A inicios de este año en Estados Unidos, Dru Donovan trabajó con un grupo de hombres de la zona Fordham del Bronx, en Nueva York, para crear fotografías que escenificaran sus encuentros con la policía. En las siguientes imágenes y textos los hombres recrean y describen sus experiencias.MOHAMED: Ya era muy de noche cuando salí por leche para mi hijo (al centro de la fotografía), que tenía apenas dos años. Una patrulla me siguió desde mi edificio. Cuando llegué a la esquina salieron de ella cuatro o cinco policías. Al rato de que les preguntara cuál era el problema, dos de ellos me sujetaron y me empujaron contra la pared. Un tipo les daba instrucciones: "revísenle la entrepierna, que abra las piernas, asegúrense de que ahí no tenga nada". Sentí como que les excitaba, como si se divirtieran. No importaba todo lo que me hicieran; yo sabía que no podía defenderme. Me sacaron la billetera y vieron mi carné de estudiante, entonces empezaron a decirme a regañadientes que era muy peligroso andar por ahí. Me dijeron que me estaban protegiendo de mi propio barrio. Yo vivía ahí: ¿cómo podían protegerme de mi propia casa? Siempre que paso por esa esquina recuerdo cómo me empujaron contra esa pared. Estar aquí, parado, con el fin de revivir esa experiencia al lado de mi hijo, me hace pensar en lo que él tendrá que aguantar. Quiero prepararlo.
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EASY AL: Estábamos afuera del edificio hablando, contando chistes, oyendo historias. La policía nos agarró y nos empezó a empujar a todos. Nos pusieron contra la pared, de rodillas (me dolían mucho). Gritaban "¿quién tiene las drogas?". Estábamos callados y ellos nos amenazaban con acabarnos a golpes. Amarraron a un amigo con una correa, como si fuera un perro. Lo que te da miedo es que no tienes nada. No tienes nada. Ellos pueden quitarte tu libertad. Pueden quitarte tus cosas. Pueden quitarte la vida.
BRANDON: Fui con mi agente de libertad condicional y me dijo que había violado mis restricciones. Quería hacer una llamada porque mi mamá se estacionó justo frente a la ventana donde yo estaba, pero ésta era en realidad un espejo de doble cara. Puedes ver de adentro hacia fuera, pero los de afuera no pueden ver hacia dentro. Tenía el celular en la mano pero él me dijo "no puedes hacer llamadas". Yo quería explicarle lo que pasaba. Entonces, cuando quise llamarla, él pidió refuerzos. Llegaron a la oficina y me empujaron contra la pared: intentaban agarrarme. Con una mano me sujetaba la espalda y con la otra buscaba mi teléfono. Lo encontró y lo tiró al suelo mientras me agarraba la otra mano. Te leen tus derechos y ya, no tienes control. Usan la fuerza física, te arrestan y luego se olvidan de ti.
RONNY: Acababa de mudarme a Nueva York y estaba con un amigo conduciendo de regreso a mi apartamento. Era nuevo en el barrio. Accidentalmente, hice un giro prohibido y terminé en contravía. Justo mientras hacía el giro, aparecieron tres patrullas y sacaron sus armas. Detuve el auto, dejé las manos sobre el volante y uno de los policías gritó: "¡Manos arriba! ¡Manos arriba!". Las levanté y alguien más gritó: "¡Vuelva a poner las manos sobre el volante!". En mi mente pensaba en lo cerca que estaba de morir por algo tan estúpido como poner mis manos en el lugar equivocado.
