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Esto es lo que le pasa a la grasa que quemas al hacer ejercicio

Tu cuerpo hace dos cosas para ayudarte a perder peso cuando haces dieta y te ejercitas.
Una mujer ejercitándose.
Geert Pieters/Unsplash.

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.

Después de las vacaciones, muchos de nosotros podemos considerar hacer una dieta o un plan de ejercicios para "quemar grasa", por lo que a menudo nos sentimos mejor en nuestros trajes de baño al estar en la playa o en la piscina en el verano. Sin embargo, ¿qué significa eso realmente? ¿El cuerpo de verdad "quema" grasa? Echemos un vistazo al aspecto científico de todo esto.

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Las células grasas normal existen principalmente para almacenar energía. El cuerpo expandirá la cantidad de células grasas y el tamaño de las células grasas para acomodar el exceso de energía de los alimentos altos en calorías. Incluso irá tan lejos como para comenzar a depositar células grasas en nuestros músculos, hígado y otros órganos para crear espacio en donde almacenar toda esta energía extra de las dietas ricas en calorías, especialmente cuando se combinan con un estilo de vida con baja actividad física.

Históricamente, el almacenamiento de grasa funcionó bien para los humanos. La energía se almacena como pequeños paquetes de moléculas llamadas ácidos grasos, que se liberan en el torrente sanguíneo para ser utilizados como combustible por los músculos y otros órganos, lo cual era muy útil sobre todo en el tiempo en que no había alimentos disponibles, o cuando un depredador nos perseguía. El almacenamiento de grasa en realidad nos confiere una ventaja de supervivencia en este tipo de situaciones. Aquellos con una tendencia a almacenar grasa podrían sobrevivir períodos más largos sin comida y tendrían energía extra para los ambientes hostiles.

Pero, ¿cuándo fue la última vez que huiste de un depredador? En los tiempos modernos, con una sobreabundancia de alimentos y condiciones de vida seguras, muchas personas tienen un exceso de almacenamiento de grasa. De hecho, México es el segundo país con más obesidad en adultos a nivel mundial después de Estados Unidos.

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El principal problema con este exceso de grasa es que las células grasas, llamadas adipocitos, no funcionan normalmente. Almacenan energía a una velocidad anormalmente alta y liberan energía a una velocidad anormalmente lenta. Además, estas células de grasa adicionales y agrandadas producen cantidades anormales de diferentes hormonas. Estas hormonas aumentan la inflamación, disminuyen el metabolismo y contribuyen al desarrollo de enfermedades. Este complicado proceso patológico de exceso de grasa y disfunción se llama adiposopatía y hace que el tratamiento de la obesidad sea muy difícil.

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Cuando una persona comienza y mantiene un nuevo régimen de ejercicio y limita las calorías, el cuerpo hace dos cosas para "quemar grasa". Primero, utiliza la energía almacenada en las células de grasa para mantener nuestra nueva actividad. Y después, deja de guardar tanta grasa para almacenamiento.

El cerebro le envía señales a las células grasas para que liberen los paquetes de energía, o las moléculas de ácidos grasos, al torrente sanguíneo. Los músculos, los pulmones y el corazón recogen estos ácidos grasos, los separan y utilizan la energía almacenada en los enlaces para ejecutar sus actividades. Los restos que quedan se descartan como parte de la respiración, en el dióxido de carbono expulsado o en la orina. Esto deja a la célula de grasa vacía y la vuelve inútil. En realidad, las células tienen una vida útil corta, de modo que cuando mueren, el cuerpo absorbe el cascarón vacío y no las reemplaza. Con el tiempo, el cuerpo extrae directamente la energía (es decir, las calorías) de los alimentos hacia los órganos que los necesitan, en lugar de almacenarlos primero.

Como resultado, el cuerpo se reajusta al disminuir la cantidad y el tamaño de las células grasas, lo que posteriormente mejora el metabolismo basal, disminuye la inflamación, trata las enfermedades y prolonga la vida. Si mantenemos esta situación a lo largo del tiempo, el cuerpo reabsorbe las células grasas extra vacías y las elimina como desechos, dejándonos más delgados y saludables.

David Prologo es profesor asociado en el departamento de ciencias en radiología e imagen de la Universidad de Emory.

Este artículo se ha tomado de The Conversation bajo una licencia de Creative Commons. Lee el artículo original aquí.