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Cultură

Este corredor que se pegó en las bolas con un tubo nos enseña una lección sobre el dolor

En esos momentos de dolor en los que tu cuerpo grita de agonía, lo peor que puede pasar que alguien te grite en la cara "¿ESTÁS BIEN? ¿GÜEY, ESTÁS BIEN?".

Nadie llega a este mundo y se va sin haber experimentado el dolor. A un nivel muy bajo, está el dolor que sientes cuando te pegas en el dedo meñique con un mueble, cuando te cortas un poquito los dedos al picar una cebolla o cuando tienes dientes sensibles y tomas agua helada. Un poco más arriba está el que sientes cuando te fracturas una pierna, un brazo, te quitan el apéndice o casi te mueres en un accidente automovilístico. Y ese es solo el dolor físico: quita la piel y aúllale a la luna con una pena profunda y un corazón roto lleno de frustración, depresión y pérdida. Cada día de nuestras vidas consiste en tratar de soportar todo el dolor que nos llega de todos los ángulos posibles. No hay escapatoria, no importa cómo lo veas. Todos, de una u otra forma, vamos a saber lo que es la agonía.

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Como este hombre que se pegó en el pito con un tubo:

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Bien: jaja. Primero que nada: jaja. Saquemos esto de nuestro sistema. Es muy gracioso. Un güey que se pega en el pito siempre es divertido. ¿Me explico? Y lo digo yo, un hombre que ha recibido muchos golpes en la entrepierna (es una larga historia) (en realidad son muchas largas historias) y, aunque no lo disfruté mucho en el momento, soy capaz de ponerme en los zapatos de cualquiera que haya visto cómo me patearon en las bolas y decir: sí, probablemente fue muy gracioso cuando me pegaron en el pito y/o en las bolas. No hay nada aburrido en un ver cómo un balón de fútbol vuela a toda velocidad y le pega un hombre despreocupado directo en la bolas, así, de la nada. Ver cómo un güey pasa de 'inteligente y casual' a 'doblegado en una agonía provocada por una pelota' en una fracción de segundo siempre es divertido, siempre. Entonces, todos estamos de acuerdo en que los golpes en las bolas soy muy graciosos.


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En fin, regresemos al hombre que iba corriendo y se pegó en el pito con un tubo:

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Hay momentos que son tan placenteros que puedes hundirte en ellos como en una tina con agua caliente, rodar dentro, hacer burbujas y lanzarlas al aire, sumergir tu cabeza en el agua y salir reluciente, desnudo y con la piel arrugada como una pasa. Por ejemplo: aquí podemos ver el momento interminable en el que un corredor, a quien por cuestiones de practicidad llamaré Hombre con el pito herido, da la vuelta a la esquina inocentemente para llegar a la meta del maratón.

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Esta fue la última vez que el pito de este hombre fue visto con vida.

El problema es que, correcto: sabemos lo que va a pasar. Vemos el tubo. Sabemos lo que le espera a su pene. Pero él no lo sabe. Aquí podemos ver ese momento perfecto de inocencia, un hombre cuya vida y pene está a punto de cambiar para siempre pero, por el momento, lo único que tiene en mente es el marcador de la carrera, por ahora solo cuenta los segundos que faltan para…

Estoy seguro de que la última canción que escuchó el pito de este güey antes de morir fue 'Feel This Moment' de Pitbull feat. Xtina.

Y es ahora cuando todo se va a la mierda porque, en su búsqueda de un nuevo récord (los corredores tienen el instinto de ir cada vez más rápido para superarse entre ellos, entonces, incluso si estás corriendo tu propia carrera, tiene más sentido ir en grupo y pegarse un poquito, rodeado de gente que te marca el paso). Ignora su entorno, asume que los dos hombres frente a él lo van a guiar por el camino correcto y es por eso que no alcanza a ver el iceberg naranja con blanco del Titanic de su pito.

Y aquí tenemos el momento del impacto, que es tan brutal que su cuerpo se entera de lo que pasa antes que su cerebro. Hay un momento en el que mete las manos para impedir el impacto que ya hizo puré sus bolas y la expresión en su rostro dice 'no sé qué está pasando', su rostro dice 'no sé qué me está pasando', no sabe por qué está viendo hacia el piso y su pito arde, su cerebro todavía no procesa la información. Es ña única forma que conoce para protegerlo de la verdad.

Una vez, cuando tenía ocho años, estaba caminando de espaldas por un bosque —era y sigo siendo un pendejo—, me tropecé con un tronco y caí de nalgas. Cuando me estrellé contra el suelo —primero el cuello, luego la cabeza, luego la columna, con las piernas en el aire, básicamente hice una marometa muy dolorosa al revés— mi tía, que estaba caminando conmigo en ese momento, dijo, 'Oh, ten cuidado'. Dicha información resultó muy inútil en ese momento. Pero eso demuestra más o menos cómo el cerebro procesa el trauma: con lentitud, después que el cuerpo, el cuerpo siente el dolor antes que la mente, no hay nada qué hacer, ya no puedes regresar el tiempo, no puedes volver a unir tus bolas después de estrellarlas a toda velocidad contra un tubo. Lo único que puedes hacer es observar con impotencia mientas las partes más nobles de tu cuerpo se abollan. El dolor es lo peor de estar vivo.

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Pero aun así, lol:

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Me gustaría mandarle un saludo al comentarista que no está ayudando en nada. Los humanos tenemos una reacción curiosa al ver a otros sintiendo dolor y esa reacción buscar una confirmación audible de que la persona herida está bien y no muerta, de que no se estrelló el pito a toda velocidad contra un tubo. En lo personal, creo que en esos momentos de dolor en los que mi cuerpo grita de agonía y mi cerebro lo único que puede hacer es repicar como una campana mientras la sangre corre por todo mi cuerpo con adrenalina, que alguien me grite en la cara "¿ESTÁS BIEN? ¿GÜEY, ESTÁS BIEN? ¿JOEL? ¿ESTÁS BIEN¿ DIME QUE ESTÁS BIEN. ¿ESTÁS BIEN?" es lo peor que me pueden hacer, peor que la guerra y la muerte, peor que el dolor que estoy sintiendo. Y no tengo ni puta idea de qué es lo que está diciendo el comentarista pero dudo que su aullido de empatía hacia el güey que se quedó sin pito en pleno maratón sea de mucha ayuda.

Es nuestra obligación, como siempre, tratar de aprender de los errores ajenos, específicamente del maratonista belga que probablemente está en la sala de emergencia esperando a entrar a una cirugía de reparación de pene y lamenta el día que decidió empezar a correr como hobby. Y las lecciones que tenemos que aprender son: si ves algo que está pintado de blanco con naranja, no te estrelles contra él; mucho menos con el pito. Si es necesario, hazlo con la cabeza o con la pierna o con la mano. Segunda lección: no confíes en las personas que te están guiando y aleja tu pene de los tubos, estamos solos en el mundo y somos los únicos responsables de nosotros mismos. Mantente alerta de los peligros que corre tu pito. Tercera lección: si vez a una persona que está sintiendo dolor y por alguna razón tienes un micrófono, no grites "¡OHHHHHH!" ni regañes a la víctima mientras agoniza. La vida es dolorosa, amigos. Tenemos que unirnos si queremos salir ilesos.

@joelgolby