Los griegos que hacen picnics sobre las tumbas de sus seres queridos

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Los griegos que hacen picnics sobre las tumbas de sus seres queridos

La tradición se remonta a las epopeyas de Homero pero sigue viva gracias a los griegos pónticos, un grupo étnico originario de las costas del Mar Negro.

Fotos por Alexandros Avramidis.

El la ciudad de Rizana —a una hora de Salónica— los vivos y los muertos almuerzan juntos cada año en el segundo domingo de Pascua. En este día, la gente se reúne en el cementerio del pueblo, pone sillas, mesas y come encima de las tumbas de sus seres queridos, entre inscripciones de mármol y flores frescas.

La tradición se remonta a las epopeyas de Homero pero sigue viva gracias a los griegos pónticos, un grupo étnico griego originario de las costas del Mar Negro, que con el paso de los siglos emigró a Turquía, Georgia y Rusia. Los pónticos en el cementerio de Rizana regresaron a Grecia y con ellos regresó la tradición de hacer un picnic cerca de los restos de sus ancestros. No es un día de luto. Al contrario, es un día de sonrisas, besos, piroshki tradicional, albóndigas, pan tsoureki y vodka ruso caliente.

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Rizana es un pueblo muy tranquilo —ni siquiera se puede llegar en auto al centro— pero hoy, las actividades comienzan desde muy temprano. A las 10 AM, ya hay filas de autos estacionados cerca de donde empieza el sendero para el pueblo, justo al lado del puesto que los vendedores de flores instalaron para la ocasión. Antes, el pueblo sólo tenía un cementerio pequeño pero los griegos pónticos se aseguraron de que abriera un segundo en 1997, que es donde están reunidos los visitantes de hoy.


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Stefanos Oflidis, el presidente de la Asociación de Pónticos Repatriados, explica cómo se creó este cementerio: "Miles de griegos dejaron Ponto y los países soviéticos a principios de 1090", dijo. "Nos instalamos en el oeste de Salónica y empezamos a enterrar a nuestros muertos en Evosmo o en los cementerios municipales cercanos. Sin embargo, por la falta de espacio, se tuvieron que inhumar los restos tres años después. Esa no es forma de honrar a los muertos. Por eso, para que no volviera a pasar, empezamos a buscar un espacio donde nuestros muertos pudieran descansar como se debe".

Su padre, Alexandros, inició la búsqueda de un espacio para un nuevo cementerio, lo cual se convirtió en la primera misión de la recién establecida Asociación de Pónticos Repatriados. Finalmente, Lefteris Tepetidis de Rizana —cuya familia dejó Kazajistán para mudarse a Grecia en 1960— aceptó donar seis hectáreas para construir el cementerio en memoria de su hijo, que fue asesinado a una edad muy temprana.

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En los años que siguieron, los familiares de los difuntos llevaron reliquias de Salónica, construyeron una iglesia y se ocuparon del cementerio.

Se hizo limpieza de tumbas hace varios días y ahora es momento de sacar los manteles, los platos, las ollas y los sartenes. Hacer un picnic sobre las tumbas de tus seres queridos puede sonar un poco siniestro pero es todo lo contrario. Ver a familias enteras con niños pequeños corriendo por todos lados es la imagen de un momento de celebración, no de luto.

Además, no está permitido llorar. La gente solo se saluda diciendo "Cristo ha resucitado" y ofrece vodka y platillos tradicionales.

El cementerio en Rizana está compuesto casi exclusivamente por tumbas familiares de entre cuatro y seis metros de ancho. La mayoría están equipadas con losas de granito negro y tienen grabada una imagen del difunto, a veces como adolescente, a veces más grande. A menudo, en la lápida también se muestra algo que el difunto amaba en la vida: una motocicleta, un automóvil, una cámara o una foto de la provincia donde nació: Sukhumi o Batumi en Georgia, Trabzon o Ordu en Turquía.


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También suele haber dos o tres estatuas, aunque no todas las tumbas son de personas adineradas. Muchas están pavimentadas con azulejos comunes y alfombra de plástico, grava fina o simplemente una cruz de madera y una vela. Pero eso sí, todas están cuidadosamente arregladas.

"Somos gente ordinaria y honrar a nuestros ancestros es muy importante para nosotros. Hoy en día, ya no vienen tantos familiares como antes. Muchos pónticos se fueron a trabajar a Alemania o no les alcanza para viajar desde Salónica. Aunque la asociación ofrece un autobús para ese día", dijo Stefanos Oflidis.

Oflidis es un técnico dental que vive actualmente en Salónica. Llegó en 1991, después de dejar la provincia georgiana de Sujumi, poco antes de que estallara la guerra civil entre Abjasia y Georgia. "Siempre quisimos regresar a Grecia porque escuchábamos las historias de nuestros abuelos, cuyos corazones nunca abandonaron el país. Mi abuelo fue uno de los griegos que deportaron los soviéticos en 1949. Lo llevaron del Mar Negro a las estepas de Kazajstán. Cuando lo subieron al tren, él creyó que lo iban a mandar de regreso a Grecia. Pero después de unos días, al ver el amanecer, se dio cuenta de que el tren iba hacia el este".