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Esta mujer descubrió cómo controlar el esperma con su cerebro

La artista transdisciplinar Ani Liu critica con este proyecto el estado actual de los derechos reproductivos.
Todas las fotos cortesía de Ani Liu.

Este artículo se publicó originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Para la artista transdisciplinar Ani Liu, trabajar en ciencia y tecnología le ha proporcionado una forma de explorar la intersección entre investigación, cultura e implicaciones de las tecnologías emergentes. La mayor parte del trabajo de Liu ―que actualmente está completando una maestría en el MIT Media Lab― incluye lo que ella denomina "narración especulativa".

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Liu lleva tiempo reflexionando sobre el papel del cuerpo femenino en la historia de la política y del control patriarcal. Pero hubo dos momentos especialmente cruciales para ella: el pasado mes de octubre, cuando escuchó la ahora famosa grabación de Trump en la que defiende la agresión sexual contra las mujeres y en enero, cuando Trump firmó una medida ejecutiva que reinstauraba globalmente la ley mordaza, la cual prohíbe a las ONG extranjeras recibir financiación norteamericana si cometen la infracción de mencionar el aborto. Esos dos momentos consecutivos, según ella, la llevaron a investigar las fuerzas entrecruzadas que dan forma a nuestras percepciones de género y cómo estas crean una sesgada ilusión de normalidad. Esto culminó en su reciente proyecto, titulado Mind Controlled Sperm: Women of STEAM Grabs Back (Esperma controlado por la mente: las mujeres de STEAM te agarran de las pelotas).

El proyecto de Liu es un performance en el que se conecta a una máquina de electroencefalograma (una interfaz entre el cerebro y una computadora que mide la actividad eléctrica generada por los pensamientos) para dirigir el movimiento de los espermatozoides en un eje XY. Por medio de un proceso llamado galvanotaxis, por el cual el movimiento de organismos unicelulares y otras células se ven influidos por un campo eléctrico, los espermatozoides ―que Liu obtuvo de su marido― nadan hacia el electrodo positivo a unos 12 voltios por centímetro en un circuito observado al microscopio. Al ir alternando la carga, los espermatozoides nadan de izquierda a derecha y esta actividad se proyecta entonces en una sala, que Liu captura en video.

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Liu, que diseñó personalmente el circuito, se inspiró originalmente en los científicos que ya estaban empleando el proceso con paramecios, un organismo unicelular común para "juegos bióticos". "El arte puede parecerse mucho a la ciencia", dijo Liu. "Puedes tener una hipótesis y desear saber algo sobre el mundo, de modo que sigues repitiendo y experimentando hasta que lo descubres".

Al inicio del video de Liu puede leerse, "Un cuerpo no es un cuerpo. Se ha convertido en objeto de control político". Hablamos con Liu sobre la inspiración de usar su cerebro para controlar espermatozoides —"algo inherente y simbólicamente masculino"— y también sobre qué desea poner de manifiesto su proyecto acerca del estado de los derechos reproductivos y la autonomía de las mujeres en la actualidad. Hemos editado y condensado la entrevista por motivos de claridad.


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BROADLY: ¿Cuál fue la inspiración tras este proyecto?
Ani Liu: Surgió aquel video viral en el que cacharon a Trump diciendo, "agárralas por la vagina", ya sabes, "cuando eres famoso puedes hacer lo que quieras". He vuelto a escucharlo muchas veces porque me enfada muchísimo y en realidad me sitúa en el estado de ánimo perfecto para hacer mi trabajo. Creo que gran parte de esto es que se le viera en una filmación diciendo cosas tan machistas y tan cosificadoras para las mujeres y aun así lo eligieran presidente. Más allá de las terribles órdenes ejecutivas que repercutirán profundamente en la salud de las mujeres, creo que también es él como símbolo, como un hombre que usa a las mujeres de ese modo.

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De modo que parte de la inspiración tras este proyecto como artista, como alguien que trabaja en el ámbito cultural, era: ¿cómo cambiar las metáforas y el paisaje cultural en el que vivimos los hombres y las mujeres y cómo poner de manifiesto las absurdidades del poder y los organismos políticos?

Esta obra parece un poco más reposada e introspectiva que la obra de alguien como Barbara Kruger, a quien te has referido como inspiración para el proyecto. ¿Fue algo intencionado?
La materialidad del proyecto en sí ya estaba muy cargada de simbolismo ―emplear semen en un proyecto que tiene que ver con el feminismo―, de modo que tomé la decisión de mantener la estética muy similar a un laboratorio, casi esterilizada. También trabajé con la música Wendy Eisenberg para crear la música del proyecto. Así que existe una yuxtaposición entre esta estética tan limpia y carente de contexto y algo cargado de expresión, a través de su voz.

Como artista e investigadora a la hora de enfocar este tema, todo lo que tiene que ver con los derechos de las mujeres y el feminismo ya posee una gran carga emocional, así que quería utilizar una estética y una comunicación que fueran más… creo que "objetivas" no es la palabra correcta, pero sí algo que hablara desde la neutralidad de la ciencia y la información. Y creo que la música le devuelve la expresión y la emoción.


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Visualmente, el proyecto no cita específicamente a Trump ni hace referencia a la orden ejecutiva o a las ONG afectadas. ¿Qué mensaje esperas transmitir con este proyecto?

El proyecto en sí mismo es extraño, interesante y tiene cierto aire de ciencia-ficción: una mujer que emplea su cerebro para controlar el movimiento del esperma. Biológicamente hablando, existe casi un determinismo: los espermatozoides siempre se mueven hacia las firmas químicas de los óvulos, eso es pura biología. En nuestro panorama cultural, el esperma siempre se ha empleado como símbolo material ―en la pornografía, por ejemplo― para indicar dominación.

Parte de mi interés por combinar el arte y la ciencia, y hacerlo con esta estética como de laboratorio, es con el fin de cuestionar qué es posible, con el fin de combinar ambos y presentar algo que parece imposible. Espero que también pueda ser la metáfora de lo que nos podemos cuestionar en nuestra sociedad.

Quería que [el mensaje de este proyecto] fuera amplio porque no sólo representa los problemas que supone la presidencia de Trump en lo relativo a las mujeres. Creo que hay un montón de gobiernos patriarcales en todo el mundo y quería hablar en términos un poco más amplios que sólo este momento de la historia.