Arnaud Jerald estableció el récord mundial en apnea bi-fin a 112 metros en Kalamata, Grecia. Foto: Takuya Terajimas​
Arnaud Jerald estableció el récord mundial en apnea bi-fin a 112 metros en Kalamata, Grecia. Foto: Takuya Terajimas
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Cómo respiramos para llegar a 112 metros bajo el agua

El apneista Arnaud Jerald, que logró un récord mundial, habla de sus técnicas de respiración y de lo que pasa por su mente estando en las profundidades del mar.
Pierre Longeray
Paris, FR
DS
traducido por Daniela Silva

La pequeña ciudad de Villefranche-sur-Mer en la Riviera francesa es un punto de acceso para la comunidad del buceo libre profesional. Allí fue donde el verano pasado, el apneista Arnaud Jerald intentó romper el récord mundial de buceo libre con dos aletas, con el objetivo de alcanzar los 111 metros bajo el agua con una sola respiración.

Desafortunadamente, tanto su primer como segundo intento fueron anulados debido a infracciones menores del protocolo. Sin inmutarse, Jerald se dirigió a Kalamata en Grecia para intentar romper el récord nuevamente, solo para descubrir que su archirrival, el apneista ruso Alexey Molchanov, lo había vencido con 111 metros 24 horas antes. Entonces Jerald subió la apuesta, estableciendo un nuevo récord de 112 metros en septiembre de 2020.

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Le preguntamos a Jerald qué se necesita para entrenarse en esta habilidad sobrehumana y qué emociones aguardan en el fondo del mar.

VICE: Hola Arnaud. Cuando eras niño, ¿siempre tratabas de permanecer bajo el agua más tiempo que tus amigos?
Arnaud Jerald:
Es gracioso porque nunca fue lo mío. Descubrí el buceo libre con mi padre, que disfrutaba de la pesca submarina. La primera vez que me sumergí 30 metros bajo el agua, todo tuvo sentido. De repente supe que eso era lo que quería hacer en la vida.

Me gustaba la sensación de ingravidez, tanto física como mentalmente. Cuando estás tan abajo, ya no piensas en lo que está sobre la superficie. El cuerpo te impone este estado, solo estás enfocado en el presente.

¿Cuál es el secreto para permanecer bajo el agua durante mucho tiempo? Para contener la respiración, primero debes aprender a respirar desde cero, con el estómago, como cuando eres un bebé. El truco consiste en relajar la barriga y expandir el estómago cuando respiras. Es un movimiento de dos etapas: primero, inhalas con el estómago y luego abres la caja torácica tanto como sea posible.

¿Puedes desglosar lo que sucede durante el buceo?
Al comienzo del descenso, tienes aire en el traje y en los pulmones que te hace flotar hacia la superficie, así que tienes que nadar. Mientras más bajas, más aumenta la presión. El aire que tienes adentro está comprimido, lo que significa que su volumen disminuye hasta que ya no te hace flotar. En ese punto, a unos 30 metros de profundidad, es cuando empiezas a hundirte o a caer en caída libre. Es una posición similar a la de los paracaidistas. Solo tienes que hacer pequeños movimientos con la cabeza para moverte y seguir la cuerda como guía.

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En ese momento, te vuelves bastante rápido, entre seis y siete kilómetros por hora. Cuando quedan solo 5 metros, suena una alarma en tu reloj y tienes que reducir la velocidad agarrando la cuerda. Ya en el fondo, sacas una pequeña tira de velcro. Luego pones los brazos por encima de la cabeza y nadas muy rápido. De lo contrario, te hundirías, el fondo te empuja físicamente hacia abajo.

¿Tienes los ojos abiertos mientras desciendes?
Sí, aunque no llevo máscara, porque la cantidad de presión haría que estallara. Tengo que mantener el cable a la vista para asegurarme de que estoy en la trayectoria correcta.

¿En qué piensas?
Al principio, me concentro en la natación. Siempre tengo una canción en la cabeza: la escucho 15 veces la mañana de la inmersión y se queda conmigo durante todo el proceso. Para mi récord mundial, fue "The Look of Love" de Dusty Springfield. Son unos cuatro minutos, poco más del tiempo que te tardas en descender y volver a la superficie.

Cuando estoy en caída libre, mi mente se inunda de ideas y recuerdos. Un minuto bajo el agua es el equivalente emocional de un día arriba. Lo que veo cambia de vez en cuando: recuerdos de la infancia, imágenes de mi familia o incluso de "El Principito", el primer libro que leí.

¿Estás hablando del llamado “Efecto Martini”? [también conocido como narcosis por nitrógeno, un estado mental alternativo que experimentan los buceadores]
Básicamente, es como cuando te levantas del sofá demasiado rápido y tu cabeza da vueltas y tu visión está borrosa. Durante el descenso, tu cerebro trabaja 40.000 veces más rápido, por lo que todos tus pensamientos se confunden. La gente dice que es como meterte ácido u hongos alucinógenos, pero no sé porque nunca los he probado. Intento evitar ese sentimiento. Prefiero tener el control de mi inmersión.

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¿Cómo se siente la presión?
Como si tu cuerpo se hubiera vuelto líquido. Tus pulmones son del tamaño de una pelota de tenis. Te sientes como una versión miniatura de ti mismo dentro de tu propio cuerpo. También te da mucho frío. A pesar de todo esto, te sientes protegido, como si estuvieras entre dos colchones de plumas. Además, esos pocos segundos son especiales. Es el lugar más extremo de la tierra para un ser humano.

¿Alguna vez has encontrado cosas raras en el fondo del mar?
Es raro, pero sucede. El año pasado, en Sharm el-Sheij en Egipto, estaba bajando en caída libre y alrededor de los 95 metros, sentí que algo me empujaba con tanta fuerza que me desvió del rumbo. En ese momento, nadé de regreso, y volví a subir. En la superficie, se lo conté a todos y un minuto después, vimos delfines que se acercaban al cable y daban saltos mortales frente a nosotros. Seguro que alguno de ellos quería jugar conmigo.

En esa misma inmersión, también tuve un susto cuando llegué al fondo. Vi un anillo enorme rodeando la pesa. Pensé que estaba experimentando el efecto Martini, pero en realidad, había alrededor de 100 atunes aleta amarilla gigante nadando en el lecho marino. Me sentí como si estuviera en Interstellar.

En otra ocasión, en Villefranche, buceé con una monoaleta a 118 metros. A unos 90 metros, escuché un estruendo. Por lo general, se pueden escuchar las hélices de los botes, pero no a esa profundidad, así que supe que venía del fondo. Cuanto más bajaba, más fuerte se hacía el ruido. Más tarde hablé con la base marítima de Villefranche y con alguien que conozco en el ejército. Unos meses más tarde, descubrí que había submarinos pasando por donde habíamos detenido el barco.

¿Qué pasa si algo sale mal mientras estás ahí abajo?
Si las personas que me monitorean por encima del agua se dan cuenta de que estoy en problemas, pueden usar un contrapeso para levantarme rápidamente, pero es muy raro. Una vez que haya recuperado el velcro, solo estará a la mitad. Pero en términos de oxígeno, se siente más o menos bien. Los últimos metros son los más peligrosos porque corres el riesgo de desmayarte, pero hay otros buceadores que te vigilan.

El buceo libre no es como andar en bicicleta: no puedes simplemente detenerte al costado de la carretera si te cansas. Tienes que volver a levantarte. Por eso este deporte es tan complicado a nivel mental.