La decisión de la industria restaurantera en Estados Unidos de eliminar las propinas de los restaurantes generó una gran controversia, que alcanzó incluso el nivel mundial. Sin embargo, muchos meseros no están contentos.Con un salario mínimo federal de sólo $2.13 dólares, no es sorpresa que las demandas colectivas contra las grandes cadenas de restaurantes estén saliendo por todas partes. Sin embargo, las leyes estatales finalmente autorizaron salarios mínimos significativamente más altos para los trabajadores de restaurantes; lo que ha impulsado a algunos críticos a pedir el fin de la práctica social de dar propina a los meseros. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Es tiempo de deshacernos de las propinas de una vez por todas?
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La respuesta es un rotundo "no", según Richard McKenzie, profesor emérito de Economía y Administración en UC Irvine. En un reciente estudio titulado Should Tipping Be Abolished?, McKenzie llega a afirmar que las propinas benefician a casi todos en la industria restaurantera; no solo a los servidores, sino a los dueños, los clientes y otros trabajadores. "Para el valor nominal, eliminar las propinas y ofrecer salarios más altos suena como una acción razonable y necesaria, especialmente cuando consideras que el salario mínimo nacional para los trabajadores que no reciben propina es de $7.25 dólares y el salario mínimo nacional para quienes sí reciben propinas es de $2.13 la hora", dijo McKenzie en un comunicado de prensa.En su estudio, entrevistó a 40 servidores de "restaurantes moderadamente caros o casuales con servicio a la mesa". Hizo los cálculos necesarios y se dio cuenta de que ellos ganan significativamente más que lo que piensan los que quieren desaparecer las propinas. También argumenta que un salario por hora más cuantioso no es la solución. "Mi investigación demuestra que si las propinas se sustituyen por una paga fija por hora, el servicio sufriría y podría ser que también las ganancias de los meseros en cuestión. Además, el salario que los meseros indicaron como aceptable ronda los $30 dólares por hora, no $15, que es el rango de salario que el estado está considerando". En otras palabras, los bienintencionados defensores del salario de $15 dólares podrían estar pidiendo algo que no resulta benéfico para los intereses de los meseros.
Más aún, McKenzie sugiere que la información de los restaurantes que han eliminado las propinas no es muy prometedora: los dueños tuvieron que subir los precios un 20 por ciento para poder pagar a sus empleados los salarios más altos. Esos mismos restaurantes también perdieron el 70 por ciento de sus servidores en un periodo de diez meses, porque sin las propinas su salario disminuyó de $35–45 por hora a $20–35 por hora.En conclusión, parece que los pilares del servicio amable en Estados Unidos y hacer dinero están más entrelazados que lo que los políticos con buenas intenciones asumieron. "Los políticos deben entender [que] la propina es un mecanismo de pago que incentiva a los meseros a usar su información localizada para su propio beneficio y el de sus empresas…. A través de las propinas, los meseros se convierten efectivamente en vendedores comisionados, incentivados a sumar a la experiencia del cliente y a las ventas de la empresa. Es una situación donde todos ganan".Por supuesto, también ganan los servidores a los que les pagan con cocaína, oro sólido y sexo grupal.
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La respuesta es un rotundo "no", según Richard McKenzie, profesor emérito de Economía y Administración en UC Irvine. En un reciente estudio titulado Should Tipping Be Abolished?, McKenzie llega a afirmar que las propinas benefician a casi todos en la industria restaurantera; no solo a los servidores, sino a los dueños, los clientes y otros trabajadores. "Para el valor nominal, eliminar las propinas y ofrecer salarios más altos suena como una acción razonable y necesaria, especialmente cuando consideras que el salario mínimo nacional para los trabajadores que no reciben propina es de $7.25 dólares y el salario mínimo nacional para quienes sí reciben propinas es de $2.13 la hora", dijo McKenzie en un comunicado de prensa.En su estudio, entrevistó a 40 servidores de "restaurantes moderadamente caros o casuales con servicio a la mesa". Hizo los cálculos necesarios y se dio cuenta de que ellos ganan significativamente más que lo que piensan los que quieren desaparecer las propinas. También argumenta que un salario por hora más cuantioso no es la solución. "Mi investigación demuestra que si las propinas se sustituyen por una paga fija por hora, el servicio sufriría y podría ser que también las ganancias de los meseros en cuestión. Además, el salario que los meseros indicaron como aceptable ronda los $30 dólares por hora, no $15, que es el rango de salario que el estado está considerando". En otras palabras, los bienintencionados defensores del salario de $15 dólares podrían estar pidiendo algo que no resulta benéfico para los intereses de los meseros.