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Gracias por su preferencia sexual

Las viagras y yo

Me metí un chingo de madres para que no tengas que probarlas todas.

Una pastilla es una tecnología. Así que cuando uno anda drogado se vuelve una variable del cyborg. Drogas de diseño, nada de marihuana, por supuesto. El siglo XX puso todas las respuestas a las angustias del ser humano en píldoras, tabletas o representaciones tecnoquímicas, dejando de lado las opciones naturistas y del pueblo. Si alguien está deprimido, le dan un antidepresivo; si alguien no consigue erecciones, una Viagra. O un procedimiento quirúrgico como una bombita. Pase a la farmacia y tendrá respuesta. Si no quedas complacido, siempre se pueden buscar nuevas variedades psicotrópicas sintéticas ilegales. O también, vaya a la cultura popular y hágase un tecito.

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La filósofa Beatriz Preciado llama a nuestra época la era farmacopornográfica, resultado de la unión de dos de las más poderosas industrias globales: la pornográfica y la farmacéutica. Alguien que nace como biohombre (es decir, biológicamente hombre), gracias a una pastilla como Viagra o a untarse testosterona en gel se puede volver un tecno-hombre. Capitalismo caliente: la subjetividad del género masculino envuelto en músculos de esteroides anabólicos y con el pito inflado de un gran chorro de tecno-semen conseguido por una tableta matutina.

Todo esto viene a cuento porque un día me levanté con ganas de alterar los resultados de mi cuerpo ante el deseo sexual. Como no tengo problemas de erección (aún, supongo que todos terminaremos con el tiempo con el pito aguado en una sala de espera color celeste) pero sí mucho morbo y calentura por nuevas drogas decidí probar una serie de afrodisíacos naturales hasta un par de fármacos creados especialmente para la disfunción eréctil. Un ensayo corporal de un sujeto farmacopornográfico. Tecleé en Google “La viagra de” y aparecieron cuatro resultados y, por supuesto, la tradicional Viagra. Acá lo que pasó:

La viagra de los incas o la viagra de los Andes

La maca es un tubérculo que se cosecha en Perú. La conseguí en polvo en una tienda del centro de la ciudad. La probé durante cuatro días y sus efectos son altamente afrodisíacos. El señor de la tienda me dijo que también la llaman la rompecalzones. Las erecciones matutinas y nocturnas estuvieron a la orden del día. No sólo era buen estimulante sexual, sino que hace que se esté cachondo todo el día.

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La viagra de los mapuches

El palwén está compuesto por varias plantas como boldo, paramela, hierba de clavo y tunera afrodisíaca. Lo busqué y traté de pedirlo por internet. No tuve fortuna. El mismo señor que me vendió la maca me dijo que probara con almendras si no tenía a la mano el palwén. Así que decidí comer almendras, quince minutos antes y funcionó. Hubo una mejora del power. Además, no es nada raro comerse unas almendras antes de coger. Bueno, excepto con el sabor a fruto seco a mitad de la mamada.

La viagra de los pobres

Como viagra para los pobres encontré muchos sustitutos que iban desde las más simples como jugos mixeados de frutas, verduras y raíces hasta otras más bien alucinantes como polvos de cabeza de tortuga y de cuernos de rinoceronte, o testículos condimentados de distintos tipos de animales. ¿A poco no suenan deliciosos? O también la utilización de la cantárida (conocida como mosca de España o Spanish fly), un afrodisíaco que puede causar hasta la muerte y que ha sido utilizado desde la época de Hipócrates. Por último, una señora en un mercado vendía ajos como la viagra de los pobres. Aún no me decido a probarlos.

Viagra

La famosa pastilla de los laboratorios Pzifer, que ahora cuenta con sus versiones genéricas y con varios fármacos hermanos de patente. La primera vez que la tomé fue en una disco hace algunos años. Unos amigos la traían de moda y no salían de fiesta sin su dotación. La inhalamos. No tuvo gran efecto como vasodilatador, pero sí me calentó más que el alcohol que confunde y desinhibe de forma común. La fiesta fue tremenda.

Ahora, para este ensayo corporal, la tomé. A los quince minutos hizo efecto. Lo maravilloso es el cambio corporal. La temperatura aumenta. Como tengo una buena circulación, la irrigación de la sangre se siente en brazos y piernas. Evidentemente la erección es de puta madre. Venga. Todo. Todos. Vengan. Así. De oh fuck yeah. El problema no es saber parar, sino que no hay final de la parada… Es constante y de forma precisa. Me enteré muy tarde que hay diferentes gramajes y que depende el grado de disfunción eréctil para saber cuál conviene tomar. Ola ke ase. ¿Sigue erecto?