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Música

Este joven de 19 años conocido como Shogun es la última esperanza del rap escocés

Una ventana a la mente de una adolescente que vive a un tiro de piedra de una de las zonas más desfavorecidas de Escocia.

A trece kilómetros de Glasgow, Paisley tiene toda la pinta de ser una de esas pequeñas ciudades de las que los adolescentes no quieren más que escapar. El cielo está continuamente bañado por la llovizna, los escaparates de las tiendas decorados con adornos y tapetes de puntilla y en el aire se respira un silencio que te da ganas de ponerte a gritar solo para tener la sensación de que está pasando algo. Nadie te oiría, porque las calles están desiertas. De algún modo, puede que sea el lugar ideal para perderse en la música, pero es el hogar que nunca nos habríamos imaginado para el nuevo MC de Inglaterra que está causando furor.

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El rapero de diecinueve años Joe Heron(aka Shogun) vive con su madre en "una minúscula casa con techo de lámina". Al entrar veo un cartel en la puerta que dice: Bienvenido ala casa de locos. "A mi madre no le gusta mi música", refunfuña, y suena como la mayoría de adolescentes que han pasado por este planeta. "No entiende la cultura ni la complejidad de las letras; todo lo que está pasando, los conciertos que me están saliendo y que pronto ganaré lo suficiente para poder vivir de esto. Solo quiere que vaya a la universidad, pero ¿para qué?"Sus ojos se iluminan, como si acabara de dar con la forma exacta de ilustrar lo que piensa: "Glasgow está plagado de capullos universitarios. No saben expresarse y se convierten en caricaturas. 'Voy a ser el güey más gótico voy a ser el güey más emo, porque no sé quién soy y ahora voy con esta peña así que no puedo hacer esto o aquello'. Que se jodan".

Durante el verano, Shogun publicó en YouTube un vídeo de freestyle titulado "Vulcan", en el que le vemos enojado; rapeando sobre la drogadicción, el odio hacia uno mismo, la depresión y, muy importante, la esperanza. Unos meses después había conseguido rápidamente más de medio millón de vistas. Sus nuevos freestyles han sorprendido de forma similar y este mes ha teloneado al mítico rapero inglés Akala en su gira. Las letras de Shogun son oscuras y personales, una ventana a la mente de una dolescente que vive a un tiro de piedra de una de las zonas más desfavorecidas de Escocia (Ferguslie Park). Si te pones a leer sus rimas en Genius podrías pensar que te acabas de encontrar con algún clásico de emo caído en el olvido, pero no un tema de rap escocés. "No tengo talento ni don ni un futuro prometedor", escupe, "Me obsesiono con el estrés, con el puto correr/ Para alejarme de un estilo de vida que llevo odiando de hace tiempo". Y sigue: "Mi odio fue creado en el crisol de la soledad".

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En los últimos seis meses ha sido proclamado el "rostro del grime escocés", aunque gran parte de su material no encaja necesariamente con esa definición. Sus beats no son fríos o agitados y lanza sus rimas con el repiqueteo típico del flow escocés. Pero si el año pasado aprendimos algo, es que el grime ha evolucionado desde su concepción original. El género se ha convertido en un fenómeno mundial, reinterpretado por productores de Shanghái y reapropiado por chavales blancos de Blackpool. Así que, si se trata de escupir rimas como si estuvieras dando puñetazos en un ring de boxeo, Shogun ha demostrado ser letal.

Aun así, puedo entender por qué su madres e empeña en que siga estudiando, sobre todo teniendo en cuenta lo poéticas y lingüísticas que son sus letras. Puede que Young Fathers de Edimburgo disfrutaran de cierto reconocimiento tras ganar el premio Mercury en 2014 y que el también escocés Soul se convirtiera en el campeón de la batalla de rap deDon't Flop en 2015, pero Escocia no es exactamente un hervidero de raperos de carrera. De hecho, la escena del grime escocés en la que se ha querido encasillar a Shogun se ha enfocado básicamente hasta ahora en la curiosidad morbosa que despiertan YouTubers como Sophie Aspin y Little T de Blackpool. Es verdad que algunos vídeos consiguen un montón de vistas, pero a juzgar por la sección de comentarios llenos de gente que pide subtítulos, es difícil decir cuántas de estas vistas se corresponden con verdaderos fans.

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Paisley, lugar natal de Shogun, ocupa un lugar muy importante en su música. Mientras caminamos por un parque se nos acercan tres borrachos de mediana edad a pedirnos pasta e inmediatamente les envía a la mierda. "¿Cómo de seguro es este lugar?", le pregunto."Hace unos tres meses hubo una violación por este camino", me contesta tranquilamente. En la ciudad escocesa de 77.000 habitantes encontramos una extraña dicotomía. Por una parte, se nos presenta orgullosa y tenaz, con su preciosa arquitectura y una interesante historia social e industria. Uno de sus políticos, Mhairi Black, es una de las voces jóvenes más apasionantes y firmes dentro de la política británica y la ciudad está compitiendo para convertirse en la 'Ciudad de la Cultura' en 2021. Pero también es un lugar con un alto nivel de crimen y el parque Ferguslie del que hablábamos antes está considerado como la zona más desfavorecida de Escocia. Renfrewshire, el condado al que pertenece Paisley, tiene el tercer banco de comida más concurrido del país.

"Supongo que hay gentrificación en ciertas zonas", explica Shogun, "pero sigue sin haber trabajo, el parque Ferguslie sigue siendo la zona más degradada de Escocia y la gente sigue muriendo por tomar pastillas falsas". Cuando le pregunto si ve un futuro más próspero para la zona tras el Brexit, con la posibilidad de un nuevo referéndum escocés en el aire, se ríe. "La política aquí es como laNavidad. Finges que te importa cuando llega el momento. La gente de por aquí solo quiere ir a trabajar, volver a casa, sentarse y cerrar la puta boca. Ya no hay programas de divulgación dirigidos a la comunidad o clubs juveniles ni nada por el estilo. O al menos, si los hay, no son accesibles para los jóvenes que los necesitan".

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En algunos aspectos, su historia parece representar una de esas historias que vimos mencionar en varios artículos de opinión política desde el Brexit: la juventud marginada de la Inglaterra de fuera de las metrópolis, que está confundida con la 'política' pero aun así es política voces y de forma irremediable. Era un alumno excelente en inglés, pero pasaba del resto de asignaturas y hacía pellas para ir a pasar el rato en una institución mental abandonada llamada Hospital Dykebar. Allí fumaba con sus colegas, miraban vídeos de hip-hop en el móvil y se paseaban con sus bicis sucias. Más tarde, empezó a meterse en líos y le cayeron más de 300 horas de trabajo social por una serie de delitos menores como robos y allanamiento de morada. "He vivido como la escoria",me dice. "He robado a gente; a veces por necesidad y a veces porque he podido, por avaricia, por poder. Era un puto narcisista, y no he dejado de serlo, pero ahora soy consciente de ello y me controlo".

Me enseña su habitación y veo que hay un agujero del tamaño de un puño en una de las paredes. Le dio un puñetazo hace unos años en un ataque de furia. Ahora le sirve para acordarse de la profunda ira que le han hecho sentir varias experiencias de su infancia, desde la ausencia de su padre hasta la muerte de su tío por alcoholismo y el apuñalamiento del padre de su sobrino, que ocurrió cuando tan solo tenía ocho años. El agujero sigue ahí porque esos sentimientos "me animan a querer hacer algo conmigo", dice con solemnidad. "Ahora, el recuerdo de mi tío vivirá para siempre en 'Vulcan'".

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Cuando llegamos a Glasgow esa tarde, nos dirigimos directamente al estudio donde nos encontramos con dos MC llamados Remark y I.D,que son miembros del mismo grupo que Shogun, MFTM, acrónimo de Mans From TheMainland (hombres de la península). Mientras nos damos una vuelta por la ciudad,I.D y Remark empiezan a organizar un bolo secreto. Shogun parece un poco absorto, después de haber tenido una discusión con su madre que le ha dejado temporalmente fuera de casa. "Todavía está cabreada porque no haya ido ala universidad", dice.

Llegamos al club Indigo en el centro de la ciudad con tan solo unos minutos de tiempo, y encontramos la sala con capacidad para 100 personas abarrotada. Da la sensación de que está a punto de ocurrir algo especial. Aunque la actuación de los teloneros I.D y Remark es un escándalo, parecen saber a quién ha venido a ver todo el mundo. "¿Estás preparados para Shogun?", gritan al público, que parece estar formado por una mezcla de otros MC, estudiantes y hipsters. Cuando Shogun se sube al escenario ocurre algo curioso. El adolescente inquieto con bello facial típico de la pubertad con el que acabo de pasar 48 horas se convierte en un performer concentrado capaz de ganarse al público como si fuera el milésimo concierto queda. Su potencial salta a la vista desde la primera rima que escupe con una premio que resulta asombroso teniendo en cuenta a su acostumbrada actitud calmada.

Algunos rasgos de Shogun le hacen parecerse al típico chico de la generación de obreros escoceses con cero oportunidades. Él mismo declara dando en el clavo en "Element":"Odio Paisley, pero tío, Paisley me ha hecho ser lo que soy". Pero en la era de los raperos post-Internet, también parece ser una evolución poco usual de la época anterior del hip-hop y la contracultura, y no solo porque sus ídolos sean artistas como Wu-Tang Clan o referencias como Bill Hicks, sino también por la forma en la que parece comprometerse torpemente con llamar la atención sobre su entorno, evitando el escapísmo de las historias de Snapchat y las discusiones de Twitter para centrarse en la frustración cotidiana con una clase política que no solo no le representa, sino que hace que la vida en ciudades como Paisley sea casi insoportable. "Cuando este puto país se desmorona", rapea en "Unrivalled", "ha llegado la hora devolver al principio, decapitar a Tony Blair porque nos mantuvo en la oscuridad".

El concierto acaba y el público se desvanece.Todo el mundo alrededor de Shogun parece estar amándolo, pero él parece tan tranquilo como siempre. Pasa por mi lado con una hamburguesa de McDonalds chorreando de Ketchup en una mano y un porro en la otra. Le pregunto si va a venirse con todos a la fiesta post concierto, pero niega con la cabeza. "Me voy a escribir unas rimas", dice.