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Salud

Si 'el día más triste del año' es un invento, ¿por qué cada año me siento tan mal?

El tercer lunes de enero, considerado el día más deprimente del año, podría ser solo un mito que trivializa la depresión. Pero, en última instancia, se siente terrible.
Dhvani Solani
Mumbai, IN
LC
traducido por Laura Castro
Ilustración de enero de la serie 'This is fine' sobre salud mental.
Ilustración: Fawaz Dalvi.

Artículo publicado originalmente por VICE India.

Los seres humanos amamos una buena narrativa y todas esas tonterías del "nuevo año, nuevo yo". Y soy, para afirmar lo irremediablemente obvio, un ser humano más. Por eso, para mí como para muchos otros, el fin de cada año está lleno de optimismo y esperanza. También, como para muchos otros, está lleno de retrospecciones y planes para el futuro, y de propósitos que son muy similares año con año.

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Pero a medida que el año y las festividades se terminan, y una vez que toda la charla sobre los excesos en que incurrimos en nombre del fin de año llega a su fin, me sobreviene una especie de ansiedad. Puedo sentirla en el aire. En esta ocasión, un par de amigos ya abandonaron sus propósitos de enero, aunque yo me mantengo fuerte con los míos (también porque son los más fáciles de mantener, ja,ja,ja; además, según las estadísticas es relativamente fácil mantener tus propósitos durante el primer mes del año). No hay días festivos a la vista (excepto por el 6 de enero, pero realmente no es un día de fiesta), ni grandes celebraciones en el horizonte; las cuentas bancarias están casi vacías gracias a los excesos antes mencionados; y además está presente la zozobra de sentir que este año está resultando ser como cualquier otro, y no un faro de esperanza como parecía ser en un inicio.

Es por eso que el mito del "día más triste del año" o Blue Monday usualmente se cierne sobre mí por completo, ayudado en parte por el poder de sugestión y en parte por los medios que lo promueven como si tratara de las vacaciones de verano. En caso de que no te enteraras, el día más triste del año es el tercer lunes de enero, según una fórmula aparentemente complicada que en realidad es una tontería fomentada por comunicados de prensa. Inventada inicialmente en 2005, la idea apareció originalmente en un comunicado de prensa de una empresa turística, luego fue acogida por los medios de comunicación y es retomada cada mes de enero desde entonces. Pero aún cuando resultó ser un de los favoritos del clickbait, al investigar más al respecto resultó que el "académico" detrás de la fórmula era un tutor de medio tiempo, y la fórmula en sí era solo basura. Lo peor es que al llamarlo un 'día deprimente', le resta importancia a quienes realmente sufren de depresión, haciendo que la gente crea que este es un evento predecible de un día en lugar de algo que puede ser extremadamente debilitante y a largo plazo.

El día más triste del año, en definitiva, no es real. Sin embargo, lo que es o puede ser real es la idea de que es posible sentirse deprimido en esta época del año y que esos sentimientos son muy válidos. Por lo que al analizar mis patrones en los últimos meses de enero, decidí luchar activamente contra el sentimiento de desesperanza que siento cada año, lo cual en sí fue uno de mis estúpidos propósitos de año nuevo. Ya hice las reservaciones para unas vacaciones en febrero, que es algo emocionante por lo cual esperar ansiosamente, y que significa que tengo mucho más que hacer durante enero para poder disfrutar de dos semanas de descanso en el trabajo el próximo mes. Estoy organizando muchos desayunos y cenas con amigos que son propensos a la ansiedad, y para quienes he percibido que los días que le siguen a las fiestas decembrinas son un factor que desencadena problemas mentales mucho más graves. He establecido un límite de tiempo para revisar mi Instagram (¿sabías acerca de esta configuración?) y así lidiar con el patrón establecido entre las redes sociales y la ansiedad de perderme algún evento importante. En lugar de sentir la depresión que generalmente sigue a la agitación extrema de diciembre, estoy convirtiendo activamente al mes del día más triste del año en un mes para hibernar y recargar mi energía, en el trabajo y en mi vida personal. Cambiar mi viaje vacacional de fin de año a principios de febrero también ha sido de gran ayuda, ya que hay mucha menos gente y ya cuento con el dinero necesario para la causa. Y lo más importante es que me recuerdo a mí misma que, si bien es necesario que trabaje en mis propósitos de año nuevo, la idea del #nuevoañomismoyo no es algo malo. No tiene nada de malo.