está acostumbrada a beber cada fin de semana que la que solo bebe en bodas, bautizos y comuniones. La capacidad de metabolizar y destruir el alcohol es distinta en cada persona y hay un componente genético muy importante, y eso no podremos cambiarlo”.

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Pero dentro de las posibilidades de cada uno, es muy recomendable hacer un cojín decente antes de la ingesta alcohólica, y, según Farré, no debería tratarse de comida ligera, sino de un ágape alto en grasas —y mejor que sean saludables para no destruirnos el cuerpo más de la cuenta—. La nutricionista recomienda grasas vegetales como aceite de oliva, frutos secos o aguacate, básicamente porque las grasas ralentizan la digestión y, por lo tanto, todo lo que se coma nos llegará más lentamente. También es muy recomendable “comer hidratos de carbono complejos, si puede ser integrales o ricos en fibra, como legumbres, cereales integrales, pasta integral o pan integral. Todo esto ayudará a que el alcohol no nos genere un efecto tan bestia y que podamos tolerar mejor grandes cantidades de alcohol”, apunta Farré.

Meterse un buen plato de carne, pescado o de fritos para obtener una base de grasas animales también sería una buena opción pero conseguiríamos exactamente el mismo efecto que con las grasas vegetales. De hecho, “si nos hiciéramos una ensalada y carne magra a la plancha, por ejemplo, esto no nos generaría un buen cojín, ya que este tipo de carne tiene una digestión muy fácil, y sería mejor que la carne fuera más bien grasa, pero claro, las grasas animales no son tan saludables como las vegetales”. Porque, me recuerda Farrés, “si juntamos una cena que no sea muy healthy con una ingesta de alcohol desmedida tendríamos una bomba para nuestra salud, por eso es mejor hacerlo con los alimentos más saludables posible”.

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Esta estrategia puede ayudar a soportar una noche de alta intensidad alcohólica pero es muy probable que el día después también tengas que tomar medidas para la resaca. “Una de las principales consecuencias del alcohol es el estado de deshidratación que genera en el cuerpo, que hace que nos encontremos fatal. La forma de prevenirlo es hidratándonos muy bien antes de ir a dormir. Tomar un zumo de fruta natural, un zumo de naranja con limón o beber mucha cantidad de agua”, me comenta la nutricionista. Lo ideal sería tener un vaso de agua al lado de la cama para ir bebiendo a medida que nos vamos despertando. Si tenemos en cuenta que una de la sustancias que encontramos en los alimentos y que se suele dar a las personas que sufren un coma etílico son la cafeína y la vitamina C, por lo que apostar por bebidas de cola, café o zumo de naranja siempre le vendrá bien al cuerpo. En cuanto a ingerir alimentos, Farré me comenta que es importante comer algo durante la resaca para recuperarnos, pero sin forzar el cuerpo. Lo más fácil es ceder a los encantos de la tríada mágica de pizza-kebab- noodles, pero en vez de eso, sería mejor meterse un bocadillo de tortilla francesa o cualquier otra cosas más saludable.

Eso sí, aunque comamos y nos hidratemos bien antes y después de la orgía de cervezas, “del mal que produce el alcohol como tóxico no se va a salvar nadie. Conseguiremos que el alcohol no nos suba tan de golpe, mejoraremos nuestro estado de hidratación y puede que no tengamos tanto dolor de cabeza, pero esto no hará que el efecto nocivo que produce el alcohol sobre el cuerpo y los órganos desaparezca”, concluye Farré.

Así que, si un día de estos tiene intenciones de reventarte un poco el hígado para celebrar algo que solo se puede celebrar remojando el gaznate en indecentes cantidades de alcohol, prepárate un buen manjar con grasas e carbohidratos vegetales, métete un zumico de naranja antes de dormir, acumula varias botellas de Bezoya al lado de la cama y al día siguiente zámpate algo sano, seguro que te sentirás mejor y tus heces tendrán mucho mejor aspecto que si te hubieras limitado a comer esas alitas de pollo del Mercadona que cenas tres veces a la semana. Eso sí, la resaca existe y hay que sufrirla y respetarla, en el fondo, la gracia de todo esto de vivir es experimentar e intentar disfrutar las consecuencias de todas y cada una de las decisiones que tomamos.

Sigue a Pol Rodellar en @rodellaroficial.

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