Comer como quinceañera mexicana en California

Bienvenidos de nuevo a nuestra columna Comer como, donde exploramos la dieta de un personaje emblemático. En esta entrega exploramos el menú de unos típicos XV años en California.

Las quinceañeras mexicanas están vinculadas a un antiguo rito de iniciación azteca para presentar a las mujeres jóvenes ante la sociedad. El término se refiere, obviamente, a que están cumpliendo XV años. Quizás podríamos decir que esta celebración es un bar mitzvah mexicano, pero no sería justo. Esta tradición, que lleva vigente más de 500 años, nos ofrece mucho más que la fiesta y, como todas las celebraciones mexicanas, está definida por su comida.

En México, las fiestas de XV años pueden ofrecer cualquier tipo de comida. En los pueblos se acostumbra el mole con pollo, tamales y arroz rojo; en los salones más formales de la ciudad se sirven menús típicos de los banquetes; pero las quinceañeras mexicanas que viven fuera del país comen, por tradición, birria. El ultra-tradicional estofado de chivo con chiles rojos es considerado el platillo tradicional de las quinceañeras en todo Estados Unidos.

Bienvenidos al mundo de las quinceañeras mexicanas.

En un salón de banquetes privado en algún lugar entre México y Estados Unidos, los meseros vestidos con camisetas rojas de manga larga y chalecos negros se acercan rápidamente a la cocina. Desde la parte de atrás, alguien grita: "¡Saquen la comida!", esta es la señal para que una ola de meseros balanceen endebles platos de plástico llenos con toda la comida que pueden cargar en cada brazo, así como paquetes de papel de aluminio llenos de calientes tortillas de maíz blanco. Mientras la voz del jefe de meseros compite con la música a todo volumen en el fondo –en su mayoría cumbia mexicana con tamborazo– otros dos meseros rezagados aparecen con más bandejas de comida.

Al otro lado de la habitación, los bartenders están ocupados rompiendo el hielo para mantener las Bud Lights y las Coca Colas frías, mientras que una mujer vierte caldo caliente en el platillo lleno de carne para evitar que se seque.

El acompañamiento clásico para la birria es arroz a la mexicana, chiles en vinagre y frijoles refritos. En esta ocasión, los frijoles se han freído con un poco de chorizo de cerdo para darle más sabor.

La elección de alimentos de una fiesta de XV años va de acuerdo a la petición de la cumpleañera, pero esta generación de jóvenes mexicanas-americanas tiene una obsesión por la birria. Lo sentimos, macarrones con queso, ya no son el plato preferido en las fiestas de salón.

La quinceañera de hoy es Lorena Matías, y la preparación de su fiesta duró solo un par de meses a pesar de ser algo por lo que había esperado toda su vida (hasta ahora). Su rostro se ilumina con entusiasmo; posa para fotos con familiares y amigos mientras los meseros llevan la comida a los invitados. Cuando le pregunto por qué decidió celebrar sus XV años, me dice con una gran sonrisa: "Quería un día especial para mí, y porque es también una tradición de mi familia en México".

En este caso, Gunda Matías, la madre de Lorena, eligió la comida para el evento basada en su lugar de origen. "Somos de Guerrero y ésta es la comida típica que se le hace a una quinceañera allí".

"Los platillos más populares son la barbacoa o la birria y los frijoles. Por lo general, nosotros la preparamos, aunque la gente nos llama para ordenar lo que quieren", dice Edgar Medina, el organizador principal de la empresa de banquetes.

De vuelta en la cocina, Medina me dice que su equipo pertenece a un grupo religioso y juntos forman una comunidad conocida como "El Alfarero". "Lo hacemos como un servicio a la comunidad", dice Medina. "También lo hacemos para [ganar] dinero para los retiros, las biblias, y para apoyar a la iglesia". Al igual que muchos otros ritos de iniciación para los mexicano-americanos, como los bautizos y las comuniones, los XV años son un evento católico.

La planeación de unos XV años puede tomar hasta un año o más. Es muy parecido a una boda en el sentido de que ambos eventos requieren de mucha planificación y, al final del día, cambia vidas.

El mesero me ofrece un plato lleno de frijoles con chorizo, jalapeños y jitomate, un poco de arroz y birria. Todo junto, con tortillas aparte. La carne de la birria, nadando en aceite, está lo suficientemente tierna como para arrancarla del hueso con los dedos. Puedo comerlo todo usando trozos de tortilla hecha a mano, no necesito cuchillo ni tenedor. ¡Ah, creo que también tiene orégano!

Regreso a la cocina por un segundo, y encuentro a todo el personal sonriendo y contando chistes mientras sirven la comida en los platos de plástico. Un mesero incluso posa para una foto mientras coloca la cerveza en el hielo y dice: "Tómame una foto, soy guapo".En cuanto termina la cena, es hora de cortar el pastel, que es muy importante. En el evento de hoy hay siete pasteles individuales colocados en un porta pasteles color negro. Parece un árbol de pasteles, incluso hay flores en la "raíz". Todo se consiguió en una pastelería cercana y está hecho con el mismo estilo de los pasteles mexicanos: con glaseado o merengue blanco y adornos de colores (en este caso, verde-azulados). Mide casi un metro de altura y es un regalo del padrino de Lorena. Es de tres leches, un tipo de bizcocho que se empapa en tres tipos diferentes de leche: evaporada, condensada y crema batida. Sin embargo, es refrescante y ligero.

Una fiesta de XV años promedio puede costar entre $20,000 y $300,000 pesos (de $1,000 a $20,000 dólares), así que, por lo general, es un esfuerzo de colaboración de toda la familia. Los gastos –en orden descendente, de más caro a más barato– son el lugar, la comida y la decoración, el paseo en limusina obligatorio por toda la ciudad que va desde la iglesia hasta el salón de fiestas, el peinado y el maquillaje, y, finalmente, el

dj

.

Alrededor de las 7:30 de la noche, los invitados terminan de comer y es casi la hora del cierre de la cocina. Una banda comienza a tocar y, uno por uno, los invitados comienzan a llegar a la pista de baile. Poco después, Lorena realiza el baile emotivo de padre e hija, que es tan tradicional como los chilaquiles que ofrecerán en la

tornafiesta

. El baile simboliza el reconocimiento del padre de que su niña es ahora una mujer.

Como mujer mexicano-estadounidense de 19 años de edad, nunca tuve una fiesta de XV años, ni nunca quise una. Sentí que era una pérdida de tiempo y de recursos. ¿Todo este dinero se va en un vestido que solo usaré una vez y en una fiesta que podría tener en cualquier otro momento? Además, para ser todavía más honesta, de todas maneras le tienes que seguir pidiendo permiso a tu mamá para hacer lo que quieras, así que, ¿cómo es que la celebración realmente cuenta como una indicación de que se es oficialmente una mujer?

Aunque admito que ser parte de esta celebración emocional me hizo arrepentirme un poco de no haber tenido una fiesta de XV años. Recordé la razón por la que estaba aquí –y en cualquier otra fiesta de XV años– en primer lugar: vine por la comida.