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Consejos para iniciarte en el veganismo por uno que no es “veganazi”

¿Es caro? ¿Con qué se curan la cruda? Platicamos con Max, un vegano que no trata de evangelizar a otros.
Max Heredia. Foto por Pável Gaona. 

Para Max Heredia, un joven mercadólogo de 28 años que actualmente reside en la Ciudad de México, su introducción al veganismo no tuvo que ver con la ética, la lucha contra el maltrato animal o por oponerse a la crueldad. Un día, a pesar de su corta edad —en ese entonces tenía 23 años— se dio cuenta de que su salud no se encontraba del todo bien y comenzó a replantearse su estilo de vida. Cuando uno de sus conocidos, vegano, le sugirió que tal vez sus malestares venían de su forma de alimentarse, no lo tomó en serio. De hecho su primera reacción fue de rechazo. “A pesar de que yo siempre he digerido mal la lactosa nunca pensé en el veganismo como una opción para mí. Sentía que eso era por un lado una cuestión de moda y por otro una especie de secta en la que no tenía ningún interés de entrar”.

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Y sin embargo, le entró. Contra sus reticencias iniciales, se adentró en el veganismo y hoy por hoy lleva ya cinco años con una dieta que excluye por entero productos de origen animal, así como productos que hayan involucrado animales en su proceso de fabricación.

Enchiladas rellenas de papa.

VICE: ¿Qué hizo que dejaras de pensar en el veganismo como una oscura secta y te unieras a él?
Max: Fue por mi salud. No era posible que a mis 23 años estuviera teniendo malestares de una persona mayor, así que pensé que no estaba de más probar. De hecho lo planeé como algo temporal, como una especie de detox. Sentía que si lo hacía permanentemente me iba a malnutrir o incluso podría enfermarme más. Pero cuando empecé a verme y a sentirme mejor, eso me motivó a continuar. Es como cuando vas al gym: al principio te cuesta un poco, pero cuando empiezas a notar los resultados, le sigues.

¿Te costó dejar algo? ¿Qué extrañas comer?
¡El queso! Y es que, además de que sí me gustaba, es algo que encuentras en todos lados. Si pides una pizza, queso. Si pides una quesadilla, te preguntan que si con queso. Si comes unos esquites, les ponen queso. Entre esa ubicuidad y que su sabor sí me gustaba, dejar los quesos fue el primer gran reto. Pero fui lográndolo poco a poco.

Me dices que fue un proceso gradual, ¿en cuánto tiempo dejaste por entero los productos de origen animal?
La transición fue más o menos de un mes. Comencé con los lácteos porque era lo que de por sí no digería bien, luego ya seguí con todo lo demás. De hecho eso fue lo que me recomendó la persona con la que me asesoré: ir haciéndolo poco a poco, para que no me descompensara ni muriera de hambre.

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¿Acudiste con algún especialista en nutrición que te guiara en el proceso?
Sí, por supuesto, y es algo que siempre le recomiendo a la gente que quiera acercarse al veganismo. Haciendo otra vez la analogía con el gym: no simplemente vas y empiezas a hacer ejercicio a lo tonto, porque te puedes lastimar. Lo ideal es que te acerques a un entrenador y que te diga cuántas repeticiones hacer y cómo hacerlo correctamente. Con el veganismo es lo mismo, tienes que acudir con un experto en la materia.

Me cuentas que tu interés en el veganismo no se dio por una cuestión de ética, sino por sentirte mejor. ¿Qué piensas de aquellos que restringen su dieta por estar en contra del maltrato animal?
Creo que es muy válido. Por lo general hay dos caminos para acercarse al veganismo: uno es por la lucha de los derechos de los animales y por oponerse al corporativismo, y el otro es por la salud. Yo entré por la segunda ruta, pero luego te das cuenta de que ambos motivos felizmente se complementan.

Los veganos tienen una cierta fama de ser intolerantes con los demás, de querer “evangelizar” a toda la gente a su alrededor. Hay incluso quienes los llaman “los nuevos Testigos de Jehová”. ¿Qué piensas de esto?
Creo que tienen algo de razón en pensar así, y eso es algo que yo siempre peleo. A pesar de que llevo una alimentación completamente vegana y no uso productos de origen animal, como pieles o productos que hayan sido probados en ellos, me considero un vegano “moderado” por mis actitudes. Yo no creo que radicalizarnos sea la vía para lograr convencer a otros. Creo en los derechos de los animales, de hecho mi papá es veterinario, pero siento que hay mejores formas de hacer llegar nuestras ideas.

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Por ejemplo: hay veces que entras a Facebook y ves a personas que se la pasan compartiendo videos de tortura animal. ¿Qué caso tiene esto? ¿Por qué mostrar algo tan desagradable? A mí mismo, cuando no era vegano, estas eran las cosas por las que yo los veía como una secta y les ponía una barrera. Creo que sería mucho mejor atraer a la gente por la parte de los beneficios, como tener una mejor salud. Y si ya eres vanidoso como yo, incluso por la parte de la apariencia. Hay quienes me preguntan cómo le hago para tener tanta energía o para tener una piel saludable. Y es mejor que ellos se acerquen a mí que tratar de convencerlos o como dices, de evangelizarlos. Como dice el refrán: se atraen más abejas con miel que con hiel.

¿Entonces tú no eres de los que critican a todo el mundo por comer carne y los quiere convertir?
No, paso. Pero hay que aceptar que sí los hay, y son los famosos veganazis. Yo prefiero que la gente me pregunte cómo es que me veo tan bien. Hay quien dice que “me he comido varios años” [risas].

El vegani$mo y sus co$tos. ¿Es caro?

Hablemos de cuánto cuesta. Algunos piensan que ser vegano es muy caro y que es privativo de las clases medias o altas. ¿Consideras que esto esto es así?
No lo creo. Por fortuna, actualmente las cadenas de supermercados “comunes” tienen cada vez más y más productos para llevar una dieta vegana sin que esto sea caro. Además, si te das cuenta, al hacer el súper o al ir al mercado, lo más barato casi siempre son las verduras o las semillas. El aguacate es cosa a aparte, porque casi siempre es carísimo, pero es la excepción. Pero tampoco somos un país como Japón, en el que un melón te puede costar miles de pesos. México es un país muy vasto y muy generoso en ese aspecto, y es algo que deberíamos agradecer y aprovechar.

Pero sí hay restaurantes veganos que son carísimos, ¿no?
Sí, por supuesto. Y ese es otro de los “puntos negros” del veganismo que yo critico. Hay lugares que te venden platillos veganos unas 10 veces más caros de lo deberían costar realmente. Por fortuna, también hay pequeños restaurantes o fonditas de esas de comida rápida en las que puedes comer bien y rico por unos 60 pesos. La cosa es buscarle y sobre todo, preguntar con otros veganos, ellos siempre tendrán buenas recomendaciones.

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Y una sugerencia que hago a nivel personal. ¡Hay que aprender a cocinar! Si te la pasas comiendo en restaurantes, claro que comer te va salir muy caro, no sólo siendo vegano. Si cocinas, además de que sabes perfectamente lo que te estás metiendo a la boca, te ahorras buen dinero.

¿Qué piensas de productos como “leche de almendras” y “queso vegano”? ¿Por qué reproducir los nombres de algo de lo que te quieres despegar?
¡Es un gran punto! Yo prefiero llamarlos sustitutos. Basta de decir que algo es “queso vegano” o “leche vegana”. Son sustitutos y deberíamos encontrarles otros nombres. Porque para empezar ni las texturas ni los sabores son idénticos, así que eso es un engaño. Nos vendría mejor empoderar a los nuevos productos y llamarles por lo que son.

“Hey, aquí estoy. O me ofreces algo para mí, o te pierdes de mi dinero”

¿Alguna vez te has sentido discriminado por ser vegano? ¿Has recibido comentarios negativos, burlas o críticas?
Que yo recuerde no, pero seguramente es también por la postura que he asumido. Yo no soy de los radicales que se autosegregan. Creo que ese es un grave error. Si queremos que nos incluyan, ¿por qué ir siempre a lugares exclusivamente veganos? Yo prefiero, cuando voy a un restaurante, ver la carta y checar qué puedo comer. También les sugiero que me preparen algo sin carne o productos animales.

¿Y cómo puedes estar seguro de que realmente están sirviéndote algo totalmente vegano en un lugar que no lo es?
Cuando se trata de lugares veganos, uno se va haciendo de sus sitios de confianza. Pero cuando vas a un restaurante no vegano y pides que te preparen algo especial, yo tengo una “maña”: les digo que soy alérgico y les advierto que me pueden provocar un fuerte problema de salud. Así me evito cosas como que “ah, siempre sí tenía carne o leche” o cosas así.

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¿Entonces sí acudes a restaurantes o establecimientos de cadena?
¡Por supuesto! Creo que una de las maneras de hacernos visibles es no aislarnos en nuestros propios “lugares especializados”, sino exigir que haya opciones veganas en las cartas de todos los lugares. Así fue como Starbucks lo hizo. En Finlandia, por ejemplo, incluso McDonald’s ya tiene hamburguesas veganas. Insisto: no se trata de autosegregarnos, sino de decir: “hey, aquí estoy, o me ofreces algo para mí o te pierdes de mi dinero”. Y claro que las marcas así sí nos van a escuchar.

Cuando platico con amigos, siempre llegamos a la misma conclusión: ¿y los tacos? ¿Neta no volver a probar nunca más unos tacos al pastor?
¡Oye, pero no tienes que dejar los tacos! Consulta con cualquier chef y podrás ver que gran parte del sabor del platillo no es la carne o el queso, sino los condimentos y el modo de preparación. El achiote con el que se prepara la carne al pastor ,por ejemplo, es un vegetal, te puedes comer unos buenos tacos veganos.

Ay, pero no es lo mismo…
Eso sí, lo digo y lo reitero: las texturas y los sabores jamás van a ser idénticos, porque no se trata de engañar a nadie. Pero sí se pueden obtener resultados muy similares. Y vaya, creo que es un precio a pagar bastante razonable. Es como cuando vas al gym: no pain, no gain.

¿Y qué onda con la resaca?
Mira, yo no bebo, pero vaya, siempre hay opciones: te puedes hacer unos chilaquiles bien picosos, que son básicamente tortilla frita, chile y tomate. Hasta para los crudos hay maneras.

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Otra de las inquietudes es que se termina sufriendo por la salud…
Para nada. Una cosa sí es cierta: llegamos a este punto de la evolución y del desarrollo cerebral siendo omnívoros y consumiendo proteínas de origen animal. Pero hoy en día la ingeniería en alimentos está tan avanzada y los nutriólogos tan preparados, que ya no tenemos que vivir atados a estos modos de vida. El que hayan sido las cosas así en el pasado no significa que tengan que ser así en el presente y mucho menos en el futuro. Los nutrimentos de origen animal se pueden reemplazar por otros de origen vegetal. Y ojo: el veganismo bien llevado no se pelea con el ejercicio, puedes ser fisicoculturista, correr una maratón y estar perfectamente saludable.

¿Qué les dices a las personas que critican al veganismo porque gracias a él se han arrasado grandes extensiones de áreas naturales para convertirlas en sembradíos, particularmente de soya?
Esta es una manera muy parcial de ver las cosas. Por supuesto que hay un abuso de tierras o deforestación de las mismas, pero forman parte de ese corporativismo al que el veganismo se opone. Y si somos objetivos, entre el daño causado por deforestación a causa de terrenos de cultivo o a causa del pastoreo para producir carne, el segundo es muchísimo mayor. No hay manera de ser un humano totalmente inocuo. ¿De verdad queremos dejar de consumir recursos naturales y acabarnos al planeta? Lo que yo sugiero en ese caso, antes que nada, es que dejemos de reproducirnos. Ya somos demasiados. Pero tampoco quiero asumir esas posturas radicales: creo que lo importante es que todos hagamos lo que está en la medida de nuestras posibilidades por crear un mundo mejor.

¿A quién acercarse si se tiene interés en iniciar en el veganismo, pero se quiere hacerlo sin poner en riesgo la salud?
Internet es un gran aliado: ahí hay muchísima información e inclusive recetas de cómo preparar cosas sabrosas, rápidas y baratas. En Facebook hay muchos grupos de veganos. Puedes consultar sitios como vegansociety.com o americanvegan.org, que son muy confiables. También acércate a tus conocidos, seguro entre tus amigos hay alguien que te puede orientar. Y en tercer lugar siempre acudir con especialistas: un nutriólogo te hará una valoración y te guiará en este proceso. Y si confían en mí, yo con gusto puedo platicar con ustedes. No me considero un erudito en la materia, pero les puedo platicar más de mi experiencia y ayudarlos a resolver sus dudas.

Max y yo nos terminamos las enchiladas rellenas de papa que compartimos y nos despedimos con un abrazo efusivo mientras pienso: “¿será que algún día tendré la fuerza de voluntad para dejar los tacos al pastor o los campechanos en pro de mi salud y de un mejor planeta?”. No lo sé. Pero vale la pena conocer a gente que lo ha hecho, y que lejos de tratar de evangelizarte, te da una visión cercana y relajada de lo que es el veganismo y cómo adentrarte en él.

Sigue a Max Heredia y a Pável en Twitter:

@Maxfreixenet

@PaveloRockstar