Diez preguntas que siempre quisiste hacerle a un cleptómano
Imagen principal vía el usuario de Flickr Mike Schmid.

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Diez preguntas que siempre quisiste hacerle a un cleptómano

¿Es una enfermedad mental o simplemente un acto criminal?

Hace 16 años, Winona Ryder entró a una tienda de Saks Fifth Avenue en Beverly Hills, robó más de 5,000 dólares (94 mil pesos) en mercancía y fue atrapada. Y como reveló el procedimiento judicial, al parecer no era su primera vez en usar el "descuento de cinco dedos". Más tarde, los fiscales argumentaron que tenía una relación constante con un comportamiento criminal compulsivo. En ese momento, Ryder era la hermosa y oscura novia de Estados Unidos, y ganaba millones de dólares al año.

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Es una anécdota demasiado familiar: los privilegiados terminan dañados y desarrollan tendencias poco halagadoras. Y si estás leyendo esto y vives en el mundo occidental, probablemente seas parte de esa población (al menos, en cierta medida) privilegiada. Todos tenemos vicios. Todos tenemos problemas. Todos juzgamos a los demás, también.

Según el diccionario, el término cleptómano se deriva de la palabra griega kleptein —que significa "robar"— y es a menudo una palabra que describe a las personas que roban cuando no lo necesitan (es decir, lo contrario a la canción "Hunger Strike" de Temple of the Dog). La palabra misma evoca convicciones y opiniones: ¿Es una enfermedad? ¿Es un chivo expiatorio? ¿Es un término usado por personas que no están seguros de qué diablos significa?

Independientemente de cómo, cuándo o quién use la palabra "cleptómano", hay innumerables relatos de personas a quienes han atrapado con, o que han confesado tener comportamientos compulsivos que buscan adrenalina, los cuales se encuentran detrás del robo sin razón aparente.

Decidí escoger a una persona a quien no han atrapado para que nos hable sobre este tema delicado.


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VICE: ¿Por qué sientes la compulsión de robar?
Brandon*: No tengo idea, comenzó cuando era un niño. La ocasión más antigua que puedo recordar fue en la escuela primaria. Le robé una tarjeta de Charizard de Pokémon a un chico de mi clase. Luego se la puse en la mochila sin que nade me viera, porque me sentía como una mierda.

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¿Con qué frecuencia sientes y tienes la necesidad de poner en práctica tu compulsión?
Depende de la situación. De adolescente, ponía en práctica mi hábito del 90 al 100 por ciento de las veces, pero en estos días he aprendido a controlarme bastante. Hubo algunas épocas malas en las que casi todos los días tenía que conseguir mi "dosis", incluso si eso significaba robar algo que no necesitaba en absoluto. En estos días rara vez siento o pongo en práctica esa compulsión.

Tienes un buen trabajo y una buena familia. ¿Por qué creciste con el deseo de robar?
Me gustaría tener la respuesta a eso. Creo que es algo tan simple: comenzó como algo pequeño y empezó a crecer conforme yo lo hacía. Además no ayudó que siempre me saliera con la mía.

A puertas cerradas, te identificas como cleptómano. ¿Crees que tienes una enfermedad o que eres un criminal?
Creo que es una mezcla de ambas cosas. Ha habido casos en los que surge una oportunidad e incluso sin querer he cometido un crimen. Eso me hace pensar que soy cleptómano. Otras veces, pasé días o incluso semanas planificando cómo iba aprovechar una oportunidad… por esa razón estoy de acuerdo en que soy un criminal. Como una acotación, tengo conciencia y siempre trato de evitar robarle a la gente normal; por lo general sólo lo hago con grandes empresas que no se verían tan afectadas por eso.

¿Qué es lo más valioso que has robado?
Hubo una ocasión en la que nos surgió algo a mí y a algunos amigos y necesitábamos equipo pesado, así que robamos una cargadora. No una de esas pequeñitas que alguien podría tener en su jardín, esta cosa costaba fácilmente unos 200 mil dólares (3 millones 755 mil pesos) o más. Resultó ser una situación muy estresante porque los controles eran my confusos, y ni siquiera había llaves para encenderla.

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No nos llevó mucho tiempo averiguar la secuencia de botones para arrancarla, pero no pensamos en cómo la desactivaríamos. Pasamos al menos una hora tratando de apagar el motor. Tratamos de detenerla en una colina, golpeamos las partes del motor con un extintor, y entonces uno de mis amigos comenzó a presionar todo lo que pudo encontrar en la cabina. Jalar hacia atrás el pedal del acelerador lo hizo detenerse.

Considero que fue una situación de riesgo por el lugar en el que estábamos y por quien sospechábamos que era el dueño de la máquina. Si el dueño se aparecía, probablemente habría tratado él mismo con el crimen. Si llamaba a la policía, podrían habernos encarcelado.

¿La emoción de ser un ladrón vale el riesgo de ir a prisión?
De ningún modo. Hay muchas otras maneras de hacer que tu corazón lata más fuerte que robar, pero era algo en lo que yo era bueno, y, por desgracia, cuanto más lo hice, mejor me volví.

¿Tus amigos saben que robas con tanta frecuencia?
Por supuesto. En mi infancia a veces sólo lo hacía por la emoción, así que mucho de lo que robé lo acabé regalando. Rara vez robaba algo para guardarlo o venderlo para obtener una ganancia. Tan sólo disfrutaba de la emoción y el desafío de sacar adelante una operación. A veces iba tan lejos como hacerlo bajo pedido y robaba lo que mis amigos necesitaban y que estaba fuera de su alcance en ese momento de su vida.

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¿Cuándo fue la última vez que robaste algo y qué fue?
Robé de una tienda. Fue una camiseta en rebaja por 15.99 dólares (300 pesos) y aun así la robé. No puedo decir si fue o no la cleptomanía o la parte criminal en mí, pero llevaba alrededor de 10 artículos diferentes acomodados sobre mi chamarra, cuando llegué a la caja y puse todo ahí, había una camiseta atorada en uno de los surcos de mi chamarra, así que me hice el loco y pagué sólo 200 dólares (3,755 pesos) en lugar de 215 (4 mil pesos).

¿Alguna vez te detendrás?
Tengo esperanzas: me gustaría convertirlo en un don en lugar de una maldición. Hay hackers por ahí que se han puesto en contacto con grandes corporaciones y les han advertido lo fácil que es romper su ciberseguridad. Me gustaría hacer eso, pero para mejorar los recursos con los que cuentan las empresas para detener a gente como yo, porque en la mayoría de los casos, es como quitarle un dulce a un niño.

¿Cuál es la situación más peligrosa a la que te ha llevado tu adicción?
Intenté alejarme de cualquier cosa demasiado peligrosa. Pero hice dinero falsificado por un tiempo. Eso fue cuando era menor de edad, por lo que no era demasiado riesgoso.


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También implementé un sistema en uno de mis trabajos donde trataba con grandes corporaciones como Coca-Cola, Pepsi y una empresa canadiense de telecomunicaciones. Compraban miles de dólares en productos con regularidad, y sus empleados a veces conseguían unos cuantos productos para sí mismos con el dinero de la empresa. Así que decidí entrarle a la movida. Cobraba de más o aumentaba las cantidades de las ventas en las cuentas que eran demasiado grandes para que se dieran cuenta, entonces al final del día equilibraba las ventas de los productos vendidos con el dinero que entraba ese día. Había ocasiones en que regresaba a casa con cientos de dólares.

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Eso no es exactamente peligroso, pero lo hice durante demasiado tiempo, y si nos hubieran hecho una auditoría, no habría sido un final feliz para mí ni para la reputación de las empresas.

¿Crees que tener tendencias cleptomaníacas te hace más vulnerable a otros trastornos psicológicos, como mentir patológicamente o volverte un sociópata?
Tendrías que preguntarle a un psicólogo si esas cosas se correlacionan. Todo lo que puedo decir es que para conseguir lo que tengo, tuve que mentir y engañar a la gente, y eso está jodido. No me considero un mentiroso patológico y no creo que sea un sociópata, teniendo en cuenta que tengo conciencia y me preocupo por la gente y sus sentimientos. Todo el mundo ve las cosas de manera diferente; algunos días me siento como Robin Hood, y otros me siento como un wannabe anarquista que en realidad es un ladrón arrogante y egoísta.

Así que para responder a tu pregunta, no estoy convencido de que me haga más vulnerable a otros trastornos psicológicos, creo que a veces simplemente no me importa un carajo.

*El nombre fue cambiado para proteger la identidad.

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