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Es la primera gran montería —caza de animales con perros— del año en mi pueblo, y esta vez los cazadores parecen especialmente ansiosos. Llevan esperando desde febrero para poder tomar el monte y hacer de él su campo de batalla particular en este tipo de modalidad de caza. Aunque la realidad es que no han parado de venir: desde octubre y hasta febrero está abierta la veda de caza mayor y menor, la llamada caza general. Y de abril al 31 de julio, la del corzo, que este año se amplió también a septiembre. En resumen: salvo en marzo y agosto, el lugar es un paraíso para los cazadores y un infierno para todos los demás, especialmente para los que venimos de la ciudad en busca de tranquilidad.
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"Entre los asistentes a la montería hay, además de decenas de cazadores, infinidad de menores que parecen disfrutar de un espectáculo que han llevado desde la cuna."
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