Por qué ‘El viaje de Chihiro’ es la mejor peli de animación de todos los tiempos

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Por qué ‘El viaje de Chihiro’ es la mejor peli de animación de todos los tiempos

El viaje de Chihiro demostró lo hermosa, conmovedora, sincera y seria que puede ser la animación; una lección que Pixar, Disney y otras casas de animación no han aprendido quince años después.
Hannah Ewens
London, GB

Una vez vi una cita en Tumblr que decía: "Las películas de Disney llegan al corazón, pero las de Studio Ghibli llegan al alma". Una afirmación tan emotiva como inteligente, y seguramente parte del motivo por el que amantes del anime de todo el mundo consideran que El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki, es la mejor cinta de animación jamás creada.

Pese a que han pasado quince años desde su estreno en Japón, Sen to Chihiro no Kamikakushi —el título original— sigue siendo única por esa mezcla de espiritualidad, realidad, fantasía y humanidad. Miyazaki supo encontrar el equilibrio perfecto entre estos reinos, creando la que fue su obra maestra.

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En esencia, la película narra el viaje que emprende la pequeña Chihiro para liberar a sus padres. Tendrá que atravesar el mundo de los espíritus en el que queda atrapada trabajando en unos baños regentados por la malvada Yubaaba.

Miyazaki dijo que decidió hacer la película basándose en la hija de diez años de su amigo, el ayudante de producción Seiji Okuda, que pasaba todos los veranos con Miyakazi. Con eso en mente, el autor creó una producción para niñas de diez años.

Es precisamente esa la razón por la que su obra ha logrado calar en públicos de todas las edades y por la que Chihiro parece tan real. ¿De cuántas películas se puede decir que han sido concebidas para niñas y no con el fin de ganar dinero o atraer a un público más comercial?

Muchos críticos calificaron a Chihiro de niña "repelente" y "malcriada", idea que siguen manteniendo a día de hoy. Sin embargo, considero esa crítica injusta y poco precisa. En el momento en que se nos da a conocer, Chihiro está en un coche, alejándose de su hogar y de todo lo que le resulta familiar para empezar una nueva vida en una ciudad distinta. El único recuerdo que tiene de sus amigos es un ramo de flores. "El primer ramo que me regalan es un ramo de despedida. Qué triste", se lamenta, pero su madre le recuerda que su padre también le compró una rosa para su cumpleaños.

Pero a Chihiro no le consuela. Pocos niños de su edad encajarían con tan buen talante su nueva situación. Mientras sus padres salen del coche, extasiados frente a las puertas del parque de atracciones abandonado que pronto será su trampa, Chihiro no para de refunfuñar y decir que estaba en lo cierto. Sigue a sus padres a regañadientes, inquieta por los pequeños altares y la apariencia de la comida de las paradas sin vendedores, que ella interpreta como una advertencia de que no deberían estar ahí.

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Las voces críticas deberían darse cuenta de que la pobre Chihiro se pasa toda la película en apuros por la ignorancia de sus padres, que no están dispuestos a prestar atención a lo que tenga que decir una niña de diez años.

Lo que marca la diferencia en la historia de Chihiro es que la joven no se ve forzada a derrotar a un gran mal y pasar de ser una niña "repelente" a convertirse en una jovencita ejemplar. La película va más allá y pretende ser un ejemplo de evolución sincera.

Miyazaki nos muestra los esfuerzos de la muchacha por adaptarse a su entorno y afrontar con calmada determinación y de la mejor forma posible las tareas que se le van presentando. Pese a lo difícil que le resulta descender los escalones que la llevan adonde se encuentra Kamaji, el encargado de las calderas, finalmente lo consigue.

Inicialmente, Kamaji la ignora, pero Chihiro sabe que tiene que conseguir un trabajo para sobrevivir en este mundo de espíritus, así que, inasequible al desaliento, no ceja en su empeño hasta lograrlo. Su cautela y determinación pronto se ven recompensadas cuando se da cuenta de que el espíritu apestoso que la acecha es en realidad el espíritu de un río contaminado que solo quiere que lo liberen de toda la basura que ensucia sus aguas.

La película no la hago yo, se hace a sí misma, y a mí no me queda otra opción que seguirla

El propio hecho de que la película se creara sin guion alguno refuerza la idea de evolución natural que vive Chihiro. "Nunca tengo la historia preparada ni acabada cuando empezamos a trabajar en una película", declaró una vez Miyazaki a Midnight Eye. "La película no la hago yo, se hace a sí misma, y a mí no me queda otra opción que seguirla".

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Todo el equipo involucrado en el proyecto vive la realidad del personaje paso a paso, y ese sentido de intuición se deja entrever en la cinta.

A lo largo de la narración, Miyazaki nos regala algunas de las instantáneas más hermosas de la historia del cine moderno y, por supuesto, de animación. El crítico Roger Ebert apuntaba en su reseña de la película que cada fotograma está hecho con cantidades abrumadoras de "generosidad y amor". Cada momento cuenta con decenas de criaturas distintas, cada detalle del segundo plano se perfila a mano con toda minuciosidad.

Los momentos ma [vacíos] se han convertido en los más emblemáticos de la película con el tiempo: Chihiro en el balcón de su habitación con la mirada perdida en el mar, o ella y sus amigos, Sin Cara, Bo y el pájaro Yu a bordo de un tren

Es importante destacar que Miyazaki siempre da un respiro para vivir y disfrutar su mundo. Explica que esas escenas en las que no ocurre nada significativo se denominan ma, o "vacío". "La gente que hace películas teme los silencios y se afana por rellenarlos", dijo. "Les preocupa que el público se aburra. Pero solo porque la película sea intensa el 80 por ciento del tiempo, los niños no te van a regalar su atención. Lo importante es no desprenderse de las emociones subyacentes".

Curiosamente, los momentos ma se han convertido en los más emblemáticos de la película con el tiempo: Chihiro en el balcón de su habitación con la mirada perdida en el mar, o ella y sus amigos, Sin Cara, Bo y el pájaro Yu a bordo de un tren.

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Se trata de una belleza universal, pero hay sutilezas que se pierden en la traducción. Muchos fans japoneses han señalado varias pistas visuales que de otro modo pasarían desapercibidas para quien no conozca el idioma.

Cuando la familia se acerca al parque de atracciones maldito, al principio de la película, en un momento dado aparece el carácter de Kanji狗, que significa "perro", aunque también podría hacer referencia a su homófono kuniku, cuyo significado literal es "carne amarga", o algo que requiere un sacrificio personal. Otro carácter para describir la palabra "hueso" parece apuntar a la expresión idiomática hone-nashi, que significa "carecer de 'espina' moral".

Un espectador japonés atento habría advertido que, cuando el padre cruza un arco, algunos de los caracteres estaban dispuestos de atrás adelante, matiz que refuerza el estado de inquietud de Chihiro. Los hay que han puesto de manifiesto la reiteración de los caracteres yu y me, que juntos forman la palabra "sueño" (yume).

Los propios nombres de los personajes tienen una carga significativa importante. Chihiro significa literalmente "mil", así como "hacer preguntas" o "buscar"

Los propios nombres de los personajes tienen una carga significativa importante. Chihiro significa literalmente "mil", así como "hacer preguntas" o "buscar". En un acto de crueldad, Yubaaba toma uno de los caracteres del nombre de Chihiro para bautizarla con otro nombre con el que la joven debe firmar el contrato que la convierte en su prisionera. Su nuevo nombre pasa a ser Sen, que solo significa "mil". Pese a que sigue siendo ella misma, Yubaaba le ha arrebatado una parte de su ser.

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Entre las otras connotaciones literales de los nombres de los otros personajes están la de Bo, cuyo significado es "muchachito" o "hijo"; Kamaji, que significa "viejo de las calderas"; Yubaaba, que significa "baños", "vieja" o "bruja"; y Zeniiba, que quiere decir "bruja del dinero".

Algunos ven la producción como un reflejo de las fuerzas opuestas del capitalismo y la espiritualidad

Como ocurre con cualquier producción que acaba convirtiéndose en película de culto, es muy fácil perderse en la marea de infinitas teorías que circulan sobre El viaje de Chihiro. Una de ellas sugiere que la cinta es una alegoría sobre la prostitución infantil, en la que los baños termales adquieren connotaciones más siniestras.

Miyazaki dijo una vez que la sociedad japonesa se había convertido en una especie de industria del sexo. Otra dice que el mundo espiritual representa al antiguo Japón, que lucha por convivir con el nuevo, el mundo "real" en el que viven Chihiro y sus padres. En este caso, la moraleja de la historia es que, al igual que Chihiro, Japón debería aprender que el mundo antiguo y el mundo actual pueden coexistir, pero deben adaptarse y cambiar.

Algunos ven la producción como un reflejo de las fuerzas opuestas del capitalismo y la espiritualidad. Chihiro tiene que mudarse porque su padre ha encontrado un nuevo empleo. Cuando se acercan al parque temático, su padre comenta que iban a poner un río ahí y que en vez de eso construyeron un parque para ganar mucho dinero.

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La transformación [de los padres de Chihiro] en cerdos refleja cómo las personas se convirtieron en cerdos durante la burbuja económica de los años 80 en Japón, que fue seguida por la crisis de 1991

El otro día, un usuario de Twitter preguntó a Studio Ghibli cuál era la relevancia de que los padres de Chihiro se hubieran convertido en cerdos. Studio Ghibli respondió que la transformación refleja cómo las personas se convirtieron en cerdos durante la burbuja económica de los años 80 en Japón, que fue seguida por la crisis de 1991. Y una vez que una persona se convierte en un cerdo, con el tiempo acabará adquiriendo el "cuerpo y el alma de un cerdo", algo que "no solo es válido para el mundo de la fantasía".

La lección que nos deja El viaje de Chihiro, sin importar nuestra edad, es la importancia del equilibrio. No hay personajes malos, pese a lo poco justificables que sean sus actos. Todos tienen un lado bueno, incluso Yubaaba, como vemos en su hermana gemela. El monstruo del lodo en realidad no es tan malo; de hecho, es un kama no kami, un "dios del río". Lo opuesto de equilibrio es exceso, y del exceso no sale nada bueno, como refleja la escena de los padres atiborrándose de comida hasta convertirse en cerdos o la avaricia y la riqueza que abundan en la casa de baños termales.

Esta forma de presentar mensajes espirituales y emocionales hizo de El viaje de Chihiro la película japonesa más taquillera de la historia. Ganó premios en todo el mundo, incluyendo un Óscar, un evento al que Miyazaki decidió no asistir porque estaba en contra de la participación estadounidense en la guerra en Irak.

Gracias a esta película, cientos de miles de personas que no sabían de la productora conocieron las películas de Studio Ghibli. Es una película única que los fans jóvenes van a guardar para verla con sus hijos y sus nietos. El viaje de Chihiro demostró lo hermosa, conmovedora, sincera y seria que puede ser la animación; una lección que Pixar, Disney y otras casas de animación no han aprendido quince años después.

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Traducción por Mario Abad.