Durante la primera jornada del evento musical más esperado del año confirmamos varias cosas: que Nine Inch Nails es, en efecto, la banda en vivo más cabrona del Universo (a pesar de no haberse traído en sus maletas ni una pantallita, como nos lo prometieron, y de no tocar "Closer" o "Hurt"), que las bandas de moda (tipo PTM, Capital Cities y Phoenix) son aquellas que replican la fórmula de canción infantil pero con una producción medio electrónica, que al público le valen cinco las bandas locales que abren, que Babasónicos canta la misma canción durante todo el concierto, que Dorian vino a ocupar el lugar que Moenia dejó desierto en el panorama musical Hispanoamericano, que el festival está bonito y GIGANTE (aunque parece, en efecto, una experiencia AlKosto, plagada de marcas), y que la salida de este tipo de eventos sigue siendo una maldita pesadilla. En todo caso ni el aguacero más bravo, que alcanzó su clímax ya caída la noche durante el show de Julian Casablancas (contra el esceptisimo de este equipo, una banda bárbara), detuvo a la turba de pueblo que llenó el parche de la 222 para celebrar la fecha inaugural del Estéreo Picnic. Los picos de la noche, sin duda y en orden ascendente, Casablancas, Phoenix y Nine Inch Nails, demostraron que, sin importar la pirotecnia, a la final lo que cuenta es lo que es: una banda contundente en vivo.
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Aunque los casi 430940244802322 fotógrafos presentes complicaron aquello de la labor periodística, ahí se hizo lo que se pudo.Hoy vamos por más.